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  • El buque ARA Bouchard, guerrero de los mares condecorado en la Segunda Guerra Mundial y clave en Malvinas

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/04/2025 06:46

    El ARA Bouchard tiene una larga historia de combates en conflictos bélicos icónicos (Foto: National Archives & Rercords Administration) La vida de los buques suele ser extensa, y la del ARA Bouchard (D-26) no fue la excepción. Construido a fines de 1944, el 24 de enero de 1945 se unió a la flota norteamericana el destructor clase Allen M. Sumner 58, bautizado como USS Borie (DD704). Con una eslora de 114,8 metros, los destructores clase Allen M Sumner tenían la cualidad de poseer no uno, sino dos cañones dobles a proa, lo que los dotaba de mayor poder destructivo, así como timones dobles, que los hacían mucho más maniobrables en comparación con los destructores clase Fletcher que los precedían. La primera misión del Borie fue en el teatro del Pacífico. En plena Segunda Guerra Mundial, este destructor sería destinado a la Flota del Pacífico para enfrentarse a la poderosa Armada del Imperio del Japón, tras unirse a la Task Force 58 comandada por el almirante Spruance, como escolta de los acorazados USS New Jersey y USS South Dakota, así como de los portaaviones Bunker Hill y Essex. La primera misión del Borie fue en el teatro del Pacífico (Foto: National Archives & Rercords Administration) La participación del ARA Bouchard en la Segunda Guerra Mundial En febrero de 1945, participó en un ataque sobre el área de Tokio antes de dirigirse a la ofensiva sobre Okinawa, en la que, con sus poderosos cañones, mediante bombardeo costero dañó e inhabilitó, junto a otros buques, los aeródromos japoneses. El Borie contaba con una tripulación de 336 personas a bordo al mando del capitán Noah Adair. Su armamento incluía seis cañones de 127 mm, doce cañones antiaéreos de 40 mm, once cañones de 20 mm y diez tubos lanzatorpedos de 533 mm, lo que lo convertía en una embarcación formidable en combate. El 2 de abril de 1945, en medio de un mar embravecido, el Borie colisionó con el USS Essex mientras realizaba una transferencia de pilotos y correo. El buque Borie recibió ataques y sufrió severos daños por parte de bombarderos kamikazes japoneses (Foto: National Archives & Rercords Administration) El impacto contra el coloso estadounidense destruyó su chimenea de popa, arrancó una de sus monturas de 40 mm y torció su mástil, por lo que se vio obligado a retirarse durante un mes para someterse a reparaciones. Reparado, retornó al Pacífico asignado casi permanentemente a la vigilancia por radar contra kamikazes. Estas maniobras suicidas comenzaron a practicarse al final de la guerra como medida desesperada por parte de los pilotos japoneses para causar mayor daño a la flota aliada. El impacto contra el coloso estadounidense destruyó su chimenea de popa (Foto: National Archives & Rercords Administration) Los bombarderos que no pudieron contra el ARA Bouchard En la tarde del 9 de agosto, mientras patrullaba junto a su gemelo el USS Hank, horas antes de que un B-29 estadounidense arrojara la bomba atómica sobre Nagasaki, cinco bombarderos torpederos Aichi B7A, alias Grace, de la Armada Imperial Japonesa detectaron a los dos buques lanzándose al ataque. Los destructores abrieron fuego y uno de los aviones que se adelantó fue impactado varias veces, pero continuó su ataque. La aeronave dañada sobrevoló el Hank a baja altura mientras el combustible que se filtraba de sus tanques perforados empapaba a la tripulación del puente. Luego, giró bruscamente y se lanzó sobre el Borie desde el cuarto de babor. Previo a impactar contra el buque, el piloto kamikaze liberó una bomba de 1764 libras justo antes de estrellarse contra la superestructura del Borie, detrás del puente de mando. El Borie pasó a denominarse ARA Bouchard al inorcoporarse a las filas de la Armada Argentina (Foto: archivo DEF) La explosión provocó un gran incendio y lanzó a muchos hombres al mar, la mayoría de los cuales no fueron recuperados. Afortunadamente, la bomba atravesó el Borie y detonó en el lado de estribor, pero la nave fue dañada con metralla, lo que causó aún más bajas. Como no sufrió daños bajo la línea de flotación, el buque no estuvo en peligro de hundirse. Durante la siguiente hora, los otros cuatro aviones Grace atacaron a los destructores y fueron derribados sin causar daños significativos. El Hank tuvo un tripulante desaparecido y cinco heridos. A pesar de los incendios y los daños, el Borie permaneció en formación y continuó disparando a los aviones enemigos. Sus bajas fueron elevadas: 48 muertos o desaparecidos y 66 heridos. Ese día, el Borie disparó 191 proyectiles de 5 pulgadas, 810 de 40 mm y 1426 de 20 mm contra sus atacantes. Durante la guerra de Malvinas, una bomba enemiga atravesó el Borie y detonó en el lado de estribor (Foto: Histamar) De la Segunda Guerra Mundial a Corea y a la NASA, sin escalas El comandante Adair recibió la Estrella de Plata por salvar al destructor y continuar la lucha, a pesar del grave daño. Terminada la Segunda Guerra Mundial, el buque completamente reparado participó en la guerra de Corea, donde ganó cuatro estrellas de batalla, y en la Crisis de los Misiles en Cuba en 1962. En tiempos de paz, desempeñó funciones en la NASA, con su participación en la recuperación de cápsulas espaciales de los programas Mercury y Gemini. El ARA Bouchard en la guerra de Malvinas En 1972, el Borie fue transferido a la Argentina y renombrado ARA Hipólito Bouchard (D-26), junto a su gemelo el USS Hank, rebautizado ARA Seguí. Modernizado con misiles Exocet MM38 y un helicóptero SA-319B Alouette III, el 27 de abril de 1982, en el marco de la guerra de las Malvinas y bajo el mando del capitán de Fragata Bárcena, se le ordenó bloquear Puerto Argentino con su potente armamento para proteger el desembarco de las fuerzas que participaban en la Operación Rosario. Días después, se le asignó la misión de proteger al crucero ARA Belgrano, la nave más importante de la escuadra, junto al destructor ARA Piedrabuena. El 2 de mayo, a las 16:05, un fuerte golpe sacudió la banda de babor del Bouchard. El impacto afectó la zona de máquinas de proa y causó una fuerte vibración en el buque. En 1984, el Bouchard fue desactivado y, en 1988, se autorizó su uso como blanco en ejercicios navales, antes de ser finalmente desguazado (Foto: Histamar) En ese mismo instante, el Belgrano también fue alcanzado por dos torpedos. Tras el golpe, el sonar activo (ecodetección) quedó fuera de servicio. Se creyó que el Bouchard había sido impactado por el tercer torpedo lanzado por el submarino británico HMS Conqueror. Ante esta situación, el comandante del Bouchard, en coordinación con el capitán del Belgrano, Héctor Bonzo, decidió alejarse a máxima velocidad hasta una distancia de 20 millas, evitando aproximarse al crucero para minimizar los riesgos. El Bouchard regresó al área donde el Belgrano había sido torpedeado. Sin comunicaciones por radio y tras una intensa búsqueda, logró encontrar a varios tripulantes sobrevivientes del crucero y pudo rescatar a 64 náufragos. Operación Mikado: ¿en qué consistió y por qué falló? El 18 de mayo, un operador de radar del Bouchard detectó un eco que confirmó como un contacto aéreo, probablemente un helicóptero sobrevolando la costa. Inmediatamente, se alertó al ARA Piedrabuena y a la Base Aeronaval Río Grande, donde se verificó que no había aeronaves argentinas en vuelo. Minutos más tarde, el supuesto helicóptero descendió cerca de la estancia “La Sara”, pero, poco después, volvió a elevarse y puso rumbo hacia la frontera con Chile. En ambos casos, los ecos detectados fueron identificados como aeronaves que transportaban comandos británicos del SBS y SAS, en el marco de la fallida Operación Mikado / Operación Plum Duff. Gracias a la intervención del ARA Bouchard y otras unidades de la Armada Argentina, se frustraron estas incursiones, y se impidió un ataque sobre el territorio continental y la destrucción de los aviones Super Étendard y sus misiles Exocet AM 39, considerados la principal amenaza para la Task Force británica. Recientemente, la Armada Argentina adquirió el patrullero oceánico ARA Bouchard (P-51), homónimo del D-26, junto a tres OPV: Piedrabuena, Storni y Cordero (Foto: Fernando Calzada) La “nueva vida” que se le busca dar al Bouchard tras su desguace En 1984, el Bouchard fue desactivado y, en 1988, se autorizó su uso como blanco en ejercicios navales, antes de ser finalmente desguazado. Para conmemorar el 40.º aniversario de la guerra de Malvinas, agrupaciones y escuelas de buceo de todo el país se reunieron para impulsar el proyecto “Corredor Histórico Malvinas Argentinas”. Esta iniciativa busca rendir homenaje a la historia mediante el hundimiento ceremonial de cuatro buques que participaron en el conflicto y que actualmente están destinados al desguace, entre ellos el ARA Bouchard. Estas embarcaciones serían sumergidas en puntos estratégicos de la costa argentina a fin de otorgarles una nueva vida como arrecifes artificiales y de que sirvan, al mismo tiempo, como monumentos conmemorativos. El proyecto no solo busca preservar la memoria, sino también fomentar el turismo, la ecología y la divulgación histórica. El Bouchard es un símbolo de nuestra historia naval y permanece en el recuerdo de todos aquellos que lo tripularon como un testimonio vivo de su legado en el mar.

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