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Concordia » Diario Rio Uruguay
Fecha: 14/04/2025 01:21
Logística, papeleo y cancha de juego Tercer tiempo El viaje y la ansiedad por lo desconocido El Partido El Arroz de Cacho El regreso Lo que les dejó y no olvidarán Los Espartanos Espartanos es una ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos. El riesgo era que el pabellón volviera a caer en la violencia y los vicios que son comunes en las cárceles, pero ocurrió lo contrario. La población remanente de espartanos impuso sus códigos de buena conducta y, mediante el ejemplo, convenció a los recién llegados de las virtudes de hacer deporte y portarse bien. Y así se fue haciendo una cadena de buena conducta y del goce del bienestar propio que da el deporte.El trabajo que realizan ayuda a reducir la violencia, rompiendo el círculo de delito en el que suele «naufragar» la población carcelaria. Según sus propias cifras, el índice de reincidencia de los presos liberados en la Argentina es del 65 %. Sin embargo, el de los ex espartanos es del 5%. Los pilares del trabajo de la fundación son el rugby, la espiritualidad, la educación y el empleo. Cuatro patas esenciales para la recuperación del preso.Enfrentados a la dura realidad de buscar trabajo luego de años en prisión, los exconvictos luchan contra su falta de rutinas laborales y los prejuicios de la sociedad. Para ayudarlos, los Espartanos ofrecen programas de capacitación y contactos con empresas dispuestas a dar una segunda oportunidad a los muchachos.Desde la ONG apuntan a que los propios presos y presas que participan del programa de Espartanos, actúen de agentes virales y extiendan el método al resto de las cárceles argentinas para que se puedan «recatar». Así que invitaron a los viejos, gastados, pero siempre perseverantes y entusiasmados Vizcachones de Concordia, a jugar, compartir, y divertirse.Dos de los jugadores del equipo concordiense, Joaquín Ortiz y Leonardo Erramuspe, charlaron cony contaron como fue estar ahí. “Fue una experiencia bárbara, inolvidable”, dijeron los rugbiers. Enseguida señalaron que “Matías Izaguirre, un chico de Concordia, nos habló”.Si bien es “es un poquito más grande que nosotros se sumó el año pasado, jugo con Vizcachones un par de partidos y empezó con esta idea de ir a jugar a la cárcel con los Espartanos. Nos preguntó si era posible, y le dijimos que sí”, agregaron.El tema era combinar cuándo se iba a poder concretar ya que “nosotros teníamos un encuentro en Santa Fe y en ese mismo fin de semana este en Buenos Aires, pero dos seguidos para nosotros era mucho, entonces decidimos venir acá -por el encuentro en la cárcel- porque era una experiencia nueva y única”.Además, “encuentros con veteranos tenemos seguido. De hecho, este finde tenemos uno en Concordia, por eso decidimos, sin dudarlo, ir ahí”,remarcaron los jugadores.Antes de ir para la cárcel «estuvimos tres o cuatro semanas charlando, porque Matías iba los miércoles al penal, y había que determinar día, horario, hacer los papeles correspondientes para el ingreso, conocer las normas de ahí adentro, hablar con el director de la cárcel, la seguridad, etc.”, detallaron.Entre esas idas y vueltas en la organización, “estuvo la posibilidad de jugar en una cancha afuera, dentro del predio que tiene otros cuatro penales. La cancha está muy linda, pero era el sábado y hay poco personal de seguridad, entonces se resolvió hacerlo adentro, en un potrero, pero igual estuvo estupendo”.Para Los Vizcachones “otro tema era el tercer tiempo. No sabían si iba a haber, porque la fundación tiene muy poco presupuesto en estos momentos. Les dijimos que por eso no había problemas, llevábamos nosotros todos los ingredientes y hacíamos una comida para compartir entre todos”.Fue así que «decidimos llevar hamburguesas, sandwiches, e hicimos el famoso «Arroz de Cacho Pérez», un clásico de los «Vizcachones». Increíblemente rico sale siempre. Nos dijeron que sí, que se podía. Entonces el viernes fueron algunos a lo de «Cacho», picaron las verduras, porcionaron el pollo, dejaron todo listo como para allá en la cárcel, únicamente cocinar. Llevamos el disco, la tabla, condimentos, los utensilios, y salió tremendo, una delicia, como siempre”.En este sentido, los vizcachones contaron que “fue un viaje de mate, cuentos, charlas. Cuando llegamos mucha expectativa, la espera, cierta ansiedad porque nunca habíamos entrado a una cárcel, los cacheos, ver cuando empezaban a llegar los policías con perros, los antimotines. ¿Cómo será todo del otro lado para que se acomoden así?”Una vez allí “entramos a una jaula en la puerta de la cárcel. Y cuando abrieron la puerta era como vivir la serie de Espartanos. Todos gritando, saludando, mirándonos, contentos de ver gente de afuera, rugbiers como ellos. Unidos por una misma pasión. No jugaban hace mucho. Era el primer partido del año que tenían, y más allá de todo, la felicidad en la cara de esos «gurises» a mí no se me borra más. No sé qué habrán hecho, nos pidieron que no preguntemos eso, pero estaban muy contentos y entusiasmados”, describieron.Una vez en la cancha, los rugbiers concordienses reconocieron que “el partido lo tomamos en serio. En una cancha muy corta, angosta, de 10 contra 10. Ellos de un promedio de 30 años y nosotros de 50. Entonces fue duro, disputado, áspero. Ellos con las ganas y el ritmo y nosotros con el juego y la experiencia. Había mucho barro en la cancha. Fue un partido limpio y lindo. Jugamos cuatro tiempos y en el quinto nos mezclamos. Mitad de nosotros fueron con ellos y mitad de ellos vinieron con nosotros. Entonces tener de compañero a uno de ellos y apoyarnos fue muy fuerte”.Al culminar el partido “y de ahí al tercer tiempo. El Arroz con Pollo de Cacho Pérez salió tremendo, como siempre. Hubo dos muchachos de ellos que ayudaron y lo asistieron. No teníamos mucho tiempo para estar, entonces apenas llegamos «Cacho» empezó a avanzar con la comida. Nosotros nos fuimos a jugar. Y cuando llegamos tras el partido, a disfrutar y procesar lo vivido, nos sentamos intercalados, entre todos, le servimos y pasamos un gran momento con los muchachos que están adentro”.Luego de vivir la experiencia que jugó también con las emociones, los miembros de Los Vizcachones mencionaron que “mientras nos veníamos teníamos la sensación de que unos nos estamos yendo a casa con nuestras familias, y los otros se quedaban en una celda «guardados» ahí adentro. A pagar por lo que habían hecho”.Joaquín y Leonardo contaron que «el hecho de que el rugby sea un deporte áspero, de golpes, sirve de válvula de escape para que descarguen la ira acumulada por años de privaciones. A esto se suma que el talento individual vale menos que el sacrificio, compromiso, y espíritu de equipo. Eso ayuda mucho a crear una comunidad. Y «el punto» de que la mayoría de los convictos no conozca el deporte, sirve para evitar los viejos vicios, como ocurre con el fútbol. Todos tienen que aprender las reglas y el espíritu del juego desde cero, y eso contribuye a hacer más potente esta «herramienta» de aprendizaje, bienestar y reinserción social”.Por último, los concordienses reflexionaron que «el rugby, es usado como herramienta para no desperdiciar adentro y afuera. Para prepararse para la segunda oportunidad y confiar en sus valores, de amistad, compañerismo, esfuerzo, y solidaridad”.La organización les da una oportunidad a personas que no la tuvieron. Muchos de los que caen en una cárcel porque le faltaron posibilidades. Y muy pocas veces pueden recuperarse. El sistema los encierra, y «tiran la llave» sin mirar atrás.Espartanos viene a sanear una falta que tiene el sistema carcelario. Tratan de construir algo luminoso en medio de lo podrido, de lo feo. Le ha dado la oportunidad de tener una vida más digna a miles, tanto ahí como afuera. El programa se replica en 44 unidades penales de la Argentina y en 16 del exterior, ubicados en España, Chile, Uruguay, El Salvador, Perú y hasta en Kenia.“Somos seres culturales y las circunstancias son las que nos llevan a eso. Si naces en el barro te va a ser mucho más difícil salir de ahí. Es todo parte de un sistema que tiene sus consecuencias. Vivimos en un sistema que es macabro, en un montón de cosas”, se describe en la nota de lonomuller.com.Muchas veces, por casos puntuales, se trata de desacreditar a entidades como la Justicia, la policía, la Iglesia o el mismo rugby o los rugbiers. Algunos hacen las cosas mal y eso se debería corregir, pero también hay un montón de gente, que, dentro del anonimato, hace un montón de cosas positivas y heroicas. Ojalá que esto inspire no solamente a dar una mano, sino también a hacer algo por los demás. En este caso puntual, el rugby es parte de la solución y no del problema.
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