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» Diario Cordoba
Fecha: 24/04/2025 08:53
Los cronistas de toda la provincia de Córdoba andan ultimando el encuentro anual, este año por tierras serranas de Hinojosa del Duque. Hace unos días, el presidente de los cronistas cordobeses José Rey, cronista de Montilla, explicaba la labor investigadora y no retribuida de estos hombres y mujeres apasionados de sus villas y ciudades, de aldeas remotas, de la comarca más paisajística, de la tierra. Ciertamente, sus corporaciones los nombraron por una manifiesta trayectoria, con investigaciones reconocidas y publicaciones solventes. Un cronista procura compartir el conocimiento y eleva la historia local a una tribuna popular. Los paisanos reconocen a sus cronistas, por sus obras los conoceréis. Y se desviven para que los locales y foráneos conozcan el rico patrimonio histórico artístico de la tierra natal o adoptada. Un legado a conservar y a divulgar, que por muy pequeño que pudiera parecer, es el más grande en el corazón y relación sentimental de cada ser humano con su pueblo. Apartado de chovinismo y fantasías patrias, debe imperar el rigor y una aplicación de la ciencia histórica, pero ello no resta mérito a quienes transmiten una cultura oral, leyendas, cánticos y relatos de noches inolvidables. En cada encuentro se suceden decenas de comunicaciones abreviadas, que luego verán la luz en la publicación que edita, cada año, la Diputación Provincial. La amplitud temática permite un viaje por la historia de España a través de los municipios cordobeses. Una fuente documental que ayuda a construir grandes temas de todas las etapas de la Historia. Compartimos un temario genuinamente local, que nos permite construir líneas transversales del conocimiento histórico. Si el colega de Aguilar de la Frontera estudia la evolución de los silos en su pueblo y otras localidades, contribuye a mejorar la investigación de los almacenamientos de trigo. Una ayuda imprescindible en objetivos, metodología, fuentes, bibliografía. Compartir el estudio, gozar y aprender con sus publicaciones y lecturas. Serían innumerables los ejemplos magníficos del aporte cultural que estas personas como hormiguitas van cultivando día tras día en los archivos municipales, parroquiales, señoriales... en sus despachos colmados de libros y desordenados como Quijotes de mil andanzas y aventuras. Una bendita locura que otorga la vida de vez en cuando. Al mismo tiempo, el encuentro nos invita a la convivencia, a conocer un pueblo y sus alrededores. El cronista local se desvive en mostrar la belleza de sus reconocibles monumentos, el buen comer y beber de sus bodegas, la excelencia de los productos locales y el acento inconfundible de cada solar. Hablamos, todos en andaluz, pero con una fonética particular que nos descubre a un palmeño de un lucentino, a un hinojoseño de un pontanés. De la Subbética al Valle de los Pedroches, de la campiña a la sierra y por medio el Valle del Guadalquivir; setenta y siete municipios donde un alma, o más, se desviven por abrir páginas de intrahistorias extraordinarias. *Doctor en Historia
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