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  • La historia de Francisco, el Papa del fin del mundo

    Concepcion del Uruguay » La Pirámide

    Fecha: 21/04/2025 09:55

    El 13 de marzo de 2013, el mundo vio surgir una figura inesperada en el balcón de San Pedro. Con voz suave y una mirada que rompía protocolos, el recién elegido Papa Francisco se presentó con un gesto inédito: pidió que el pueblo orara por él antes de dar su bendición. Desde entonces, nada fue igual. Doce años después, Jorge Mario Bergoglio —el primer Papa latinoamericano, jesuita y argentino— ha marcado el pulso de una Iglesia en salida, profética, profundamente evangélica y humana. Su pontificado no solo ha sido una revolución pastoral, sino también espiritual, ecológica, social y eclesial. Esta nota recorre, paso a paso, la profundidad de un legado que ya forma parte de la historia. Documentos que marcaron una época 1. Evangelii Gaudium (2013) La hoja de ruta de su pontificado. Francisco pide una Iglesia que salga, que no tenga miedo de ensuciarse en la calle. Con frases memorables y propuestas concretas, plantea una reforma pastoral que pone el Evangelio en el centro. 2. Laudato Si’ (2015) Una encíclica profética sobre el cuidado de la casa común. Su propuesta de “ecología integral” sacudió conciencias más allá del mundo católico y lo posicionó como una de las voces morales más respetadas a nivel global. 3. Amoris Laetitia (2016) Un canto a la belleza de la vida familiar, pero también un llamado a la misericordia y al discernimiento. Francisco no idealiza, acompaña. Abre caminos nuevos para realidades complejas. 4. Fratelli Tutti (2020) Una encíclica sobre la fraternidad humana. En un mundo dividido, el Papa habla de puentes, de samaritanos contemporáneos, de política con ternura y dignidad humana sin fronteras. Una reforma desde adentro La reforma de Francisco no se agota en documentos. Ha impulsado una renovación real en: La Curia romana: con más transparencia, control financiero y sinodalidad. El rol de la mujer: promoviendo su participación en cargos claves, como nunca antes. El Sínodo como estilo de Iglesia: no solo como evento, sino como camino para escuchar y discernir en comunidad. La descentralización: reconociendo el valor de las Iglesias locales y el magisterio de los obispos. Un líder global en los márgenes Francisco ha hablado donde otros callan: En Myanmar, Irak y Sudán del Sur, llevando paz donde hay guerra. En Lampedusa, llorando por los migrantes muertos. En la pandemia, solo en una Plaza San Pedro vacía, implorando por la humanidad. En la ONU y foros internacionales, denunciando la cultura del descarte, el armamentismo y la indiferencia. Gestos que gritan Evangelio Francisco no solo predicaba: actuaba Lavó los pies a mujeres, y presos. Abrazó a enfermos que otros evitaban. Recibió con ternura a personas trans, a víctimas de abuso, a descartados de toda clase. Viajó donde nadie quería ir. Se alejó en la residencia de Santa Marta y se negó a vivir en las habitaciones y comodidades que hasta ese momento, utilizaban los anteriores Papas, no fue un gesto menor Espiritualidad profunda y sencilla No hay espectáculo. Hay profundidad. Devoto de San José, la Virgen Desatanudos, y Teresa de Lisieux. En sus homilías diarias, bajaba el Evangelio al corazón del pueblo. Hablaba de lo esencial con palabras simples: misericordia, ternura, perdón, alegría. Un legado abierto: la Iglesia en salida Su mayor legado no estará en sus gestos ni documentos, sino en su estilo: una Iglesia que escucha, que abraza, que acompaña. Que no se cierra en debates estériles, sino que pone al pobre, al pecador, al último… en el centro. Francisco ha dicho: “Prefiero una Iglesia accidentada por salir, que enferma por encerrarse”. Y eso vivió. Sin temor al conflicto. Con amor firme. Con una fidelidad al Evangelio que no depende de aplausos. Figura para el corazón de la historia Pocas veces en la historia moderna un Papa ha sido tan amado, tan discutido, tan visible y tan necesario. Francisco no buscó conquistar con poder, sino con ternura. No predicó desde arriba, sino desde adentro. Caminó con los pobres, con los pueblos olvidados, con las periferias del alma. Su pontificado fue una herida abierta al mundo para que el Evangelio entre con fuerza. Su estilo no encajaba con estructuras rígidas, y por eso molesta a muchos. Pero conmueve a millones. En tiempos de muros, él construyó puentes. En tiempos de odios, sembró diálogo. En tiempos de superficialidad, mostró profundidad. En tiempos de división, abrazó la unidad sin uniformidad. Ha sido un Papa que no deja indiferente. Un testigo de lo esencial, hoy lloramos su muerte El Vicario de Cristo número 266 Francisco, a los 88 años, se ha ido, dejando un legado marcado por reformas y un estilo pastoral cercano. Fuente: Catolic.ar

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