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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 22/03/2025 01:12
por JJN, de ANÁLISIS El entrerriano Raúl Villalba -ciclista con disminución visual, paralímpico en Río 2016 y medallista parapanamericano en Toronto 2015 y Santiago 2023- y el mexicano Ricardo Paván protagonizaron una ambiciosa prueba de un día completo a bordo de una bicicleta tándem, el 11 y 12 de marzo en un circuito de 5,7 kilómetros de extensión en Serbring, Florida, Estados Unidos. Allí, buscaron establecer varios récords mundiales y Guinness, que actualmente se encuentran en período de revisión. Se trata de una historia de resiliencia y perseverancia, ya que ambos habían quedado muy cerca de cumplir con otra proeza en febrero de 2024. “El objetivo era rodar durante 24 horas en un circuito previamente medido: 5.7 km. Durante la prueba logramos llegar a varios objetivos que teníamos. Aún no podemos decir que son récords mundiales ni Guinness, hasta que la organización mundial de ultra ciclismo avale nuestros resultados. Actualmente se encuentran evaluando todos los reportes que hicimos de tiempo y distancia el día del evento”, comentaron ambos en diálogo con ANÁLISIS. Los posibles récords son varios y pueden clasificarse en dos grandes grupos. En categoría de ciclismo adaptado en bicicleta tándem con persona con discapacidad, las distancias que completaron y pueden ser récords son: 100, 200, 300 y 500 kilómetros; 100, 200 y 300 millas. También aspiran a ser plusmarca con 6, 12 y 24 horas a bordo de la bicicleta. En ciclismo convencional, en bicicleta tándem, pueden ser récords los 100, 200, 300 y 500 kilómetros que hicieron, además de las 100, 200 y 300 millas; también, las 6 horas arriba de la bici. Raúl y Ricardo no estuvieron solos, sino que fueron acompañados por otras seis personas durante las 24 horas de la prueba. Ellos se encargaron de brindarles alimentación e hidratación; manejaron el auto que iba detrás protegiéndolos, tomaron los tiempos y la distancia de cada vuelta dada por los ciclistas, y comunicaron todo lo que sucedía en las redes sociales de Growing for Inclusion, la entidad detrás de la iniciativa. “El apoyo de estas seis personas realmente es admirable y muy importante, pues todo lo que hacen es clave para que los ciclistas puedan estar enfocados únicamente en pedalear”, reconocieron. Raúl Villalba, oriundo de Caseros, Entre Ríos, posa en el circuito de Serbring. –¿Qué sintieron cuándo lo consiguieron? ¿imaginaban ese momento antes de subirse a la bici? –El sentimiento es indescriptible pues sabemos la magnitud del logro que estábamos consiguiendo a nivel mundial y sobre todo la importancia y efecto positivo que tienen este tipo de acciones en las personas con discapacidad y el impacto en su inclusión. Aparte de eso, es una satisfacción muy grande, pues logramos cristalizar ese sueño que teníamos de ya varios años atrás y saber que todo el esfuerzo realizado por muchos meses de entrenamientos y sacrificios hechos por nosotros, nuestras familias y de todos los que participaron en el evento habían valido la pena. –Hace un año intentaron cruzar un Estado y no lo consiguieron por cuestiones climáticas... Pero no bajaron los brazos y dejaron un mensaje de perseverancia ¿piensan que es así? –¡Claro! Esto es de las cosas más importantes para nosotros, transmitir justo ese mensaje, que los sueños se trabajan y se sufren para alcanzarlos. Que muchas veces existen fracasos que se convierten en aprendizajes. Y nunca, nunca se debe de dejar de soñar y de luchar. Creo que somos dos personas con una capacidad muy grande de resiliencia la cual les permitió superar el fuerte golpe emocional vivido en 2024, cuando tuvieron que abandonar en su primer intento. –¿Qué tan difícil se hizo la preparación, teniendo en cuenta que cada uno entrenó por su lado y a miles de kilómetros de distancia? –Realmente no es tan complicado. Los dos somos deportistas muy comprometidos y profesionales que sabíamos lo que teníamos que hacer para estar al 100%. Gracias a la tecnología y a los simuladores de ciclismo, pudimos, por medio de la aplicación Zwift entrenar virtualmente juntos en muchísimas ocasiones. Es una realidad que, si viviéramos en la misma ciudad y opusiéramos entrenar más tiempo en persona, seríamos aún mejores como pareja. Pero afortunadamente contamos con un gran entendimiento cuando nos reunimos a entrenar juntos. Paván (guía) y Villalba, en plena acción en el circuito ubicado en el estado de Florida, EE.UU. –¿Cuál fue el momento más difícil? –¡Uy! Tuvimos dos momentos críticos. Uno, cuando el viento comenzó a soplar más fuerte y por más tiempo de lo que teníamos analizado. Fue volver a recordar lo sucedido un año atrás. Y también por la noche y la madrugada la temperatura bajó muchísimo, sino hubiéramos estado mentalmente fuertes, seguramente hubiéramos abortado la misión. –¿Y el mejor momento mientras realizaban la prueba? –Sin duda la última hora de recorrido y la llegada a la meta. En esos momentos te pasa todo por la cabeza. La familia, los sacrificios, los entrenamientos… todo, todo, pasa por la cabeza. Es una emoción muy grande. –¿Pensaron en algún momento que no llegaban o no lo lograrían? –¡Si! Con las bajas temperaturas que tuvimos en las 12 horas de la noche. –¿Qué desafíos vienen a futuro para ustedes? ¿Planifican seguir haciendo cosas juntos? –(Risas) Esa pregunta es muy peligrosa. Por el momento pensamos en unas semanas de descanso, de desconexión. Pero estamos seguros que muy pronto sabrán de nosotros. Porque la locura de estos dos ciclistas aún no se desvanece.
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