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  • María José Ruiz, la pintora montillana que le regaló un cuadro al papa Francisco: "Fue mágico"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 21/04/2025 09:42

    Un cuadro de San Juan de Ávila, obra de la pintora montillana Maria José Ruiz López, cuelga de las paredes de la capilla principal del Pontificio Colegio Español de San José, en Roma. La artista, junto al obispo, Demetrio Fernández, su familia, quien para ese momento era el alcalde de Montilla, Federico Cabello de Alba, y quien fuera el rector de la basílica pontificia de San Juan de Ávila en Montilla, José Félix García Jurado, entregaron la obra en las manos del Papa, en el año 2015. María José Ruiz recuerda el momento "como una ceremonia mágica". La muerte del papa Francisco, a pesar de su enfermedad, ha sido inesperada para muchos. Entre ellos la pintora María José Ruiz, que recuerda con mucha emoción su encuentro con el pontífice, en el año 2015. El regalo del cuadro de san Juan de Ávila al Papa fue una donación de la artista a su pueblo, Montilla, y es una obra plagada de detalles y colores, muy cuidada, más grande de lo que le pidieron que fuera, donde se ve a un san Juan de Ávila de pie, en un patio, ataviado con una capa pluvial. Es un cuadro que el Papa consideró que "estaba muy bien pintado", tal y como se lo dejó saber a la pintora. Cuando a Ruiz le llegó la petición de pintar este cuadro, el Papa era Benedicto XVI, pero en los meses siguientes la fumata blanca en el Vaticano anunciaba un nuevo Papa, Francisco, por lo que el cuadro finalmente fue recibido por el argentino, que lo bendijo. "Conocimos en persona al Santo Padre con la delegación y mi familia, con mis sobrinos. Lo recuerdo como una ceremonia mágica, con el momento culmen donde aparece el Papa de blanco radiante", comenta la artista a este periódico. Hizo el cuadro pensando en Benedicto XVI, en su sentido de la estética, y finalmente fue recibido por Francisco, un pontífice quizás "más sencillo", que supo sin embargo valorar lo elaborado de la pieza: "le gustó muchísimo", asegura. Anécdota Como anécdota curiosa, la pintora recuerda que en el gran altar que se monta en la plaza, y cuando el Papa sale a saludar a los feligreses, no iban a poder coincidir con él, pero ante el llanto de sus sobrinos, el jefe de protocolo decidió hacer algunos cambios diciendo: "no podemos dejar que los niños lloren". Hubo una ceremonia y una cena especial y Ruiz no duda en afirmar que "se portaron divinamente conmigo". La artista, que guarda en sus memorias especialmente este momento, asegura que no esperaba despertar hoy con la muerte del papa Francisco, pues justo ayer apareció en San Pedro para la bendición Urbi et Orbi, lo que María José Ruiz considera ahora que fue "un último esfuerzo en su bondad para esa última bendición".

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