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  • Sentido adiós: Una monja se salta el protocolo para despedir al papa Francisco - PLAZA DE MAYO

    CABA » Plazademayo

    Fecha: 24/04/2025 09:33

    Geneviève Jeanningros, la religiosa que conmovió al mundo al llorar junto al féretro del Papa Francisco, tiene un pasado marcado por el dolor y la lucha por la memoria. Es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas y desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar en Argentina (1976-1983). Mientras cardenales y obispos seguían el estricto protocolo en la Basílica de San Pedro, Jeanningros, amiga cercana del Pontífice, se acercó al ataúd y rompió en llanto. Su gesto, cargado de emoción y silencio, fue respetado por todos los presentes. «La enfant terrible», como la llamaba cariñosamente el Papa Francisco, ha dedicado más de cinco décadas a acompañar a comunidades marginadas en Ostia, Roma, especialmente a mujeres transexuales y feriantes. Su labor social la convirtió en un puente entre estos grupos y el Pontífice, a quien acercó a la realidad de estas personas llevándolas a las audiencias generales. Genevieve Jeanningros, la monja amiga del Papa, llora ante su féretro https://t.co/A1AJ2oFYKi pic.twitter.com/rviK1UGY40 — Europa Press TV (@europapress_tv) April 23, 2025 Durante la pandemia, junto al cardenal Konrad Krajewski, gestionó asistencia para personas en situación de vulnerabilidad extrema y logró que Francisco visitara el parque de atracciones de Ostia, donde bendijo una imagen de la «Virgen protectora del espectáculo ambulante y del circo». Pero su historia personal está marcada por el dolor de la desaparición de su tía, Léonie Duquet, en 1977. En 2011, testificó en el juicio contra Alfredo Astiz en Comodoro Py, donde el represor fue condenado por delitos de lesa humanidad. Su vínculo con Francisco fue profundo y constante. Además de visitas personales, asistía semanalmente a las audiencias papales, llevando consigo a grupos LGBT+, nómadas y artistas circenses. El lunes, en el último adiós al Papa, Geneviève Jeanningros expresó su dolor y amistad con un gesto sencillo pero conmovedor: unas lágrimas y una oración silenciosa, un testimonio de la profunda conexión que unía a la monja y al Pontífice. Una vida dedicada a los olvidados Geneviève Jeanningros, nacida en Francia, pertenece a la Congregación de las Hermanitas de Jesús y ha dedicado más de cinco décadas a trabajar con comunidades vulnerables en Ostia, a las afueras de Roma. Su hogar es una caravana, desde donde comparte su vida con feriantes, artistas de circo y mujeres transexuales, muchas de ellas en situación de prostitución. Su labor social la convirtió en un puente entre estos grupos y el Papa Francisco, quien la apodaba cariñosamente «la enfant terrible» por su carácter fuerte y su compromiso inquebrantable con los olvidados. Desde 2022, Geneviève acompañaba a personas trans y homosexuales a las audiencias generales del Papa, permitiéndoles experimentar la acogida de la Iglesia.

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