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Parana » Campo En Accion
Fecha: 01/04/2025 03:46
La nueva medición del índice de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina muestra que la participación del Estado en la renta agrícola es de 58%. El peso de los impuestos bajó 6,3 puntos en relación a la última medición que había dado 64,3%. Para graficarlo, de cada 100 pesos, 58 se van en impuestos, hace unos meses se iban 64. Mientras el índice del 58% es nacional, indican que las provincias muestran diferencias según costos, producción e impuestos locales. Córdoba registra un 59,1%, Buenos Aires 55,9%, Santa Fe 55,7%, La Pampa 57,2%, Entre Ríos 62,5% y San Luis: 56,1%. “Aunque la carga impositiva bajó levemente desde la última medición aún sigue siendo alta, más de la mitad se lo queda el Estado. Si esa mochila fuera más liviana ayudaría a que haya más inversiones, más producción, más trabajo y más consumo en general”, explica Nicolle Pisani Claro. “La disminución se vincula con el impacto de la baja temporal de las Retenciones o Derechos de Exportación sobre los cultivos, combinado con una leve mejora en los precios de los granos, por eso una de las preguntas es ¿qué pasaría si la medida temporal fuera el puntapié hacia la eliminación total? Podría traer más beneficios”, destaca la economista. “Esta baja beneficiaría a todos, porque ante menos impuestos, se generan más inversiones, lo que trae más producción, más empleo y todos podemos consumir más. Podemos verlo en una rueda en la que estamos todos, con menos impuestos se va destrabando esa rueda y se moviliza toda la economía”, agrega Antonella Semadeni. El informe, trimestral, mide qué porcentaje de la renta agrícola (el valor de la producción menos los costos) se destina al pago de impuestos nacionales, provinciales y municipales. Esta renta se distribuye en tres: impuestos (participación del Estado), renta de la tierra y resultado agrícola. En esta medición, los impuestos no coparticipables representaron 57,7% del total, los coparticipables 34,2% y los provinciales y municipales 7,1%. Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 58%, la participación del Estado en soja es del 62,4%, maíz 49,7%, trigo 72,6% y girasol 55,1%. En otro tramo del texto marcan una reducción de 6,3 puntos porcentuales respecto a diciembre de 2024, que había marcado 64,3%. Este indicador evidencia el peso de los Derechos de Exportación sobre la actividad agrícola y abre la pregunta: ¿qué pasaría si la medida avanzara en la disminución hasta llegar a 0? Cuando baja la carga de impuestos al campo esto trae un impacto positivo para todos. Menor carga impositiva se traduce en más inversión, más empleo y un mayor desarrollo para Argentina, favoreciendo el crecimiento económico y abriendo nuevas oportunidades en distintas áreas productivas. La reducción de impuestos actúa como un incentivo clave para el desarrollo económico. Por otra parte, los impuestos nacionales no coparticipables representan el 58% lo que impacta en el federalismo fiscal. Estos impuestos, liderados por los Derechos de Exportación, representan una salida de recursos de las provincias productivas. En esta medición se muestra que la baja temporal de las retenciones redujo la proporción de estos impuestos, ubicándolos en su menor nivel desde el año 2020. “Si bajan los impuestos no coparticipables como las retenciones, hace que el peso de los coparticipables sea mayor, lo que resulta en un esquema más equilibrado en cuanto a la distribución de los recursos”, explica Semadeni. Factores que amortiguaron la caída del Índice En marzo, los impuestos de Inmobiliario Rural y las tasas viales municipales se actualizaron y se presentaron subas dispares según la provincia. Los aumentos en el Inmobiliario Rural oscilaron entre el 20% y el 190%, mientras que en varias jurisdicciones las tasas viales municipales aumentaron significativamente. Estos impuestos, fijados en pesos, hacen que a inicios de cada año pesen más los impuestos provinciales y municipales, y que el peso de los impuestos sea mayor, amortiguando la caída del índice. Los precios de los insumos, medidos en dólares oficiales, se han mantenido estables y en algunos casos se han presentado bajas. En cambio, los costos de labores y fletes aumentaron entre un 3,5% y un 5,5% en pesos desde diciembre. Si comparamos con el año pasado, las labores son entre un 20% y un 37% más caras, mientras que los fletes subieron un 60%, en un contexto de inflación interanual cercana al 53%. En dólares, los fletes cuestan más que en marzo de 2024. El costo del transporte sigue siendo un factor determinante. “Para ponerlo en un ejemplo: 2 de cada 10 camiones de maíz están destinados a cubrir fletes en provincias como Córdoba, San Luis y La Pampa. En Buenos Aires y Entre Ríos, 1,5 de cada 10 camiones de maíz se va en concepto de fletes, mientras que en Santa Fe solo 1 de cada 10 camiones corresponde al costo de transporte”, revela Pisani Claro. Por otro lado, la relación entre insumos y producción mejoró. “En otras palabras, hoy se necesitan menos toneladas de maíz o trigo para comprar una tonelada de UREA que hace un año, lo que indica una menor cantidad de producto requerida por cada unidad de insumo”, traduce Semadeni.
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