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Parana » El Once Digital
Fecha: 23/04/2025 08:30
El anillo del Pescador es uno de los símbolos más poderosos del papado. Utilizado por el Papa Francisco durante sus 12 años como pontífice, este anillo no solo representa la continuidad de San Pedro, el primer papa y pescador de almas, sino también una práctica ritual que se mantiene desde el siglo XIII. Tras su fallecimiento a los 88 años, como indica la tradición, el anillo será destruido o desfigurado dentro del Vaticano. En su origen, esta medida buscaba evitar falsificaciones: el anillo y una pieza llamada bulla funcionaban como sellos oficiales. Para impedir que se usaran de forma indebida luego de la muerte de un Papa, ambos objetos se rompían públicamente. Aunque ya no tienen función administrativa, el ritual permanece. En el caso de Benedicto XVI, que renunció en 2013, no se destruyó el anillo, sino que se le grabó una cruz. El anillo del Pescador no es una joya cualquiera. Desde el siglo XIII, representa la autoridad del Papa sobre la Iglesia universal, y con él se han sellado históricamente documentos oficiales. En la misa de inicio del pontificado, es entregado al nuevo obispo de Roma como parte de los símbolos litúrgicos que acreditan su liderazgo, junto al palio episcopal. Así ocurrió en 2013, cuando Francisco recibió el anillo de manos del cardenal Angelo Sodano. Fiel a su estilo austero, Jorge Mario Bergoglio pidió que su anillo no fuera de oro macizo, como era costumbre, sino de plata dorada, como expresión de humildad. El Papa recibiendo su anillo del Pescador Lo usaba solo en actos oficiales, prefiriendo para el día a día un anillo simple de su etapa como cardenal. Al fallecer el Papa, el anillo debe ser anulado para evitar su uso indebido o la falsificación de documentos. Según establece el artículo 13 de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, el Camarlengo, actualmente el cardenal Kevin Farrell, es el encargado de realizar este acto simbólico, justo antes del cónclave. Su rol cobra especial importancia, ya que también supervisa la transición entre pontificados y declara oficialmente la "Sede Vacante", marcando el inicio del proceso para elegir a un nuevo Papa.
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