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Parana » ER 24
Fecha: 22/04/2025 07:40
Mientras estalla el escándalo por la licitación trucha, Bastián se va a tomar mate con Michel En lugar de dar explicaciones por una adjudicación amañada que le costará $21 millones al pueblo de San José, el intendente Gustavo Bastián se pasea con Guillermo Michel, viejo operador del Massismo y especialista en blindajes políticos. Las imágenes no mienten. Mientras los vecinos de San José se enteraban con indignación de que el municipio rechazó ofertas millonarias para beneficiar a una empresaria amiga del poder, el intendente Gustavo Bastián posaba sonriente tomando mate con Guillermo Michel, emblema del blindaje judicial y uno de los hombres más oscuros del esquema Bordet–Kueider en Entre Ríos. La licitación que desató la bronca popular es la N.º 03/2025, destinada a concesionar el kiosco y cafetería del Complejo Termal Maximiliano Tarabini. En esa licitación, se desestimaron ofertas de $57 millones y $48 millones, adjudicando el servicio a Laura Martín, quien ofreció apenas $35.706.720 y mantiene una relación directa con Anabella Lubo, esposa de Bastián y funcionaria clave de su gabinete. ¿El resultado? Un perjuicio directo al patrimonio público de más de $21 millones, que podrían haberse destinado a mejorar escuelas, calles, servicios o salud pública. Pero lejos de dar explicaciones, convocar a una conferencia de prensa o pedir auditorías, Bastián decidió escabullirse entre mates y sonrisas con uno de los principales operadores del poder provincial. La imagen de Bastián junto a Michel no es un dato menor: Michel está señalado por sus vínculos con el armado de causas judiciales, las mesas de impunidad y el control político del Ministerio Público Fiscal y el Tribunal de Cuentas, órganos que deberían investigar justamente este tipo de maniobras turbias. Mientras en San José crecen los reclamos por la entrega de una licitación a dedo, Bastián se muestra blindado, confiado, casi provocador. No hay gesto de arrepentimiento, ni preocupación institucional. Solo una postal: mate en mano, al lado de un operador que sabe cómo apagar incendios… al menos por un rato. Porque lo que Bastián parece no entender es que esta vez no se trata de una interna partidaria, ni de un problema de comunicación: se trata de millones de pesos perdidos y de un pueblo que ya no tolera que le roben en la cara.
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