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» Elterritorio
Fecha: 27/03/2025 15:41
El caso de Juan Ignacio Acosta plantea la urgencia de revisar las normativas y prácticas dentro de los distintos deportes de contacto jueves 27 de marzo de 2025 | 13:00hs. El pasado 23 de marzo, Juan Ignacio Acosta habría cumplido 17 años. Sin embargo, su vida se truncó trágicamente mientras actuaba como sparring en una sesión de kickboxing en Posadas, Misiones. El joven se desvaneció tras un golpe durante el entrenamiento, lo que posteriormente derivó en un hematoma subdural que le costó la vida. Este caso ha generado una profunda conmoción en la comunidad local y ha puesto bajo la lupa las prácticas y medidas de seguridad en los deportes de contacto. En diálogo con el programa Acá te lo Contamos por Radioactiva 100.7 Chino Villalba, cinturón negro e instructor de kickboxing, se abordaron las características y riesgos inherentes a esta disciplina. Villalba explicó que el kickboxing es un deporte marcial que combina modalidades competitivas y recreativas. “Todos empiezan con la parte recreativa, no es que uno ingrese ya peleando. Tiene sus reglas y cuidados para evitar accidentes”, afirmó. También destacó que, aunque existen riesgos como en cualquier deporte, los deportes de contacto no son necesariamente más peligrosos. “Si vamos a hablar de estadísticas, en estos deportes hay menos accidentes graves que en otros deportes de contacto pleno”, señaló. El sparring, pieza clave en el entrenamiento, ha sido objeto de debate tras la tragedia. Según Villalba, esta práctica es una simulación controlada de pelea donde el objetivo principal es enseñar y proteger al aprendiz. “El sparring experimentado debe cuidar a la persona que recién empieza. Es fundamental que el profesor esté atento y supervise constantemente”, explicó. Además, enfatizó la importancia del uso de equipamiento protector como cascos, protectores bucales y pecheras, especialmente para los más jóvenes. “Los menores solo pueden participar en modalidades de tatami y siempre bajo estrictas normas”, agregó. La madre de Juan Ignacio ha señalado que su hijo enfrentó a un oponente con una diferencia significativa de experiencia y edad (aproximadamente 10 años mayor), lo que podría haber contribuido al desenlace fatal. Este hecho ha abierto interrogantes sobre la regulación y supervisión en los entrenamientos. Villalba insistió en la necesidad de contar con instructores certificados y federaciones reconocidas para garantizar prácticas seguras. “No es solo aprender a dar golpes; se trata de un proceso integral donde también somos una contención emocional para los chicos”, comentó. El caso de Juan Ignacio Acosta plantea la urgencia de revisar las normativas y prácticas dentro del kickboxing y otros deportes de contacto. Mientras tanto, Villalba indicó que desde el sector continúan promoviendo un enfoque responsable hacia esta disciplina: “El kickboxing puede ser transformador si se practica correctamente; ayuda a despejar la mente y fortalecer el cuerpo”.
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