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  • Suman al mar Mediterráneo como “Zona de Control de Emisiones” para el transporte marítimo

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/04/2025 16:31

    El mar Mediterráneo representa una de las rutas marítimas más transitadas del planeta, concentrando alrededor del 20% del comercio marítimo global (Foto: Shutterstock) A partir del 1 de mayo de 2025, el mar Mediterráneo será oficialmente designado como Zona de Control de Emisiones para óxidos de azufre (SOx) y material particulado. La medida, impulsada por la Organización Marítima Internacional (OMI) en el marco del Anexo VI del Convenio MARPOL, obliga a los buques que transiten por esta zona a utilizar combustibles con un contenido de azufre no superior al 0,10%. Este cambio regulatorio tiene como objetivo mejorar la calidad del aire en las regiones costeras mediterráneas, donde habitan millones de personas, y reducir significativamente las emisiones contaminantes derivadas del transporte marítimo. Pero también representa un nuevo desafío para el comercio exterior: las empresas logísticas deberán adaptarse a mayores exigencias operativas, con impacto directo en tiempos, rutas y costos del transporte marítimo global. El Mediterráneo, eje del comercio mundial El mar Mediterráneo representa una de las rutas marítimas más transitadas del planeta, concentrando alrededor del 20% del comercio marítimo global. Esta extensión conecta Europa, Asia y África, funcionando como una arteria clave para el transporte internacional de bienes. La alta densidad de tráfico marítimo en la región convierte a esta zona en un punto estratégico para la aplicación de medidas ambientales. Cualquier cambio regulatorio en esta área tiene un efecto rotundo, tanto en la logística global como en la cadena de suministro de productos básicos, alimentos, medicamentos y tecnología. Los “scrubbers” como solución Los “scrubbers”, o sistemas de limpieza de gases de escape, permiten a los buques continuar utilizando combustibles convencionales al eliminar los contaminantes antes de que sean emitidos a la atmósfera. Esta alternativa pulveriza el agua o soluciones químicas sobre los gases de combustión para capturar el dióxido de azufre y otras partículas nocivas. Si bien su instalación representa una inversión considerable, este mecanismo ofrece una alternativa tecnológica para cumplir con las normativas sin necesidad de modificar por completo los sistemas de abastecimiento de combustible. Esta flexibilidad resulta clave para muchas navieras que operan con flotas de gran escala o en múltiples regiones del mundo. Zonas ECA en el mundo: una tendencia creciente Con esta incorporación, el Mediterráneo se suma a otras cuatro zonas del planeta que ya cuentan con regulaciones estrictas de emisiones marítimas: el mar Báltico, el mar del Norte, la costa de América del Norte (que incluye EE. UU. y Canadá) y el área del Caribe estadounidense, incluyendo Puerto Rico y las Islas Vírgenes. Estas regiones han demostrado ser eficaces para reducir la contaminación atmosférica proveniente del transporte marítimo. Diversos estudios han comprobado mejoras significativas en la calidad del aire y una disminución en la incidencia de enfermedades asociadas a la contaminación en sitios cercanos a estos corredores navieros. El Mediterráneo se suma a otras cuatro zonas del planeta que ya cuentan con regulaciones estrictas de emisiones marítimas (Foto: Shutterstock) Un impacto directo en la vida cotidiana Aunque puede parecer una medida técnica limitada al mundo marítimo, el impacto de esta regulación tendrá repercusión más allá de los puertos. Las emisiones de óxidos de azufre contribuyen a la formación de partículas finas que afectan la salud respiratoria y cardiovascular. La reducción de estas emisiones significa un aire más limpio para las ciudades costeras y una menor carga sobre los sistemas de salud pública. Además, se espera que la nueva norma reduzca la lluvia ácida y proteja los ecosistemas marinos y terrestres, que a menudo sufren los efectos de la contaminación atmosférica. Esta mejora ambiental tiene un efecto acumulativo positivo en la calidad de vida de las personas, el turismo y la agricultura en los alrededores del Mediterráneo. Consecuencias logísticas y económicas La implementación de esta medida implica una serie de desafíos para el sector logístico. El uso de combustibles con bajo contenido de azufre representa un incremento en los costos operativos de las embarcaciones. A esto se suma la posible necesidad de adaptar o reemplazar tecnologías en las flotas existentes. Además, estos cambios repercuten de forma indirecta en la economía general: los mayores costos del transporte marítimo podrían trasladarse a los precios finales de muchos productos importados. Esto afecta tanto a empresas como a consumidores, especialmente en regiones que dependen en gran medida del comercio marítimo para su abastecimiento. Un paso hacia un futuro más limpio El establecimiento del Mediterráneo como Zona de Control de Emisiones marca un avance significativo en los esfuerzos globales para reducir la huella ambiental del transporte marítimo. La medida se enmarca en una agenda internacional más amplia que busca equilibrar el crecimiento económico con la sostenibilidad y la salud pública. A largo plazo, esta iniciativa podría fomentar la innovación tecnológica y la adopción de soluciones más limpias y eficientes en toda la industria marítima. La transición no será inmediata ni exenta de costos, pero representa un punto de inflexión hacia un modelo de comercio más consciente del entorno y de las personas que lo habitan.

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