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Concordia » El Heraldo
Fecha: 13/04/2025 13:30
Pasaron 45 años de cuando el entonces Teniente Coronel Isidro Bonifacio Cáceres asumió como Jefe del Regimiento de Caballería de Tanques 6. Este militar tuvo una trayectoria que merece ser recordada tanto para quienes lo conocieron como los que no, pero también como legado para las futuras generaciones, porque hombres como el general Cáceres no nacen con asiduidad. Isidro Bonifacio Cáceres nació el 5 de junio de 1934 en la ciudad correntina de Santo Tomé. Sus padres fueron Isidro Cáceres y Catalina Avalos, quienes tuvieron siete hijos (cuatro mujeres y tres varones). La vida comenzó con graves dificultades, ya que tres meses antes de su nacimiento se produjo el fallecimiento de su progenitor a causa de un infarto. La familia Cáceres era una familia trabajadora, muy humilde, que se quedó sin el principal sustento económico con la partida prematura del padre de familia que trabajaba como estibador. La actividad maderera era la principal actividad económica de la ciudad que se veía favorecía con el pujante ferrocarril. Doña Catalina era ama de casa y tuvo que ponerse el hogar al hombro con diversas actividades para sustentar a la numerosa prole. Elaboraba pan casero y empanadas para venderlos a los trabajadores de los aserraderos, además de lavar y planchar ropa de familias que residían en el centro de la ciudad. El pequeño Isidro (su sobrenombre era Ciro) se destacó en sus estudios, demostrando grandes cualidades e inteligencia. Fue abanderado en la primaria y en la escuela secundaria. Sus cualidades personales se hicieron notar desde la niñez. Colaboró con su madre en el sustento del hogar vendiendo el pan que ella cocinaba. Se destacó por su solidaridad con los demás, como cuando ayudaba a los peones analfabetos haciéndoles las cuentas que debían cobrar. Isidro era de contextura física delgada, de baja estatura, se caracterizaba por hablar poco, no participaba en actos de indisciplina y era un muy buen compañero en la escuela. Su primer amor llegó a los 16 años cuando conoció a Gladis López en una procesión de Corpus Christi. Le dejaba rosas en el pupitre de la escuela, además de escribirle cartas de amor. Iniciaron un noviazgo que se concretó en casamiento, allá por junio de 1958. Tuvieron tres hijas mujeres (Alicia, Liliana y Analía) y un varón (Ciro, que años después siguió los pasos de su padre como oficial del ejército). El joven Cáceres sintió deseos de ser un hombre de armas en su Corrientes natal, ingresando al Colegio Militar de la Nación el 16 de febrero de 1952. Egresó como subteniente del arma de Caballería el 17 de diciembre de 1955. La recompensa de haber sido el primero de su promoción habrá significado para su madre y sus hermanos una gran satisfacción porque el apoyo de los estudios del hijo más chico en Buenos Aires significó un encomiable esfuerzo. En el CMN se hizo amigo de un joven oriundo de Concordia de apellido Rojas (padre de un infortunado capitán del ejército muerto en una misión de paz en Yugoslavia en 1994, cuando su jeep pisó una mina terrestre). Amistad que continuó durante treinta y ocho años. Su primer destino llegó en 1956 en el Regimiento de Caballería de Línea Nro 6 de nuestra ciudad, cuyo jefe era el teniente coronel Rafael Tiscornia. Ciro se desempeñó como instructor del 2do escuadrón y como jefe de sección. Para estar cerca de su madre y su novia pidió al jefe del regimiento que le gestionase el traslado a Santo Tomé al Regimiento 12 de Caballería “Dragones coronel Zelaya”. Es allí donde se destacó por sus cualidades profesionales y humanas. Un testimonio de uno de sus subordinados de aquella época es elocuente: “Era diferente a los otros oficiales. Era el primero en llegar, el último en irse. Se preocupaba por sus subalternos”. En toda su carrera militar se caracterizó por mandar con su ejemplo personal, ser tropero, compartía comidas con sus subalternos. Fue un entusiasta guitarrista, amante del folclore, con predilección por la canción “kilómetro 11”. La vida militar lo llevó luego por el Regimiento de Granaderos a Caballo, el Regimiento de Caballería Nro 7 en Chajarí, el Regimiento de Caballería 3 de Montaña en Esquel. En Chubut su esposa trabajó en la docencia y la familia pudo adquirir su primera vivienda, un departamento pequeño en Buenos Aires mediante un crédito hipotecario de COFAR. La Escuela Superior de Guerra fue su siguiente destino y su dedicación al estudio tuvo sus frutos, ya que la recompensa fue realizar en noviembre de 1975 la Escuela de Guerra de Alemania Federal. Al regresar de su periplo europeo, cumplió funciones como edecán presidencial. Los años 1980 y 1981 lo llevaron como Jefe del Regimiento de Caballería de Tanques 6, el cual había sido su primer destino como oficial. Concordia se ha caracterizado a lo largo de la historia como una ciudad cálida y cordial con los militares. Su labor al frente de la jefatura del regimiento más antiguo de nuestra patria fue sobresaliente. El teniente coronel fue un ejemplo para sus cuadros y soldados conscriptos, que en la actualidad lo recuerdan con nostalgia y le reconocen su mando humano y profesional. Concordia fue bisagra en su carrera. El año 1982 deparó en una guerra impensada con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas. El recientemente ascendido coronel Isidro Bonifacio Cáceres estaba prestando servicios en la Escuela de Guerra. Ante los aprestos bélicos se organizó un Estado Mayor y ocupó el puesto de Oficial de Operaciones. Se destaca el hecho, en el cual expuso el lugar exacto en el que habrían de desembarcar los ingleses el 21 de mayo, en contra de lo que se suponía el ataque directo sobre Puerto Argentino. Finalmente, las circunstancias imperantes de falta de medios logísticos y personales, dejaron casi desguarecida a la zona de San Carlos. Volvió muy triste de la guerra, como lo ocurrido por muchos veteranos trataba de guardarse las penurias vividas y no hablar del tema. Creía que los combatientes debían haber sido recibidos como héroes después de haber peleado contra una de las potencias militares del mundo. Antes de llegar a la jefatura del ejército fue Agregado Militar en Brasil, Subjefe III Operaciones, Comandante de la Ira Brigada Blindada y del 2do Cuerpo de Ejército. Asumió como Jefe de Estado Mayor del Ejercito el 16 de julio de 1989, hasta marzo del año siguiente cuando repentinamente lo encontró la muerte. El deceso del general El lunes 12 de marzo de 1990, asistió a unos ejercicios militares realizados en Campo de Mayo. Posteriormente, trabajó en su oficina del Estado Mayor. Cuando se dirigía a su casa, se sintió mal por lo que fue hacia el Hospital Militar Central. El diagnosticado fue grave: aneurisma sangrante de aorta. Ante este cuadro, solicitó ver a un sacerdote para confesarse. El equipo médico del doctor Rene Favaloro en el Sanatorio Güemes lo operó. El general no se despertó de la operación. A las 11:15 horas del 21 de marzo de 1990 se produjo el deceso del Jefe del Ejército Argentino. Fue velado en el Edificio Libertador sede del Estado Mayor del Ejército. El 22 de marzo, los restos del General Cáceres fueron trasladados hasta el Aeroparque Jorge Newbery. Autoridades políticas, militares y sus familiares partieron en un vuelo hasta la ciudad de Posadas para luego trasladarse por tierra a Santo Tomé, donde descansan en un mausoleo. Saludaron al cortejo fúnebre (encabezado por un caballo sin jinete) en la Avenida de las Américas, alumnos de diversas escuelas locales. El legado del General Cáceres * Bregó por el bienestar de sus subalternos, realizando importantes obras de infraestructura en las jefaturas que ocupó. * Creó el cargo de Encargado de Elemento, que tiene la trascendente función de asistir al Jefe de Unidad en todas las actividades, además de ser un nexo para solucionar los problemas de los suboficiales. * Realizó importantes acciones para la comunidad, colaborando con las instituciones que pidieron algún tipo de cooperación. * Asistió a escuelas rurales y en particular al establecimiento educativo que hizo la secundaria: Escuela Normal de Santo Tomé * La constitución de una delegación de Granaderos en forma permanente en la ciudad de Yapeyú. * La creación de la Banda Infanto-Juvenil de su ciudad natal, la gestión para que se donaran instrumentos musicales por parte del Grupo de Artillería 12. La banda lleva el nombre del General Cáceres, como también una escuela y un barrio de Santo Tomé. * Fue ascendido Post Mortem a Teniente General por el presidente Carlos Menem en el año 1990. Diez años después en febrero del 2000 fue publicado en el Boletín Oficial de la Nación. * Es considerado en la actualidad como el hijo dilecto de Santo Tomé. * Ciudadano Ilustre de la ciudad de Concordia, posteriormente a su muerte, distinción otorgada por el Honorable Consejo Deliberante de Concordia. Un sábado del mes de octubre del año 2006, al cumplirse 25 años de haber realizado la conscripción, un grupo de ex soldados concurrieron al RC Tan 6 para recorrer las instalaciones, encontrarse con sus oficiales instructores, para luego cenar y revivir viejas anécdotas. El oficial de servicio de ese día, tomó lista simbólicamente y los viejos conscriptos respondían con un enérgico presente. Cuando mencionó el nombre del entonces jefe de regimiento se produjo un espontaneo, vibrante y cerrado aplauso y vítores. Ese hombre ya no estaba en este mundo, pero dejó su impronta, su legado, su don de mando. Ese subteniente quedó sorprendido por el liderazgo reconocido por sus subalternos, después de medio siglo. Ese joven oficial de servicio era yo. Recientemente se cumplieron 35 años de su partida, los tiempos cambiaron, como así también la sociedad, la vida, todo. Pero los ejemplos personales y colectivos, además de los valores son quienes nos mantienen el rumbo ante los desvaríos de la vida. El general Isidro Bonifacio Cáceres ha sido un ejemplo, un excelente padre, marido y soldado. Sobrepasó todos los obstáculos en su vida personal, apoyándose en la columna vertebral de la familia. Su madre, sus hermanos, esposas e hijos fueron parte esencial para haber trascendido a la muerte. El general Isidro Bonifacio Cáceres es la comprobación de que la superación personal es fruto del esfuerzo, la disciplina y la constancia. Descanse en paz.
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