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  • “Mamá, el tío Jorge ya no está”: así se enteró la hermana del Papa Francisco de su muerte

    » tn24

    Fecha: 24/04/2025 14:00

    La muerte del Papa Francisco, ocurrida este lunes a los 88 años, conmocionó al mundo entero. Pero en el seno íntimo de la familia Bergoglio, el dolor fue más profundo, más humano. La única hermana viva del pontífice, María Elena Bergoglio, recibió la desgarradora noticia de la manera más silenciosa y cercana: de boca de sus propios hijos. José Ignacio Bergoglio, sobrino del Sumo Pontífice, relató cómo fueron esos primeros minutos tras confirmarse el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio. “Desde las 6 de la mañana, el teléfono no paró de sonar. Las notificaciones se multiplicaban y entendimos que teníamos que ser nosotros quienes le contaran a mamá lo que había pasado”, explicó en diálogo con Caracol Noticias. Una despedida en paz María Elena, de 77 años, recibió la noticia con la entereza de quien ama profundamente. “La abrazamos. Se aferró a la resignación de saber que su hermano descansa en paz y ya no sufre”, contó José Ignacio, quien también confesó que mantuvieron una comunicación fluida con el entorno del Papa durante sus últimos días. El último gesto de amor El Domingo de Pascua, apenas un día antes de morir, el Papa Francisco apareció por última vez en público. Sentado en su silla de ruedas, junto al balcón de la logia central de la Basílica de San Pedro, escuchó el mensaje “Urbi et Orbi” leído por un colaborador. Un llamado final a la libertad religiosa y a la paz, ante más de 35.000 fieles. José Ignacio lo miró con atención. “Al principio pensé que se estaba recuperando, pero después, al ver las imágenes otra vez, entendí: era una despedida. Estaba entregando su último mensaje de amor al mundo”, dijo conmovido. Un papa, un tío Más allá del pontificado, Francisco fue siempre el tío cercano, el que llamaba seguido, el que sabía escuchar y también retar cuando hacía falta. “Era auténtico. Podía hacerte reír con un chiste en la primera frase, pero también te marcaba los límites si era necesario. Lo hizo conmigo cuando no tomaba buenas decisiones”, recordó su sobrino. Y agregó: “Su vida fue una cadena de decisiones valientes. Desde superar una afección pulmonar de joven, hasta elegir entre el amor humano y su vocación por Dios. Y siempre eligió servir”. El legado continúa La vida sigue para los Bergoglio. La semana pasada, José Ignacio y su esposa supieron que esperan una nena. No llegaron a contárselo al Papa, pero sienten que, de algún modo, él ya lo sabe. “Mi deseo es poder transmitirle a mi hija las enseñanzas que él nos dejó: humildad, amor y servicio”, cerró emocionado.

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