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» Misionesopina
Fecha: 15/04/2025 13:41
En una carta enviada al Papa Francisco, un grupo de pequeños productores de yerba mate de la zona Centro de Misiones, a través del Obispado de Oberá, solicitó la intervención del Sumo Pontífice ante la grave crisis que atraviesa el sector como consecuencia de la desregulación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) impuesta por el Gobierno nacional. La misiva, firmada por integrantes de la Asamblea Permanente de Productores de la Zona Centro y acompañada por la firma y sello del obispo Damián Santiago Bitar, fue escrita “con la esperanza de que escuche nuestro reclamo, sabiendo de su sensibilidad hacia los sectores más humildes y su amor por el mate”. El pedido surge en medio de una creciente tensión en la provincia, con movilizaciones y acampes como el que se sostiene desde hace semanas en el Cruce Karaben, en Oberá, donde tareferos, productores y productoras reclaman medidas urgentes para sostener el trabajo en las chacras. “La situación se ha vuelto insostenible”, aseguran en la carta. Atribuyen el escenario actual a la aplicación del DNU 70/2023 impulsado por el presidente Javier Milei, que dejó sin efecto el sistema de fijación del precio mínimo de la hoja verde que regía a través del INYM. “Ese precio tenía en cuenta los costos reales de producción y buscaba garantizar un margen de rentabilidad para todos los eslabones de la cadena: productores, tareferos, secaderos y molinos”, expresaron. Sin esa herramienta, denuncian que las grandes industrias “pocas y muy concentradas, imponen un precio que ni siquiera cubre los costos de producción”. Detallan que los valores que ofrecen (entre 300 pesos por kilo, pagaderos en 90 o hasta 180 días) están muy por debajo de los 505 pesos que solicitan los productores. Al mismo tiempo, advierten que el precio en góndola sigue en aumento, lo que revela que la baja “no beneficia al consumidor, sino solo a los intermediarios más poderosos”. La Asamblea remarcó que más de 13.000 familias productoras dependen de esta actividad en Misiones y que está en riesgo la continuidad del trabajo rural: “No pedimos subsidios ni privilegios. Solo queremos poder vivir con dignidad de nuestro trabajo, permanecer en nuestras tierras y evitar que, por la desesperación económica, tengamos que vender nuestras chacras y migrar a las ciudades”.
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