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» AgenciaFe
Fecha: 17/04/2025 06:17
Durante su visita al programa Perros de la calle, conducido por Andy Kusnetzoff en Urbana Play, Lali Espósito sostuvo una conversación que expuso con claridad las tensiones que enfrentan las figuras públicas cuando deciden expresarse sobre temas sociales y políticos. Acompañada en la charla por el psicólogo Gabriel Rolón, la cantante reflexionó sobre el impacto que tiene alzar la voz, tanto hacia afuera como hacia adentro, y puso en palabras un conflicto que muchas veces se vive en silencio. Lali Espósito habló de las opiniones públicas de los artistas (Video: Perros de la calle, Urbana Play) Al referirse al costo de manifestar públicamente sus ideas, Lali afirmó que “los silencios también tienen un costo”, y no se limitó a considerar únicamente las consecuencias externas de una declaración. Para ella, el hecho de expresar una posición conlleva un precio, pero el no hacerlo también implica una pérdida en términos de coherencia personal. “¿Vos decís que hay que expresarse o que decir algo o que aportar algo que te parece importante tiene un costo?”, le preguntó Kusnetzoff abiertamente. La respuesta de Lali fue contundente. “Claro y depende de las visiones. Yo creo que no hacerlo también tiene un costo”, señaló con énfasis. La artista apuntó que, en su caso, la incomodidad mayor surge del silencio, no de la palabra. “Para mí es más incómodo no hacerlo”, dijo sin dudar. En un momento de la charla, el conductor retomó la idea del precio a pagar por expresarse y ella aseguró: “A eso voy. Tiene un costo, tiene un costo”. La reiteración, lejos de ser un error, funcionó como subrayado de una verdad incómoda. Lali coincidió, pero amplió la mirada: “Los silencios. Esto es más romántico, tal vez, pero yo creo que los silencios también tienen un costo. Que al no decir nada, siempre hay una facturita y ni siquiera pública. No todo tiene que ver con el afuera”. Fue en ese punto que Rolón intervino para señalar que esa factura puede llegar de uno mismo. “Vos, con vos”, acotó Andy. “Factura contigo misma”, replicó Lali, dando cuenta de la dimensión íntima de esa incomodidad. Lali Espósito suele recibir críticas por sus opiniones, pero aun así no deja de hacerlas El testimonio cobró densidad cuando Lali explicó que su necesidad de hablar surge de la conciencia de pertenecer a una comunidad. “O sea, en lo personal me pasa que para mí es más choto no expresar algo que yo sé que repercute en la gente de la que soy parte. Yo no vivo en una nube de pe...”, expresó con crudeza, para luego agregar que incluso cuando no coincide con ciertas personas, las escucha e incorpora otras realidades: “Aprendo de aquel que no piense igual que yo”. En su intervención, la artista puntualizó que su empatía con determinados colectivos es lo que la impulsa a tomar posición. “Tengo que compartir humanidad con esa persona”, dijo, y luego fue más específica: “Sé cómo repercuten las cosas en mis amigos, en mis amigos putos, si nos queremos poner como más puntual”. En esas palabras se condensó una postura que excede la opinión personal y que se vincula con una ética del cuidado, del reconocimiento de los otros, y de cómo ciertas declaraciones —o su ausencia— pueden tener efectos reales en la vida de quienes integran grupos históricamente vulnerados. Lali no evitó admitir que, tras expresarse, suele recibir respuestas hostiles. “Después me va a venir algo que no es agradable”, admitió, aunque dejó en claro que ese costo resulta menor frente al daño que, en su perspectiva, podría generar el silencio. En un medio donde las declaraciones de los artistas son rápidamente amplificadas, interpretadas o tergiversadas, sus palabras marcaron una toma de posición clara, una defensa de la expresión pública como acto ético y político.
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