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  • “Lo terrible es que los adolescentes crean que ellos están solos”

    » Elterritorio

    Fecha: 13/04/2025 11:42

    En Misiones, el Gabinete Psicopedagógico Interdisciplinario es el encargado de asesorar y orientar a los colegios sobre las problemáticas que puedan surgir en la vida del menor domingo 13 de abril de 2025 | 6:05hs. Ricardo Martín, coordinador del GIP. Foto: Joaquín Galiano Para entender y tratar las problemáticas de los adolescentes, es muy importante tener una contención en las escuelas donde asisten los menores, consideradas como una segunda casa. Esto último teniendo en cuenta que los niños, niñas y adolescentes atraviesan por distintas experiencias educativas y emocionales que a lo largo de los años lo terminan formando como persona. Es por esto que la presencia de una organización que pueda brindar contención a los menores, padres y docentes de las instituciones, es algo primordial. Justamente, en Misiones desde hace 19 años existe el Gabinete Psicopedagógico Interdisciplinario (GPI), cuya función es asesorar, orientar y acompañar a las comunidades educativas públicas de toda la provincia. Con diez sedes a lo largo y ancho de la provincia, además de dos subsedes y una extensión que se habilitó a comienzos de abril en Itaembé Guazú, el GPI trata de abordar todos los problemas que pueden presentar estudiantes del nivel primario y secundario de la Tierra Colorada. “Cuando hablamos de comunidades educativas estamos pensando en que las problemáticas pueden venir a lo mejor de las familias, de los equipos directivos, de los equipos de docentes o de los mismos estudiantes. Todas esas problemáticas recurren al GPI”, explicó en diálogo con El Territorio, Ricardo Martín, coordinador provincial del GPI. En esa línea, explicó que “tenemos un trabajo anual, hacemos estadísticas de cuáles son los tipos de consulta y problemáticas que se requieran a lo largo de un año, además de saber cuál es el nivel educativo que más nos demandó”. Toda la estadística es utilizada por el gabinete para luego crear los proyectos específicos para el año siguiente. Luego cada problema es abordado por un equipo de profesionales que generalmente están conformados por psicólogos, psicopedagogos y trabajadores sociales, además de tener la asesoría legal con abogados, y contar con el trabajo de profesionales tecnológicos. En ese marco, el GPI atendió en el último año un total de 7968 consultas, siendo el nivel primario el que más demandó. Sobre cómo es su trabajo con cada consulta, Martín mencionó que “cada atención que hacemos, la categorizamos: si es una atención que quiere un asesoramiento preventivo, o asistencia a investigación o la parte de diseño y comunicación”. Precisamente, el año pasado indicó que la mayor cantidad de atenciones fueron respecto de los DAT (demandas de atención transversal). Fueron casos que “no los podemos resolver nosotros solamente, sino que hay que trabajarlos en colaboración con otros organismos, como Defensoría, Salud Pública, entre otros”, puntualizó. Prevención En relación a la mayor problemática que les tocó tratar en el último año, manifestó que “tenemos situaciones complejas, ahora estamos más abocados en la atención de prevención del suicidio. Cómo prevenir -que es lo más importante- y llegado al caso del suicidio, cómo trabajar la posvención”, agregando que “nosotros no dictaminamos, sino que orientamos a los establecimientos educativos”. En tanto, sobre Adolescencia, el coordinador alegó que en el 2024 hubo pocas consultas en el nivel secundario que tengan que ver con las problemáticas que se presentan en la serie. “Por suerte hubo muy pocas consultas por acoso escolar. Creo que alcanzan los dedos de una mano para decir situaciones puntuales de acoso escolar y cómo podemos asesorar a la institución por este problema”, remarcó, aunque aclaró que “sabemos que sí existen, pero no nos llegan a lo mejor las consultas puntuales”. Además, ratificó que en el gabinete están al tanto de que hay acoso escolar, expresando que “la violencia está instalada en la sociedad, y como la escuela es una caja de resonancia de toda esta violencia social, el docente tiene que hacer un trabajo preventivo”. Por otro lado, cuestionó que un factor importante para que exista la violencia o acoso en adolescentes, puede ser el mal uso de la tecnología. “Aparecieron algunos casos donde la problemática era el uso indebido de las redes sociales. Lo que hacemos en esos casos es asesorar justamente a las escuelas, que no es tapar el problema, sino abordarlo”, indicó el entrevistado, agregando que hay que orientar al menor para hacer un uso responsable de las redes. En ese contexto, el entrevistado explicó sobre el lenguaje de los adolescentes, un aspecto que también quedó plasmado en la serie: “El docente hoy no puede estar ajeno al lenguaje que manejan los chicos. No para adolentizarse sino para conocer y orientar de cuáles son los riesgos o para llamados de atención de cómo prevenir un desenlace como el que plantea la miniserie”. Familia y docentes Por otra parte, Martín también explicó la importancia de la familia y de la comunicación, ya que una familia que puede verse como perfecta tal vez no lo sea por la falta de vínculo y comunicación entre el adolescente y sus padres o hermanos. “En la serie la familia estaba aparentemente dentro de los estándares de normalidad, con una contención impresionante. Sin embargo, el chico cometió un crimen. Así que creo que hay que estar atento en generar ambientes de contención y empáticos”, alegó el coordinador. Otro de los actores que en la actualidad tiene que estar más que nunca al tanto de las emociones de los menores, explicó, es el docente. “Hoy el docente no tiene que estar sólo preocupado por las cuestiones académicas del chico. También tiene que estar atento a cómo es el estado anímico de su estudiante, atender las emociones que está expresando a un determinado niño o niña como para poder hacerse cargo, y si no lo puede hacer solo, sabe que tiene un trabajo colaborativo, con los padres y otros profesionales” En esa línea, manifestó que cuando hay un problema en un adolescente, “hay indicadores”, y que si bien a esa edad hay varios cambios de comportamientos, “tenemos que estar atentos a cuáles son esos cambios comportamentales y no dejarlos pasar. Generalmente en la adolescencia pasa mucho esos cambios de humor, porque son característicos de la adolescencia pero hay que darse cuenta hasta qué punto”, señaló, añadiendo que cada padre y madre debería conocer a su hija o hijo, y darse cuenta de que algo le está pasando. “Si no sabe cómo resolverlo pedir la ayuda oportuna”, remarcó. “Creo que la familia tiene que aprender a dar confianza, para que tengan una dosis de autoestima suficiente y que pueda valerse por sí mismo. Cada padre cree que está dando a sus hijos lo mejor y a veces no es lo mejor y la sintomatología aparece justamente cuando hay manifestaciones de comportamiento o reacciones que no son las adecuadas”, puntualizó. Por último, remarcó que “acá el llamado es que los adolescentes sepan que hay un adulto que puede estar escuchándolo, que no están solos. Lo terrible es que las infancias y las adolescencias crean que están solos”. Compartí esta nota:

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