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» El Ciudadano
Fecha: 29/03/2025 18:52
Miguel Passarini Hay una teoría que sostiene que lo roto, por más que se intente reparar, jamás recupera su esplendor original (si es que lo tuvo alguna vez). La rotura será como una falla, algo visible e inocultable, algo que los demás verán y harán notar para siempre. La rota madre que te parió es, precisamente, el título del nuevo espectáculo con dramaturgia y dirección de Gustavo Guirado, uno de los más grandes referentes de las escénicas rosarinas de las últimas tres décadas, que se conocerá el sábado 5 de abril en el teatro El Rayo, donde seguirá en cartel por los próximos dos meses, y que el año pasado fue premiado dentro del concurso de proyectos de Espacio Santafesino destinado a las artes escénicas. El inquietante regreso de Guirado a la cartelera local se concreta luego de su recordada versión de Fausto a la que llamó Fausto, o la pasión según Margarita, donde transitó por las lógicas del deseo y la tragedia de los cuerpos a través del paso del tiempo, algo que aquí reaparece pero haciendo foco una vez más en el universo femenino y en la relación de una madre con sus hijas en el marco de un reencuentro doloroso y hostil, donde actúan Claudia Schujman, Natalia Álvarez Dean y Anahí González Gras, en gran medida actrices de su propia cantera a lo largo de muchos años de formación y experimentación escénica. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de La rota madre que te parió (@larotamadre) El staff de esta nueva propuesta se completa con el diseño de arte y vestuario de Javier Palomino, la costura y confección de Marta Dean y Laura Gras, el asesoramiento corporal de Romina Brucellaria, el entrenamiento vocal de Angie Cámpora, el herrero artesano Sergio Pradier, la carpintería de Emilio Port, la construcción de máscara de Martín Fumiato, el diseño gráfico de Esteban Goicoechea, la fotografía y video de Claudio Perrin y la prensa de Gisela Sogne. La madre a la que alude el título, interpretada por la enorme Claudia Schujman, es una actriz de trayectoria, con un reconocimiento a nivel nacional y un pasado de prestigio, que visita por primera vez la casa de su hija mayor, interpretada por Natalia Álvarez Dean, a la que llega con la intención de recuperar algo del tiempo perdido, sin advertir que se encontrará con un pasado que había elegido tapar, olvidar, correr de su imaginario. En particular, por la presencia de su hija menor, interpretada por Anahí González Gras, visiblemente deteriorada por una enfermedad degenerativa y con quien no puede comunicarse. El deseo en la derrota En el devenir de su propuesta, tras la cuarta ola del feminismo y la suma de derechos largamente peleados por las mujeres que hoy aparecen en un tembladeral, en el contexto de una patria en peligro (quizás también rota como esta madre) con la avanzada de una derecha desatada y atroz, Guirado toma como punto de partida, incluso desde el título de la obra, lo que supone una modificación de un insulto, una puteada de “lenguaje coloquial”, donde reemplaza “puta” por “rota”. “Es así, está rota y es puta esta madre, por eso el tradicional insulto de inmediato queda asociado al título de la obra: rota y puta. Lo primero como cicatrices de batallas peleadas, algunas perdidas, otras ganadas, antes que nada como mujer que escuchó su deseo y que se armó una vida, elegida a contramano del sistema patriarcal capitalista, elección de vida en la que no incluyó a su familia, a su esposo y a sus dos hijas. Algo que para la mayoría se vuelve imperdonable e insoportable. Para peor, parió las hijas y las abandonó. Entonces lo de puta va de suyo, aunque no se trate como tema principal en nuestra obra, el de la puta ya es un lugar común en la estigmatización de las mujeres consecuentes con sus deseos. Esta madre, es una máquina deseante ahora en su decadencia; la máquina fisura, y esta mujer sucumbe por momentos a la culpa, a la tentación de madre redentora y toda esa escoria judeocristiana y bueno, la obra plantea ese momento de la vida: la vejez, el miedo ante la constatación de que somos descartables cuando el cuerpo caduca en su productividad. Para peor, en nuestra obra, no rescatamos al personaje de ese infierno. Y por otra parte, quiénes nos creemos que somos para hacerlo”, planteó el actor, autor, director y docente que aclaró que a pesar de la temática que atraviesa la obra también tiene sus pasajes o destellos de humor. Lo que puede un cuerpo Siempre muy permeado desde sus formas poéticas por lo que pasa o sucede aún sin buscarlo, Guirado también analizó la idea de contextos, lazos o vínculos que aparecen rotos, altamente intoxicados, en este presente de un país quebrado, derechizado y sin un horizonte visible más allá del fascismo imperante. “No tuvimos conciencia dramatúrgica durante esta obra de una referencia directa al horror, a la destrucción que lleva adelante este gobierno. Digo en términos de escritura escénica, de alusiones directas con personajes y situaciones, como sí lo he hecho en trabajos anteriores. Pero en la mayoría de los ensayos a lo largo de un año comenzamos con unos mates y una charla donde compartir y de algún modo elaborar la angustia de estar viviendo en un régimen filo fascista, con altos grados de perversión y de destrucción masiva al cual adhieren gran parte de nuestros compatriotas. Es decir: gran parte de nuestros vecinos aún sostienen esta pesadilla. Ese es el contexto real, violento e ineludible, donde tres actrices y un director han «puesto el cuerpo» para llevar adelante una operación simbólica y de construcción de sentido. En fin, que ese cuerpo de la actriz, vulnerable y poderoso a la vez, ese cuerpo individual, siempre alude al cuerpo social, porque no hay nada más político que el cuerpo”, evaluó el creador. Y sumó: “Hay otra cosa, esta obra en un principio se iba a llamar Lengua madre, y por razones de registro de títulos fue imposible que pudiéramos usarlo. Entre otros tantos indicios, la obra plantea la pérdida del lenguaje como posibilidad de encuentro. «¡Vaya novedad!», diría Beckett (risas). La confusión, la dificultad para el entendimiento, un uso de la lengua madre que sólo produce desmadre. Pienso ahora ante la formulación que hacés, cuando nombrás la toxicidad en la que vivimos: la mentira descarada, la ignominia con la cual nos tratan, la fuerza desquiciante de una «lengua acalambrada», donde cuesta discernir en lo que vemos y escuchamos qué es real y qué es fantochada. Y a la vez, los que todavía «en el medio del infierno, no hacen infierno», los que cuidan y protegen la vida a pesar de todo. Bueno, ese padecimiento que atraviesa nuestro país, aparece aludido en el micromundo de estas tres mujeres. Pienso entonces que sí, que La rota madre que te parió es una obra sumamente política”. La temática basal de la obra, la relación entre madres e hijas, fue, es y será materia de otros mundos ya transitados por el cine, el teatro y la literatura a lo largo de la historia, incluso por el mismo Guirado, dado que encierra, al mismo tiempo, algo bello y horroroso así como también sensible e inexplicable, algo que es materia en el teatro de este creador que hace muchos años estrenó una recordada versión de Medea y que emplea una inusual estrategia sensible en el montaje de sus materiales donde equilibra lo popular y lo sutil, con la belleza, el horror, las palabras, los silencios, las texturas, los colores y sobre todo, la búsqueda de un sentido que se escinde de los lugares comunes. “El teatro que me gusta plantea como textos no sólo a las palabras, sino también al espacio, los objetos, la luz. Por ejemplo: en los últimos días resolvimos una escena que nos traía locos, y lo hicimos a través de objetos que aparecieron. Ese texto-objeto finalmente «escribió» la escena. La puesta en escena es, para mí, la dirección de actores. Esto es, además del diario y arduo ejercicio técnico actoral, la pulsación de nuestros imaginarios y si me pregunto qué es esto, bueno, es darle pista a las memorias, aquellas evidentes y aquellas otras que estamos por descubrir durante el trabajo; las resonancias de nuestras geografías de origen y las actuales. Y además, a nuestras pasiones y goces artísticos: películas, literaturas, músicas, pinturas que nos habitan”, planteó Guirado, siempre seducido por el umbral estético que supone un artista como Caravaggio, el pintor de los supuestamente “inmoral”. Y expresó finalmente: “Todo el tiempo que dura el ensayo de una obra trabajamos con la asociación libre de pensamiento y acción, aunque haya un texto literario previo, trabajamos cirujeando en el campo poético del equipo de trabajo. Esta obra, por ejemplo, tiene una lejana inspiración en Sonata otoñal de Ingmar Bergman, también de otras películas, así como de las pinturas de Caravaggio, de Francis Bacon o de Picasso, pero como rastros oníricos, eso que queda en el cuerpo después de un sueño copioso. Hay muchas referencias a textos teatrales en las palabras de la madre, a través de la cual hablan personajes de diferentes obras en una amañada versión pirandelliana, donde los pobres personajes la persiguen, no la dejan en paz porque se creen que son ella (risas). También trabajamos, como lo hago en todas las obras, una reconstrucción del habla popular a partir de las voces que escuchamos a diario y las voces de nuestros mayores, porque sin ese ritmo, sin esas cadencias, no hay imaginario que pueda pulsarse”. Para agendar La rota madre que te parió tendrá su estreno el sábado 5 de abril, a partir de las 21, en la sala El Rayo (Salta 2991), donde seguirá en cartel los restantes sábados de abril y mayo. Las entradas anticipadas, con descuento, se pueden reservar sólo por WhatsApp al +549-341 5842730. IG
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