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  • Leer desde el juego: cómo es la experiencia educativa que cruza tecnología, motivación y diagnóstico

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/03/2025 02:57

    Maria Ines Urbini y Jimena Castellion (docentes de ORT), Gilda Sánchez (directora del nivel primario en el Instituto River Plate) y Cristina Rodrigues (directora de Tecnología Educativa de la Secretaría de Educación y Empleo Municipalidad de Vicente López) En el marco de la jornada organizada por Ticmas sobre comprensión y fluidez lectora en la escuela primaria, se presentó el panel “Taller de Streamers: leer desde el juego”, dedicado al uso de tecnologías digitales para promover el hábito lector. El encuentro se realizó en la Casa de la Lectura y reunió a especialistas en educación, neurociencia y tecnología para reflexionar sobre estrategias pedagógicas y herramientas innovadoras. El panel estuvo moderado por Denise Abulafia, especialista en tecnología del aprendizaje y responsable del área pedagógica de Ticmas. Participaron Jimena Castellion y María Inés Urbini, de la Escuela ORT; Gilda Sánchez, del Instituto River Plate; y Cristina Rodrigues, del municipio de Vicente López. Las invitadas compartieron sus experiencias con la implementación de “¡A leer en vivo!”, una aplicación en la que los chicos leen como si estuvieran transmitiendo en vivo, y que ajusta los desafíos según el nivel lector de cada estudiante. El panel estuvo moderado por Denise Abulafia, especialista en tecnología del aprendizaje y responsable del área pedagógica de Ticmas. Leer desde el juego “¡A leer en vivo!” es una propuesta digital desarrollada por Ticmas para fortalecer la fluidez y la comprensión lectora. A través de una simulación de streaming, los estudiantes leen en voz alta como si estuvieran en una transmisión en directo, frente a una audiencia virtual. La experiencia incluye actividades de prelectura, lectura y poslectura, y busca que los chicos se vinculen con los textos desde el juego y la exploración personal. Cada estudiante puede elegir qué leer —deportes, fantasía, animales, medioambiente—, lo que refuerza el interés y el compromiso con la lectura. A medida que avanzan, el sistema adapta la dificultad de los textos a su nivel. Además, la plataforma incorpora nociones básicas de ciudadanía digital: privacidad, uso responsable de la tecnología, manejo de contraseñas. Con tablets y auriculares, los chicos leen, responden preguntas y reciben una devolución inmediata. El enfoque lúdico, la posibilidad de elegir temas y el ritmo personalizado fortalecen la autonomía lectora y ayudan a mejorar la fluidez. A la vez, la herramienta genera datos precisos sobre el recorrido de cada estudiante, lo que permite a los docentes intervenir con mayor claridad. En la aplicación “¡A leer en vivo!” los chicos leen como si estuvieran participando en un streaming. Los desafíos se organizan según el nivel lector de cada estudiante. Soltar la planificación En la Escuela ORT, incorporar “¡A leer en vivo!” supuso un cambio en la forma de trabajar la lectura. Aunque la institución tiene una larga historia de innovación tecnológica, la lectura seguía tratándose desde una lógica más tradicional. “Era un territorio que ninguno de los coordinadores digitales se animaba a tocar”, dijo Jimena Castellion, coordinadora del área de Educación Digital del nivel primario. “Había algo sagrado en la lectura en papel que no queríamos reemplazar, pero sí complementar”, continuó. El programa se implementó en tercer grado con acompañamiento en el aula. María Inés Urbini, docente en la sede Belgrano, observó cómo cambió la disposición de los chicos frente a la lectura. “Lo que más valoraron fue poder elegir el contenido y aprender. Me lo dijeron ellos, sin que yo se los preguntara”, contó. Esa posibilidad de elegir temas que les interesan fue clave para sostener la motivación. También cambió la dinámica en el aula. “Una maestra dijo: ‘Tenemos que ponernos de acuerdo en qué temática empezamos’, y le dijimos que no, que los chicos iban a elegir”, relató Castellion. “Eso cambia todo porque cada uno avanza a su ritmo y según sus intereses. Hay que soltar la planificación”. La experiencia demandó acompañar desde el inicio: desde cómo loguearse hasta cómo leer instrucciones. “Esta propuesta nos ayudó a ver que también se aprende leyendo la pantalla, preguntando, volviendo a intentar. Y que no siempre el maestro tiene que tener todas las respuestas”, agregó. Animarse a pensar distinto En el Instituto River Plate, “¡A leer en vivo!” se sumó a un proceso más amplio de transformación pedagógica. Gilda Sánchez, directora del nivel primario, contó que la propuesta se integró a prácticas ya existentes, como el Plan Lector y los talleres de lectura y escritura creativa. “Nos animamos a innovar desde este lugar”, señaló. “Estábamos buscando nuevas formas de garantizar aprendizajes de calidad y esta herramienta nos permitió dar un paso más”. Para hacer viable la implementación, el equipo organizó el trabajo en estaciones de aprendizaje. Así, los grupos rotaban por los distintos espacios y no era necesario contar con dispositivos para todos. “Así logramos acortar la brecha y evitar que el docente sintiera que tenía que dar respuesta a todo al mismo tiempo”, explicó Sánchez. El acompañamiento fue clave para que cada estudiante pudiera avanzar según sus tiempos e intereses. La experiencia se extendió de tercer a sexto grado. En los cursos más grandes, se vinculó con el espacio de radio escolar, donde los estudiantes grabaron contenidos basados en sus lecturas. “Eso nos permitió trascender la propuesta y llevarla a otro nivel. Recibimos incluso el mensaje de una familia que nos contó que su hijo, ya en séptimo, gestionó una visita a una radio real después de haber pasado por esta experiencia”, relató. “Nos animamos a pensar distinto y a ofrecer otras formas de leer, comprender y expresarse”. “Nos preguntábamos quién iba a querer venir a leer en el medio de la colonia, con pileta y cancha de fútbol. Y la sorpresa fue total: no querían irse del taller”, decía Cristina Rodrigues, a cargo del área de Tecnología de Aprendizaje de la Secretaría de Educación de Vicente López Experiencia en contextos no formales: Vicente López En Vicente López, “¡A leer en vivo!” se aplicó en un contexto poco habitual: las colonias de vacaciones. Cristina Rodrigues, a cargo del área de Tecnología de Aprendizaje de la Secretaría de Educación, relató cómo se organizó el trabajo con la Dirección de Deportes y los docentes municipales. “Nos preguntábamos quién iba a querer venir a leer en el medio de la colonia, con pileta y cancha de fútbol. Y la sorpresa fue total: no querían irse del taller”. La actividad fue pensada para chicos de 9 y 10 años. En algunos casos, no sabían escribir ni leer su nombre, lo que exigió adaptar la propuesta. “Ahí nos agarró una cosa... porque es la realidad que estamos enfrentando después del COVID”, dijo Rodrigues. El programa permitió detectar rápidamente los niveles lectores de cada chico, sin la presión de estar en clase. “Los chicos no estaban aprendiendo algo propio de la escuela. Estaban jugando. Y desde ese lugar, la motivación y la creatividad fueron mucho más fuertes”. La dinámica de la transmisión en vivo también permitió hablar de otros temas. “Tuvimos que hablar de seguridad digital, de privacidad, de qué pasa con un audio cuando se graba. Hicimos todo ese trabajo también”, contó. Con tablets prestadas por otras instituciones, los chicos practicaban lectura en voz alta y recomendaban libros a sus compañeros. “En un mes, muchos nos decían: ‘yo leo mejor’”, recordó, “y lo decían convencidos, porque se daban cuenta”. El panel se dio en el marco de una jornada dedicada a la comprensión y la fluidez lectora Tecnología, diagnóstico y nuevas prácticas Las experiencias compartidas mostraron el impacto de “¡A leer en vivo!” en la motivación de los chicos y en las oportunidades pedagógicas que abre en el aula. La propuesta personaliza el recorrido lector y genera información concreta que permite a los docentes intervenir con más precisión. “Ya no se trata de decir si comprende o no comprende”, señaló Abulafia. “Estamos llegando a identificar qué tipo de texto sí comprende un estudiante y cuáles todavía no”. Esa segmentación —descriptiva, informativa, argumentativa— permite una mirada más profunda sobre el proceso lector. “Nada de esto funciona por sí solo, pero cuando se integra a otras prácticas, marca la diferencia”, concluyó. El cruce entre datos, motivación y estrategias de aula aparece como una vía concreta para fortalecer la enseñanza de la lectura.

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