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Parana » Ahora
Fecha: 14/04/2025 09:40
Como caballos de mar Nunca rajamos ningún colchón para esconder billetes algunas veces, olvidamos la puerta sin llave durante la noche dormimos con la cabeza apoyada cerca del reloj verde que sacudía unas campanas sobre la mesa de luz. En seguida el aire se ponía tibio en la cocina, las chancletas de papá sonaban como lechuzas. Dejaba la hornalla al mínimo y se bañaba antes de salir. La hebilla de su cinto era otro canto de pájaro. * Me gustaba tomar leche en mamadera, esto me da vergüenza pero lo hice hasta los quince. Empinaba el pico, la almohada seguía siendo un nido. Después buscaba las zapatillas al fondo de la cama. Me sacaba el disfraz de nena boba, me afilaba los dientes y las palabras con una piedra mojada. Agua y vaina. Agua y gárgaras. Un canto para trozar carne. * Nunca tuvimos caja fuerte, pero mamá abría el monedero sobre la mesa. Caían australes, medallas de la milagrosa pastillas para el hígado. En una época papá cobraba en bonos. Mamá sumaba cuántas cosas entraban en los números y me mandaba al supermercado. * El día que compré la Yolibel era grande pero la quería. Tenía una bebota apretada con el alambre del asiento de la bicicleta. Lo llevaba a pasear bajo los eucaliptos. Así se abren los pulmones. Así la tráquea. Así los loros disparan contra nosotras con sus plumas verdes. * En canastitas de mimbres, mis hermanos vendían limones del árbol de casa para comprar bolillas. Ojos como de gatos que golpeaban contra sí y salían del círculo hecho con el índice en la tierra. La palma abierta para volver a dibujarlo parejo. El polvo en el puño. La tierra nuestro tacto. * Como caballitos de mar que expulsan hijos, la fuerza del pulgar empujaba todas las bolillas de los chicos del barrio. Una fuerza que abría un árbol. Una fuerza que empujaba a las cotorras a desprenderse de las ramas. * Árboles huérfanos de vuelo. * Nunca nos dieron suerte los billetes. Papá no usaba billetera. Ataba la plata con gomitas elásticas del banco. Cuando metía la mano en los bolsillos, se le escapaban papelitos como a Alacrán pero nadie reía. * Ahorrábamos en chanchitos de porcelana. Rompíamos la cáscara como a huevos de paloma. Los pichones no estaban formados, era un líquido rosa. Los primeros abortos de la naturaleza y nosotras mirándo la suela manchada. *
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