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  • El fenómeno Trump como oportunidad europea

    » Corrienteshoy

    Fecha: 15/04/2025 23:31

    El fenómeno Trump como oportunidad europea Volatilidad, incertidumbre e inseguridad conforman el trípode sobre el que se asientan y dirimen unas relaciones internacionales estigmatizadas por la guerra en Ucrania, así como por otros conflictos bélicos, abiertos o potenciales, dispersos por todo el planeta; llámense Gaza, o Irán, o Taiwán, o Indo-Pacífico o, incluso, Groenlandia. El más próximo a Europa es el de Ucrania bien que, a veces, parezca olvidado por un mundo mediático hechizado por la guerra de los aranceles de Trump. Pero la guerra en Ucrania no solo sigue viva sino que, por momentos, se reaviva. Simple muestra de ello ha sido, por ejemplo, el brutal ataque con misiles ruso, el pasado domingo, contra objetivos militares en el centro de Sumy, zona desde donde se dirigen y alimentan las operaciones de las tropas ucranianas en el óblast ruso de Kursk. El poco discriminado ataque afectó también a la población civil con más de 35 muertos y un centenar de heridos. Esa acción ha sido contestada por Ucrania , en la madrugada del martes, con un espeso ataque de drones contra la población de Kursk. En todo caso, las tropas ucranianas, que llegaron a ocupar allí una extensión de alrededor de 1.200 Km2, ya solo son residuales en la zona fronteriza. La relación dialéctica de las voluntades de Zelenski y Putin las hace incompatibles. El primero se emperra (como Trump) en propiciar un rápido alto el fuego con el apoyo norteamericano y europeo. Así, el líder ucraniano trataría de oxigenarse y ahuyentar el riesgo de desplome de su frente de combate. El segundo, por el contrario, no tiene prisa. Alarga parsimoniosamente sus negociaciones con Trump para, por un lado, ampliar paulatinamente sus ganancias territoriales y, por el otro, avivar la brecha interna en el seno de la OTAN. Es improbable que Putin acepte un alto el fuego que no satisfaga las garantías de seguridad que exige (con la neutralización de Ucrania y la legitimación de los territorios ocupados en el frontispicio). Noticia Relacionada estandar Si Rusia ataca la ciudad ucraniana de Sumi y deja al menos 34 civiles muertos MIRIAM GONZÁLEZ | KIEVLas negociaciones ruso-norteamericanas prosiguen en Estambul y, si no se avanzase pronto en ellas, la guerra se resolverá en el campo de batalla con la previsible victoria total de Rusia. Trump está defraudando a propios y extraños. Es un personaje volcánico con vaivenes vertiginosos que ponen en peligro el orden económico-comercial del planeta, sin que él haya sido capaz de aguantar firmemente, ni una semana, el timón de la guerra de los aranceles que desató. La pausa arancelaria de 90 días ha debilitado enormemente no solo su capacidad negociadora sino, también, su credibilidad como gobernante solvente. Aunque su combate contra los tres grandes déficits norteamericanos (comercial, presupuestario y de cuenta corriente) sea comprensible, la precipitación en las medidas adoptadas para revertirlos está, sin embargo, ocasionado un pernicioso clima de desconfianza, tanto en el plano doméstico como en el internacional. Pero, curiosamente, la virulencia dialéctica, comercial y económica de Trump podría favorecer procesos políticos que antes parecían dudosos. Aparte de la consolidación de los BRICS, o la intensificación de la cooperación China-Rusia-Corea del Norte-Irán en los ámbitos militar, tecnológico, energético y comercial resalta la oportunidad para impulsar el proceso de integración europea. Porque el fenómeno Trump podría desperezar a Europa para que ésta refuerce su cohesión interna y pueda hablar con una sola voz. En el horizonte del nuevo orden internacional, se vislumbra la confrontación chino-norteamericana y el intento de acercamiento estratégico de EE. UU. a Rusia y, consecuentemente, un distanciamiento de Washington de sus aliados europeos. Probablemente, en tal escenario, Trump necesitará reforzar su flaco asiático a costa de debilitar el europeo. Y, consecuentemente, la Unión Europea debería definir su encaje en la nueva geopolítica, salvando su más grave problema: no saber adónde va y, además, sin tener identidad corporativa propia. Asimismo, los socios comunitarios, en la búsqueda de la unidad de acción, deberían rehuir la tentación de actuar de manera independiente. La Cumbre Atlántica, en junio, en la Haya, tendrá que dar respuesta a ello. Mientras tanto, sigue en estudio el potencial despliegue de un contingente europeo sobre el terreno ucraniano para sostener, en su caso, un potencial alto el fuego. Pero no nos engañemos, tal despliegue necesitaría contar con el previo respaldo político y técnico de EE. UU., así como con el visto bueno de Rusia.

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