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Concordia » Hora Digital
Fecha: 16/04/2025 14:33
Casi en simultáneo con la difusión del dato oficial del Indec que ubicó la inflación de marzo en el 3,7 por ciento, el Gobierno nacional cerraba el pasado viernes un nuevo acuerdo paritario con los gremios estatales, que estipula una suba del 1,3 por ciento para ese mes y el mismo porcentaje para abril y mayo. El resultado: una caída acumulada del salario real de más de 4 por ciento solo en el primer trimestre de 2025. Sin embargo, este deterioro no es exclusivo del sector público. En el ámbito privado, la presión oficial para limitar los incrementos salariales al 1 por ciento mensual -con la advertencia de no homologar convenios que excedan ese techo- provocó que muchas paritarias arrojen pérdidas reales del orden del 3 por ciento promedio, y en algunos casos puntuales, de hasta el 6,8 por ciento. Ese escenario se vuelve más sombrío si se considera el panorama inflacionario proyectado para los próximos meses, luego de la eliminación del cepo cambiario y la implementación del nuevo esquema de flotación del dólar. De acuerdo con estimaciones privadas, la inflación de abril y mayo podría escalar hasta el 5 por ciento, con una moderación recién esperada hacia mitad de año. En este contexto, distintos sindicatos han comenzado a exigir la reapertura de negociaciones, advirtiendo que los aumentos acordados para abril y mayo quedarán muy por detrás del costo de vida. “La inquietud sindical por la pérdida del salario real, uno de los argumentos del tercer paro general que la CGT concretó el jueves pasado contra la gestión de Javier Milei, escaló tras conocerse el dato del IPC de marzo”, coinciden analistas laborales y referentes gremiales, que alertan sobre la creciente conflictividad. Gremios clave exigen renegociar ante la pérdida de poder adquisitivo Entre los gremios más afectados por los topes salariales se encuentran sectores estratégicos de la conducción cegetista. Camioneros pactó aumentos del 1 por ciento mensual para abril y mayo, Sanidad logró un 1,6 por ciento para abril y Alimentación firmó un 1,8 por ciento. En la misma línea, los trabajadores textiles cerraron un 1 por ciento para cada mes, los madereros un 2 por ciento, y UTEDyC firmó 2,4 por ciento para mayo y 2,3 por ciento para junio, sin incrementos para abril. La reacción sindical no tardó en llegar. “Estamos perdiendo todos muy feo. Vamos a pedir la reapertura y si el Gobierno no cede, habrá más conflictividad”, advirtió un dirigente de la CGT. Gerardo Martínez, líder de la Uocra, fue más allá y reclamó al Ejecutivo que respete la “libertad” de las paritarias. “Con una nominalidad cambiaria e inflacionaria mayor, los ingresos de la población se verán condicionados, en un marco donde la recuperación previa fue solo parcial”, advirtió también la Fundación Capital, que conduce Martín Redrado. Su análisis anticipa un impacto directo sobre el consumo y la actividad económica general. En tanto, desde ATE, que rechazó firmar el acuerdo estatal con subas de 1,3 por ciento mensuales, anunciaron un nuevo plan de lucha. “No le podemos dar tregua a un Gobierno que está perdiendo el consenso social. El daño que nos causaron a los estatales es irreparable”, lanzó Rodolfo Aguiar, secretario general del gremio. ATE ya convocó a una jornada nacional de protesta para el próximo 23 de abril. El retroceso salarial afecta a la mayoría de los convenios Según un relevamiento del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, gremios como judiciales nacionales y trabajadores de casas particulares registraron pérdidas del 6,2 por ciento y 6,8 por ciento, respectivamente. Entre los sectores más numerosos, el comercio acumuló una caída de 3,1 por ciento, metalúrgicos (UOM) perdieron 4,2 por ciento, Sanidad 4,5 por ciento, Textiles 4,6 por ciento, Alimentación 4,3 por ciento, Carga y Descarga 2,6 por ciento, Camioneros 1,9 por ciento, Construcción 1,6 por ciento, Químicos 1 por ciento y mecánicos de SMATA un 0,7 por ciento. A contramano de esta tendencia, solo un puñado de sindicatos logró empardar o superar la inflación en el primer trimestre: bancarios, gastronómicos, trabajadores del cuero y de maestranza. Los bancarios, por ejemplo, cerraron una suba acumulada de 8,6 por ciento para enero-marzo, en línea con el índice de precios del período. Luis Campos, investigador de la CTA-A, evaluó que “las perspectivas en el corto plazo (abril/mayo) no son nada buenas”. En su análisis, “en febrero se encendieron las alarmas, en marzo se quemaron todos papeles y la reformulación del esquema cambiario hizo que todo el esquema del Gobierno (tope de entre 1 por ciento y 2 por ciento mensual a los aumentos) vuele por los aires”. Y advirtió que podría haber una “ola de pedidos de reapertura de negociaciones o al menos sumas compensatorias”. Por último, vinculó este panorama con el acuerdo alcanzado con el FMI. “Dice el Fondo que los salarios están muy altos en dólares y que va a ser necesario contener las presiones salariales. Pero a diferencia del segundo semestre de 2024 vamos a un escenario mucho más restrictivo y donde se va a producir un incremento de la conflictividad laboral”, concluyó.
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