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» Misionesopina
Fecha: 24/04/2025 13:42
Misiones perdió casi 70 empresas constructoras en apenas un año, una cifra alarmante que refleja el impacto directo de las políticas de ajuste implementadas por el Gobierno nacional. Según el último informe del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC), la provincia pasó de tener 438 firmas constructoras activas en febrero de 2024 a apenas 370 en febrero de 2025, lo que representa una caída del 15,5%, una de las más pronunciadas del país. Solamente dos provincias perdieron un porcentaje mayor: La Rioja (-22,5%) y Tierra del Fuego (-21,2%), aunque ambas con una base de empresas significativamente menor. El dato no sorprende si se considera el escenario de paralización casi total de la obra pública nacional desde diciembre de 2023, cuando la nueva administración en Casa Rosada definió el recorte de las transferencias a las provincias, la suspensión de obras en ejecución y el congelamiento de nuevos proyectos de infraestructura. En Misiones, la construcción se había constituido en los últimos años en uno de los sectores dinamizadores de la economía, no solo por su capacidad de generación de empleo directo e indirecto, sino también por el efecto multiplicador que tiene en otros rubros como la provisión de materiales, transporte, maquinaria, servicios técnicos y profesionales. Hoy, ese entramado se encuentra en riesgo de desintegración. La desaparición de casi un centenar y medio de empresas no es solo una estadística fría: implica centenares de puestos de trabajo perdidos, obreros desocupados, técnicos sin proyectos y PyMEs al borde del colapso. Se estima que por cada empresa que cierra, al menos 10 puestos de trabajo directos se pierden, sin contar el empleo informal o transitorio tan frecuente en el sector. “El impacto del ajuste es brutal. Muchas empresas no pudieron sostenerse porque tenían su actividad atada a licitaciones públicas. Sin flujo de fondos, sin previsión de reactivación, no queda otra que cerrar o suspender actividades”, explicó al matutino colega Primera Edición un empresario constructor del norte misionero, que prefirió mantener el anonimato. Lejos de revertirse, las perspectivas para los próximos meses son incluso más negativas. La ausencia de anuncios concretos sobre planes de infraestructura, el deterioro del poder adquisitivo y la falta de crédito agravan un panorama sombrío. Además, el recorte en los fondos de vivienda, agua potable, caminos rurales y saneamiento supone el abandono de un modelo de desarrollo territorial equilibrado, con inclusión social. Golpe al empleo El panorama en Misiones refleja una tendencia nacional. Según los últimos datos del IERIC, en enero de 2025 se registraron 347.456 puestos de trabajo en la industria de la construcción a nivel país, lo que implica una disminución mensual del 0,4% y una caída del 2,9% respecto de noviembre. Más preocupante aún, el nivel actual está un 14,2% por debajo del promedio de los eneros de la década previa a la pandemia, superando únicamente los registros críticos de 2020 y 2021. El sector acumula ya siete meses consecutivos de caída interanual, con una variación de -6,2% en enero, la más baja desde noviembre del año pasado, pero que aún refleja un fuerte retroceso del empleo formal. Aunque algunas grandes constructoras incorporaron trabajadores –y elevaron su participación en el empleo sectorial al 10,3%–, no fue suficiente para revertir la tendencia general. A nivel territorial, la contracción del empleo fue mayoritaria. Solo nueve provincias lograron escapar de esa dinámica descendente. En el otro extremo, Santa Cruz (-43,5%) y La Rioja (-36,9%) encabezan la tabla de provincias con mayor pérdida de empleo formal. En Misiones, la construcción pasó de emplear 5.355 personas en agosto de 2024 a apenas 4.680 en enero de 2025, una baja del 14,1%. El dato resulta aún más dramático si se lo compara con el pico histórico del sector en la provincia, que alcanzó unos 12.000 puestos registrados hacia 2012. La pérdida de más de la mitad del empleo formal en poco más de una década revela el abandono progresivo de políticas de fomento a la construcción. Alerta para la economía real La caída generalizada de la construcción no es solo un indicador sectorial. Es una señal crítica para la economía real, que se queda sin uno de sus principales motores. La construcción no solo emplea a trabajadores con baja calificación, sino que moviliza cadenas de valor locales, impulsa la demanda interna y mejora las condiciones de infraestructura de las comunidades. En este contexto, las empresas constructoras de Misiones enfrentan una disyuntiva cruel: resistir en la incertidumbre o bajar la persiana. Muchas ya tomaron la segunda opción. “El mercado no construye escuelas en zonas rurales, ni hospitales en barrios vulnerables. Si el Estado se retira por completo, las provincias periféricas quedan abandonadas”, alertó un urbanista consultado. La destrucción del entramado constructor en la provincia es también una advertencia sobre el costo social de las decisiones macroeconómicas tomadas desde los centros de poder, con lógica de ajuste pero sin visión de desarrollo federal. Fuente: Primera Edición
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