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  • El espíritu de Dire Straits en Córdoba

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/04/2025 18:12

    Esta noche, el Gran Teatro de Córdoba no olía a incienso, ni a azahar, ni a flamenco. Esta noche, el Gran Teatro olía a rock. Las butacas, rebosantes de generaciones que crecieron con vinilos, cintas y sueños eléctricos, se rindieron al hechizo de Alchemy Project. Y no ha sido para menos: han bastado los primeros acordes para que el teatro haya dejado de ser teatro y se convirtiera en Londres, en 1983, en pleno Hammersmith Odeon, con Mark Knopfler -reencarnado- arrancando los primeros compases de un repertorio exquisito y cuidado a la perfección. Lo que se ha vivido sobre el escenario ha sido mucho más que un homenaje. Ha sido una recreación milimétrica, elegante y potente, donde el sonido, la instrumentación y hasta la puesta en escena han evocado con respeto aquella noche histórica del rock. Cada solo de guitarra, cada pausa, cada matiz, han sido ejecutados con una pasión que ha hecho que el público no solo escuchara, sino que sintiera, que se le erizara la piel y que se emocionara. El repertorio ha recorrido los temas más icónicos del directo original como Romeo & Juliet, Telegraph Road o Tunnel of Love, con una ejecución impecable que ha desatado ovaciones espontáneas y mucho disfrute entre los asistentes. Pero además, ha habido espacio para celebrar los 40 años de Brothers in Arms, uno de los discos más vendidos de la historia. Así, han sonado también himnos como Money for Nothing, Walk of Life, Your Latest Trick y, por supuesto, Brothers in Arms, interpretado con mucha emoción. Uno de los solos de guitarra en la actuación. / CÓRDOBA La calidad musical ha sido , simplemente, impecable. Cada arreglo, cada solo y cada transición han estado interpretados con mucha precisión, pero sin perder el alma ni la espontaneidad característicos de cualquier grupo de rock. Alchemy Project ha sonado a banda grande, sólida, con experiencia palpable en los escenarios y mucho que ofrecer al público cordobés. Un público que ha respondido desde el primer momento. El cantante principal, lejos de imitar, ha canalizado el espíritu de Mark Knopfler con naturalidad y carisma: sobrio, elegante, sin forzar nada. Y es que Alchemy Project no escenifica, revive. No copia, interpreta. Lo suyo es un homenaje sincero, con sonido de alta costura y una entrega y dedicación que se sienten en cada nota, en cada tema. El grupo, en plena actuación. / CÓRDOBA El público cordobés, conocedor de todos los temas que han estado sonando, fiel y entregado al rock clásico desde el primer acorde, no ha necesitado calentamiento. Han bastado los primeros compases para que las cabezas hayan comenzado a moverse al ritmo de las canciones y las palmas hayan empezado a hacerles moverse en sus asientos, consiguiendo que más de uno incluso se olvidara de que estaba en una butaca numerada y no en la pista de cualquier estadio. Y es que ha habido algo especial en el aire: un respeto que parecía casi reverencial, pero al mismo tiempo también una alegría y emoción muy palpables ante el reencuentro con una música que forma parte de la banda sonora vital de varias generaciones y que anoche, seguramente, despertara muchos de los recuerdos que guardaban en esas canciones. Han sido más de dos horas de respeto absoluto por el legado de una banda irrepetible, pero también de entrega genuina, de alma, y de pasión por la música. El escenario se ha llenado de matices y el Gran Teatro vivió una de esas noches inolvidables que se quedan grabadas en la memoria de los asistentes, que despidieron al grupo con una merecida ovación y se han levantado de sus butacas sintiéndose privilegiados por el espectáculo que acababan de vivir. Alchemy Project no solo ha conseguido traer de vuelta una época, sino recordar que la buena música no tiene fecha de caducidad.

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