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  • Del calor misionero a entrenar en un domo por la nieve

    » Elterritorio

    Fecha: 20/04/2025 09:52

    Darío Labaroni tuvo su experiencia internacional como DT en Finlandia. Conoció un fútbol distinto y una manera de ver la vida completamente diferente domingo 20 de abril de 2025 | 6:05hs. Labaroni convivió con un fútbol muy físico y trato de ponerle su marca. En el verano de 2022, en el verano del hemisferio sur, Darío Labaroni armó las valijas y se tomó varios aviones para ir hasta Finlandia. De Argentina a Francia, a París. De la capital gala a Helsinki, la capital de Finlandia. Ese no era el destino final del entrenador. Desde la capital finesa se tomó un tren bala y llegó a Oulu, el destino final. Salió de Misiones con calor y llegó a Oulu con temperaturas bajo cero y nieve. Mucha nieve. “No sabía ni dónde estaba, lo tuve que buscar en el mapa”, reconoció el entrenador sobre la propuesta que le llegó. “Yo llego a través de un empresario de Santa Fe, que había seguido mi campaña en Atlético San Jorge. El proyecto era lindo. La idea era llevar algunos argentinos, ascender, porque era tercera, pero allá la mitad tienen que ser fineses y seis tienen que jugar al menos 10 minutos”, recordó sobre la propuesta. Labaroni arrancó a laburar, pero poco a poco se encontró con distintas vicisitudes que tuvo que sortear. El clima, claro, era un condicionante. No se podía entrenar en cualquier lugar y tampoco en cualquier momento. ¿El idioma? Una barrera siempre complicada, pero el argentino siempre tiene algo distinto, se acostumbra rápido, aunque lo cultural también cuesta. “Cuando llegué a las 15 era de noche y recién salía el sol a las 10 del otro día, te volvías loco. Tenía a un profe que sabía inglés, dos jugadores que sabían inglés y después una vez que desarrollábamos los trabajos ya me entendían”, contó el misionero por adopción. “Allá terminabas de trabajar y listo. Hicimos que tuviesen la costumbre de juntarse. Es todo muy frío, como el clima. A mí se me hacía difícil. Un día organicé una cena en la casa de unos chicos argentinos, íbamos en bici y se me congeló la rueda de atrás. Una locura”, repasó. Hoy lo puede decir con humor, pero fueron seis meses complicados porque Labaroni estaba lejos de su familia, con un hijo pequeño, y en un lugar del mundo muy distinto. Es cierto que la experiencia, la primera como entrenador fuera del país era un paso importante, era poder medirse y saber que estaba a la altura. El fútbol también era distinto. Muy físico, no tanto juego y eso al ex entrenador de Guaraní no lo convencía tanto. “Terminé jugando con todos chicos (del club) e impusimos respeto. Mucha dinámica, mucho choque. Por eso nosotros sorprendimos”, valoró sobre el juego que logró el Oulun Työväen Palloilijat (OTP). Labaroni dirigió en todas las categorías del fútbol argentino. Se hizo un nombre como jugador y también una carrera de la línea de cal hacia afuera. Pero en Finlandia tuvo que adaptarse a cosas que no le habían sucedido, a las que no estaba acostumbrado. “Todas las canchas son del Estado. En diciembre se piden las canchas, se piden. Me pasó que llegamos un día y adentro del domo, son canchas cubiertas por el frío, había dos personas con seis pelotas pateando y no podíamos entrar. El horario que cada uno tiene es sagrado”, contó. Esas vivencias del día a día, de la rutina, lo marcaron. A eso hay que sumarle que el idioma era una barrera y, entonces, los días de partido se complicaba. “Los árbitros no están acostumbrados a que el DT hable, proteste, ellos son muy formales”, recordó, pero ponderó que “el argentino tiene mucha capacidad de adaptarse, de hacerte entender, de poder dirigir”. “Lo que más me sorprendió es que en un partido de visitante lo ganábamos 1-0, a los 30 segundos, a los 10 minutos ganábamos 2-0 y a los 30’ penal para nosotros. El capitán le dice no fue penal y no cobró. Insólito”, contó el DT. ¿Qué hacía en ese tipo de situaciones? “Te tenés que dejar llevar, es parte de cómo son ellos y no podés ir en contra de eso”, analizó Labaroni. Aparecieron otras ofertas para quedarse: “Me ofrecieron ir a Kokkola, pero yo puse en la balanza otras cosas. Con 10 años menos, sin un hijo chico quizás sí, pero hoy no. Hoy disfruto de mi hijo y trato de estar contento”. “Extrañaba la familia, el día a día con la familia. Me ofrecieron dos años para implantar la ideología sudamericana en otro club, pero yo me quería volver”, confesó. Labaroni disfrutó de poder medirse en otro fútbol, de hacer la experiencia internacional, de poder conocer, como se dice habitualmente, “otro mundo”. Un lugar en el que todo es distinto y que te propone desafíos dentro y fuera de la cancha. Supo adaptarse rápido, comprender qué tenía que hacer para que esa chance se convierta en una experiencia única, en todo sentido. Compartí esta nota:

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