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  • «La obra de ampliación del museo nos dará una visión de conjunto del Teatro Romano»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 20/04/2025 06:26

    -Llegó usted al Museo Arqueológico de Córdoba tras el cese de su antecesora, María Dolores Baena, una salida traumática, con denuncia de por medio, que llevó a la Junta a abrir un proceso para seleccionar a una sustituta. ¿Cómo fue ese aterrizaje y el recibimiento del equipo? -El equipo del museo está formado por grandes profesionales que tienen mucha experiencia y yo la verdad es que estoy muy contenta con el trabajo que realizan y con su rendimiento, por lo que intento siempre ir de la mano de ellos que conocen muy bien la institución y trabajar de forma colaborativa. -Inició su carrera en intervenciones arqueológicas. ¿Qué le atrajo de un museo como este? -Desde que acabé la carrera de Historia en 2002, he trabajado en el ámbito del patrimonio. En 2018, entré en Función pública con actividades arqueológicas para el servicio de bienes culturales, realizando labores de inspección de actividades principalmente y tras cinco años, quise dar el salto a una institución museística, aprovechando además el programa de líderes emergentes, del que formo parte, destinado a desarrollar competencias directivas. Pensé que no podía haber mejor sitio que un museo como este que tiene una de las colecciones romanas más importantes, al haber sido capital de provincia, y con un periodo de grandísimo esplendor como la época califal. Además, este no es solo un museo que tenga colecciones, sino que en el sótano del edificio se conservan los restos de un yacimiento del teatro romano más grande de Hispania y el segundo más grande conocido del imperio, así que este destino tenía muchísimos atractivos. Irene Maclino, director del Museo Arqueológico de Córdoba. / Manuel Murillo -¿Qué prioridades se marcó cuando se puso al frente de esta nave? -No son prioridades personales. En el museo, trabajamos siguiendo directrices de la Consejería de Cultura y en coordinación con la delegación territorial. Cuando llegué, alguna prioridad venía ya marcada por las circunstancias como el acontecimiento de la llegada inminente de los efebos y había que trabajar mucho en ello y tenerlo todo a punto. Aparte, la Consejería está muy volcada en la difusión por lo que estamos trabajando mucho en dar más visibilidad y proyección social al museo. -¿Qué balance hace de este primer año y qué objetivos se plantean de cara al futuro? -El balance es muy positivo, estoy muy contenta a nivel personal y profesional, el equipo se está consolidando y en este tiempo hemos puesto en marcha el Programa Educativo, con unas jornadas en las que participó el profesorado del CEP de Córdoba, que está llegando a muchos centros. El curso pasado, pasaron por el museo más de 600 alumnos. Este año, seguimos trabajando con los centros dando apoyo a medida de cada grupo, de cada profesor y cada asignatura antes durante y después de la visita. No se trata de una visita puntual, sino que trabajamos contenidos y talleres concretos para hablar no solo de historia sino de química, de matemáticas. Este año, hemos arrancado también el proyecto Museo Inclusivo, con el que queremos acercarnos a nuestros mayores que son muy importantes aunque a veces los olvidamos. Queremos que tengan aquí su sitio, que vengan y si tienen dificultades para desplazarse, nos ofrecemos para acercarles el museo. Hemos empezado atendiendo a todo tipo de colectivos con problemas de movilidad reducida, sordoceguera, adaptando las visitas a todo tipo de públicos. Y en esta línea, el año pasado iniciamos también el ciclo Mujer y museo para que se conozca y se reconozca la labor de las mujeres investigadoras. Tenemos buenísimas investigadoras en Córdoba que están muy interesadas en el museo y queremos dar a conocer el patrimonio del museo a través de las investigaciones que están realizando. -Usted está especializada en arqueología romana. ¿Qué parte del pasado cordobés se está investigando más? -En el museo, tenemos una buena representación de la época romana, hay mucha investigación relacionada con esta época. Las universidades son las que van planteando las directrices y las incógnitas. En este momento, además de todo lo relacionado con la época andalusí, hay mucho interés por la prehistoria, el calcolítico y la época prerromana, con varias líneas abiertas. Quizás sea esa etapa la más desconocida. Aquí, no hacemos investigación directa, estudiamos nuestras colecciones, pero sobre todo, damos soporte a los investigadores. El año pasado, entre consultas y estudios de los depósitos del museo, tuvimos a una treintena de investigadores. -Hace unos días, el Pleno del Ayuntamiento instaba al Gobierno a impulsar la obra de rehabilitación y ampliación del museo. ¿En qué momento está ese proyecto, qué plazos hay y hasta qué punto urge esa intervención? -Este es un museo de titularidad estatal que gestiona la Junta de Andalucía. Al ser estatal, dependemos de la financiación del Ministerio para la rehabilitación del Palacio de los Páez de Castillejo, son ellos los que tienen la información del proyecto. Nosotros estamos deseosos de mantener una reunión técnica para que nos expliquen con detalle lo que se va a hacer. Sabemos que el arquitecto es Fernando Pardo, que su estudio es maravilloso y que tiene mucha experiencia en arquitectura de museos y estamos encantados con eso. De momento, no sabemos nada de plazos. En cuanto al museo, esa intervención nos permitirá contar con más metros para exposiciones y para ofrecer una visita más placentera. Además, tendremos más metros para trabajos internos, todo lo que no es exponer piezas como restauración, conservación, inventario... Lo que urge es recuperar el edificio para la ciudad porque ahora solo se pueden visitar los patios del palacio, que no solo sirven como disfrute, sino que alojan algunas piezas de gran formato y mosaicos, pero las salas expositivas están cerradas. De los 4.600 metros útiles del palacio, unos 2.000 serán para espacios expositivos. -¿Hay muchas piezas que no se exhiban por falta de espacio? -Hay piezas que no están en exposición, pero es normal. Un museo arqueológico tiene un crecimiento constante de su colección por las excavaciones arqueológicas que se van sucediendo en la ciudad. Las excavaciones arqueológicas están reguladas y las piezas que se recuperan se depositan en el museo y forman parte de la colección como bienes demaniales. En la mayor parte de los museos arqueológicos, entre el 80 y el 90% de sus fondos no se exponen porque no son piezas musealizables, no tienen valor comunicativo, hay miles de fragmentos que tienen interés para la investigación, pero no valor expositivo. -¿Qué aportaría la obra a la difusión del Teatro Romano ? -Ahora mismo se visitan los restos y hay además vídeos interactivos y explicaciones que nos ayudan a imaginar cómo era el teatro, pero sin duda, cuando recuperemos el Palacio de los Páez de Castillejo podremos ampliar la visión del yacimiento en su conjunto, para hacernos una idea de su envergadura, de su importancia y de cómo se insertaba en la ciudad. Siendo visionaria, podremos investigar más porque tendremos acceso a los restos. Nosotros hacemos mucho hincapié en que este museo no solo tiene colecciones, sino que incluye un yacimiento, lo cual es algo que, estando en un museo arqueológico, es un auténtico privilegio. Visita guiada al Museo Arqueológico de Córdoba. / Manuel Murillo -Los datos hablan del interés por la arqueología. El año pasado, el museo fue el quinto recinto andaluz con más visitas de enero a julio con 61.955 usuarios. ¿Qué piezas llaman más la atención? -Nosotros no nos queremos obsesionar con el número de visitas, buscamos que haya calidad en lo que ofrecemos y estamos muy interesados en fidelizar al público, queremos que el cordobés vuelva al museo y que siempre haya cosas nuevas que ofrecerles, exposiciones temporales, conferencias, visitas tematizadas... Queremos ser de su interés. Por supuesto, los efebos de Pedro Abad han sido el gran acontecimiento, ha venido muchísima gente preguntando por ellos, incluso después de que acabara la exposición temporal. Querían saber si se podían ver y hay que decir que sí, porque forman parte de la exposición permanente del museo. El vídeo que cuenta la historia de los efebos y su función en una casa también permanece en el museo. Acabó la exposición sobre las técnicas de fabricación, la comparación con otros efebos... Las visitas subieron mucho por el programa de talleres paralelo y las jornadas científicas en torno a los bronces romanos, en las que recibimos a los mejores especialistas en la materia, que tuvieron mucha participación. -¿Las visitas y talleres se llenan habitualmente? Sí, siempre. Hay actividades abiertas y otras con reserva por el aforo, pero siempre tenemos lleno. -¿Está previsto que los efebos salgan a otros museos? -De momento, no ha habido solicitudes, pero no es algo que tengamos previsto porque son muy sensibles a los cambios de humedad relativa y temperatura y tienen que estar en lugares estables. No hace ni un año que están en el museo y tenemos que hacer un balance y una valoración de cómo van reaccionando aunque han sido tratados y estén estables. Tenemos que cuidarlos mucho y los movimientos no son lo más idóneo. Irene Maclino junto a uno de los efebos de Pedro Abad. / Manuel Murillo -Los efebos son ahora la joya de la corona en el museo. ¿Cuál es la trascendencia de estas piezas para quienes no las hayan visto aún? -Aparte del valor formal y del valor artístico, que es evidente, en cuanto a calidad, aportan muchísima información, son un documento histórico que nos sirve para saber cómo se fabricaron, el momento en que estuvieron en uso. El hecho de que se hayan conservado dos piezas permite hacer un análisis comparado entre ambas esculturas que además tienen un gran valor inmaterial, comunicativo y didáctico que permite su musealización. De ahí la importancia del proyecto de investigación realizado en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y que ha permitido ponerlos en pie. Los efebos llegaron al museo tumbados en camillas como si estuvieran enfermos, con fracturas y no se podían poner de pie, pero han vuelto estables y gracias a eso están expuestos. -¿Hasta qué punto la tecnología está siendo clave para la recuperación del patrimonio arqueológico? -Las nuevas tecnologías están siendo una herramienta fundamental para el conocimiento. Todos sabemos lo que aportan a la difusión gracias a la realidad virtual, la realidad aumentada... Nos ayudan a hacernos una idea de cómo era nuestro pasado, a comprender la funcionalidad de algunas piezas que ya no se usan, pero el gran salto tiene que ver con la aplicación en el ámbito de la investigación. En este sentido, la Universidad de córdoba, de la mano de Carlos Márquez, está haciendo avances muy importantes uniendo piezas sueltas inconexas e incluso depositadas en instituciones diferentes para hacer modelos virtuales o recrear cómo sería una escultura o un elemento arquitectónico, lo que supone un avance importantísimo. -¿Qué otras piezas destacaría de las que están expuestas? - Yo destacaría por ejemplo el Tesoro de la Amarguilla que está en préstamo temporal en el museo de Baena porque es algo singular, único y riquísimo y ha llevado aparejadas una serie de investigaciones con las que se han recuperado piezas que ahora podemos disfrutar. -¿Hay alguna exposición temporal próxima a la vista? -Estamos trabajando en una exposición de calado que daremos a conocer más adelante, pero con el ciclo Mujer y museo, hacemos una conferencia al mes con una investigadora y exhibimos piezas inéditas recién restauradas o investigadas. Son exposiciones pequeñitas de carácter mensual. Ahora está la exposición de los azulejos de la Capilla de San Bartolomé en la vitrina 0, al lado del mostrador de información, y la semana pasada hubo una conferencia de Rafael Jurado sobre los alabastros ingleses que están en exposición temporal en la entrada. Taller didáctico en el Museo Arqueológico de Córdoba. / A. J. GONZÁLEZ -Acudir a un museo es una práctica cada vez más alejada de la juventud, ¿de qué manera intentan atraer su interés? -En el programa educativo llegamos hasta secundaria y mostramos cosas más cotidianas y atrayentes. Hay mucho por trabajar en ese sentido porque conseguir que vengan por interés propio es complicado. -¿Por qué debe venir a este museo un turista que visite Córdoba? -Porque de aquí se llevará una idea muy acertada de lo que fue y lo que es Córdoba, de su riquísimo patrimonio. No solo adquirirá conocimientos sobre los orígenes y sobre su identidad, sino que va a poder disfrutar aprendiendo. Este museo tiene un programa de difusión que busca tanto el disfrute como el aprendizaje. Suscríbete para seguir leyendo

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