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  • Donatella Versace, la verdadera cara de la Medusa caída

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/04/2025 11:15

    Donatella Versace. / EPE Donatella Versace es la guerrera ninja de la memoria de su hermano Gianni, asesinado en la ciudad que encarna su filosofía de la moda, Miami. El rostro a punto de cumplir setenta años de la diseñadora caída se escruta con más minuciosidad que sus colecciones, es la verdadera cara de la Medusa que atrapa a los clientes de una marca desaforada, extravagante, exagerada. Nadie olvidará que llevabas colgado un Versace, te definirá como excesiva para siempre. De ahí el asombro ahora que la monacal Prada ha adquirido a su antítesis, por más de mil millones de euros en bolsos, la única arma que Europa puede contraponer a los tanques rusos. El minimalismo se zampa al barroco, el ayuno a la gula, el diseño comunista a las seguidoras de Trump en Mar-A-Lago. La diseñadora italiana Donatella Versace, de negro, junto a Carla Bruni (i), Claudia Schiffer (2-i) y Naomi Campbell (d), en un desfile en Milán, en 2017. / EFE Por designio profesional, Miuccia Prada es una monja, la Isabella Rossellini de ‘Cónclave’. En cambio, Donatella se ha fabricado unas facciones que riman con sus diseños, tal como ocurría con Yves Saint Laurent o Balenciaga. La gran hermana diminuta ya tiene cara de secuela de La sustancia. Ningún diseño alcanza la relevancia de sus rasgos faciales, que antes de la rehabilitación permanente apuntaban al rostro en italiano de Belén Esteban. No puedes dejar de mirar a la Medusa Donatella, se moja por la esclerosis, como todos los famosos que no sabrían distinguir la enfermedad del cambio climático. Graba la ceremonia al estilo Versace, tan concienzuda como su colección con Dua Lipa registrada en Ibiza. A saber, dos efebos impecables sacados de la pasarela en ropa interior esgrimen sendos búcaros de agua perfumada, que vierten delicados sobre la creadora comprometida. Las imágenes no permiten apreciar si el líquido contiene pétalos de rosas. "Si volviera, mi hermano me diría que no lo he hecho bien", le confiesa con sinceridad y subsidiariedad Donatella a Vogue. La revista de la impávida Anna Wintour inspiró El diablo viste de Prada, con sus colores sin matices, la exaltación del ‘greige’ y de la tierra. Si vistes de Prada, nadie se dará cuenta de que vas vestida. Con Versace, toda tu personalidad será absorbida por tu ropa. Salvo que te llames Jennifer López, clienta fiel. Las marcas casadas a la fuerza se asemejan en las vaguedades oratorias. Donatella comparte en italiano o en su inglés forzado la definición de una mujer ‘elegante pero sexy’, ‘segura de sí misma’. Es el mismo retrato que sirve para vender ropa en una gran superficie o en Milán, donde todavía residen los erosionados cuarteles generales de las marcas globales italianas. Donatella elige a Estados Unidos sobre la Italia de su Catania natal, con la misma espontaneidad que usa para decretar que ninguna mujer puede sentirse vestida si en su guardarropía no atesora unos pantalones de cuero negros. Solo reprocha a los norteamericanos la pertinacia en pronunciar mal su marca, que allí traducen por versachi’ frente al original ‘versache’. El lujo está en el detalle. Pese a su aire fiero, la heredera por defunción del creador ha domesticado a Versace, la misma tentación que le hubiera asaltado al hermano de Coco Chanel. Con todo, vestir un Donatella integral sigue siendo más atrevido que un desnudo integral. Aquí reside tal vez la clave de la venta forzosa del imperio, y le sobraban los pretendientes antes de que sus ejecutivos le impusieran una absorción en las antípodas estéticas. Entre las marcas que se niegan a consolidarse, Giorgio Armani se queda solo a los noventa años y en plena forma, según demostró la última pasarela de los oscars. La estirpe Versace siempre pareció una deformación del diseño clásico italiano, el deseo de llamar la atención que Donatella refuerza con las sesiones diarias de gimnasia a las que atribuye virtudes taumatúrgicas. La diseñadora de moda Donatella Versace (d). / EFE En la polémica del postmoderno Lipovetsky de La era del vacío contra el racionalista Finkielkraut, se debatía la concepción sacrílega de que unas botas de Charles Jourdan podían ser más valoradas que los sonetos de Shakespeare. Hoy suena incluso a broma discutir la inversión jerárquica. Con el tiempo, la belleza no se contrapone a la fealdad sino a la crueldad, y aquí aflora Donatella como un personaje sobrepasado por el papel que le han obligado a interpretar, como sus contemporáneos Joe Biden o Kylian Mbappé. Saben que están condenados a defraudar. Mucha menos gente amaría a Donatella si no se apellidara Versace, pero con el cambio de timón le niegan hasta el uso del apellido. Contra sus críticos, más de mil millones de euros avalan su trayectoria diseñadora, y sobre todo vendedora pese a la sequía actual. Cabe recordar que Gianni murió en otro siglo, y era después de Tina su segundo hermano en fallecer antes de tiempo. La clave de la moda europea consiste en engañar a los chinos como si lo fueran, pero se ha caído el tinglado.

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