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  • Una nueva investigación revela que masticar chicle podría afectar la salud :: Asdigitalnews

    Parana » Asdigitalnews

    Fecha: 27/03/2025 03:43

    Masticar chicle es un hábito cotidiano que pocas veces se cuestiona. Se hace casi por reflejo, sin detenerse a pensar en lo que realmente se está consumiendo. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) revela un dato inquietante: cada chicle podría liberar miles de microplásticos en la boca. Según los investigadores, al masticarlo, se desprenden cientos de partículas plásticas que terminan en la saliva y, eventualmente, en el organismo. El estudio, presentado en la reunión de primavera de la Sociedad Química Estadounidense (ACS) de 2025, analizó diez marcas de chicles, tanto sintéticos como de goma natural. Para evaluar la cantidad de microplásticos liberados, los participantes masticaron cada muestra durante cuatro minutos, mientras los científicos recolectaban saliva cada 30 segundos. Los resultados fueron sorprendentes. En promedio, cada gramo de chicle liberó alrededor de 100 microplásticos, aunque en algunos casos se detectaron hasta 600. Extrapolando estos datos, una persona que mastica chicle con frecuencia podría estar ingiriendo hasta 30 mil partículas plásticas al año. El análisis químico de los microplásticos encontrados reveló la presencia de poliolefinas como el polietileno y el polipropileno, además de tereftalatos de polietileno (PET) y poliacrilamidas. Según los expertos, la mayoría de estas partículas se desprenden en los primeros ocho minutos de masticación debido a la fricción y la acción de la saliva. Lo más sorprendente fue descubrir que incluso los chicles elaborados con goma natural contienen microplásticos, lo que sugiere que la contaminación podría originarse en el proceso de fabricación. Riesgo para la salud Si bien el estudio confirma que el consumo de chicle implica la ingesta involuntaria de plástico, los investigadores advierten que aún no se conocen con certeza sus efectos sobre la salud. La preocupación radica en la posibilidad de que, además de microplásticos, los chicles liberen nanoplásticos, partículas diminutas capaces de ingresar al torrente sanguíneo. No obstante, hasta el momento no existen pruebas concluyentes sobre el impacto que estos compuestos podrían tener en el organismo. Ante este panorama, los expertos sugieren moderar el consumo de chicle y prolongar la masticación de una sola pieza en lugar de ingerir varias en un corto período de tiempo. Además, insisten en la importancia de desecharlo de manera adecuada, ya que el plástico que entra en la boca es solo una fracción del que termina en el medio ambiente. Los microplásticos están en todas partes: en el agua que se bebe, en el aire que se respira, en los océanos que devuelven lo que la humanidad olvida. Sin embargo, el hallazgo de estas partículas en la saliva tras masticar chicle plantea una nueva preocupación. Más allá del daño ambiental conocido, se suma la posibilidad de que estos residuos plásticos ingresen directamente en el cuerpo de formas inesperadas. Se sabe que los microplásticos pueden introducirse en los tejidos humanos, cruzar barreras biológicas y generar procesos inflamatorios. Aunque los efectos a largo plazo aún están en estudio, su presencia masiva en el ambiente y en el organismo es una señal de alerta. Con todo, el chicle sigue ahí, en los kioscos y en los bolsillos, con sus colores vibrantes y sus promesas de frescura. Pero ahora, cada vez que alguien lo mastique, quizás sepa que también está masticando el rastro de un mundo que, poco a poco, se llena de lo que no puede desaparecer.

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