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Usuhahia » Diario Prensa
Fecha: 14/04/2025 00:44
Luego de la salida del cepo y ante los vaivenes del mercado cambiario. Economistas señalan algunas medidas prácticas a implementar en los hogares de las familias asalariadas, para atemperar las consecuencias de las últimas medidas económicas adoptadas en el país. El gobierno argentino ha acordado con el Fondo Monetario Internacional – FMI – un nuevo programa económico que incluye la eliminación parcial de las restricciones cambiarias. A partir del lunes 14 de abril se implementará un sistema de bandas cambiarias con límites entre $1.000 y $1.400 por dólar, con el objetivo de lograr una mayor flexibilidad en el mercado cambiario. Este cambio marca el fin del régimen de cepo que estuvo en vigor desde 2019, diseñado para controlar la fuga de capitales y estabilizar el tipo de cambio. La medida busca mejorar la competitividad de las exportaciones y atraer inversiones extranjeras pero también trae consecuencias que pueden afectar duramente el bolsillo de los asalariados. Posibles efectos económicos La flexibilización del cepo podría tener varios impactos: • Devaluación del peso: Se estima que el peso podría depreciarse entre un 20% y un 30% en el corto plazo, alcanzando valores cercanos a los $1.400 por dólar . • Inflación: Una devaluación significativa podría generar presiones inflacionarias adicionales, afectando el poder adquisitivo de los ciudadanos. • Inestabilidad social: Las medidas de ajuste fiscal y la creciente eliminación de subsidios podrían generar tensiones sociales y aumentar la desigualdad. Cómo afrontar lo que se viene Ante los recientes anuncios, se pueden considerar varias estrategias para proteger el poder adquisitivo y adaptarse a los cambios que se avecinan. Las familias que manejan presupuestos acotados deben imperiosamente encontrar formas de optimizar recursos y ajustar el gasto de manera estratégica. Esto requiere creatividad, organización y el aprovechamiento de todos los recursos disponibles. Si bien las dificultades económicas pueden ser grandes, con una planificación adecuada y una actitud flexible, es posible sacarle el máximo provecho a los recursos que se disponen y reducir el impacto de la inflación o la devaluación. En este tipo de contextos económicos, la flexibilidad y la adaptabilidad son clave. • Control del gasto: Es probable que la inflación aumente, lo que afectará el poder adquisitivo. Es recomendable que las personas evalúen sus hábitos de consumo y prioricen lo esencial. • Ahorro anticipado: Con expectativas de una mayor devaluación, los ciudadanos podrían considerar ahorrar lo que puedan en el corto plazo, comprando bienes que sean más difíciles de obtener con el tiempo (por ejemplo, productos básicos de tecnología). • Planificación del presupuesto familiar: Con una posible subida de precios, planificar el presupuesto familiar y tener un fondo de emergencia puede ser clave. Redes de apoyo comunitario: Ante posibles tensiones económicas, las redes de solidaridad pueden ayudar a la gente a conseguir productos a precios más accesibles y compartir recursos. • Estar informados: Mantenerse al tanto de las políticas económicas, el tipo de cambio y las decisiones gubernamentales puede ayudar a tomar decisiones oportunas. • Alimentación: Planificar las comidas semanales puede ayudar a evitar compras impulsivas. Comprar alimentos en mayor cantidad o en oferta, y elegir productos de marca genérica o locales, puede resultar en ahorros significativos. • Servicios básicos: Si es posible, ajustar el uso de electricidad, agua y gas puede contribuir a reducir las facturas mensuales. Cambiar bombillas por LED o apagar aparatos en desuso son medidas pequeñas que suman. • Evitar endeudarse: En tiempos de inflación y devaluación, es recomendable evitar tomar créditos o préstamos con tasas de interés altas. Si ya se tiene alguna deuda, priorizar su pago, especialmente si es en pesos y con altas tasas. • Planes de telefonía e internet: Revaluar los planes de celular y de internet para asegurarse de que se ajusten a las necesidades reales del hogar. A veces, cambiar a un plan más económico o aprovechar promociones puede hacer una gran diferencia. • Subsidios y programas gubernamentales: Investigar sobre los subsidios y programas sociales disponibles, como ayudas para el gas, la electricidad, alimentos o transporte, y asegurarse de aprovechar los beneficios a los que se tiene derecho. • Descuentos y promociones: Estar atentos a los descuentos y promociones en comercios, supermercados y tiendas, especialmente cuando hay rebajas especiales. • Rendimiento del vehículo: Procurar que el vehículo esté siempre bien mantenido en lo que respecta a neumáticos, aceite y filtros, para optimizar el consumo de combustible. • Ahorro para imprevistos: conformar un fondo de emergencias que ayude a paliar una eventual rotura del lavarropa, calefón o caldera o cualquier otro inesperado golpe al presupuesto familiar. • Involucrar a los niños: Es importante inculcar a los niños el valor del ahorro y el gasto responsable desde una edad temprana. Incluso pueden ayudar en la planificación del presupuesto familiar, lo que los convierte en parte activa del proceso de administración. • Revisar presupuestos regularmente: Revisar el presupuesto mensual en familia para asegurarse de que todos estén al tanto de los gastos y los objetivos. • Trueque y redes de apoyo: Si se tiene alguna habilidad o producto para ofrecer, el trueque puede ser una forma útil de obtener lo que se necesita sin recurrir a dinero. • Compra compartida: En ciertos casos, organizar compras colectivas de productos a granel o en grupo puede resultar en descuentos importantes. Comprar entre varios una caja de latas de tomates en un mayorista, por ejemplo, puede abaratar la compra de productos de la canasta básica.
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