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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/03/2025 04:47
El Payasito le agradeció al Loco tras asistir a su último partido como jugador profesional “Bielsa es un influencer”. ¿Quién dijo que solamente existe ese término en redes sociales? La Real Academia Española (RAE) vincula esa palabra principalmente a ese tipo de plataformas, pero Pablo Aimar la usa para definir a un entrenador que marcó escuela, un sello distintivo por el que pasaron bajo su ala todos los integrantes principales del cuerpo técnico de la Selección, desde el propio Scaloni, siguiendo con Walter Samuel y Roberto Ayala y sumando a Diego Placente (DT de las Inferiores), aunque su vínculo con Aimar es diferente. Uno asegura que fue su mejor técnico. El otro, que entrenó al que pudo ser el mejor del mundo. Hoy, sus lazos volverán a estrecharse en una nueva edición del clásico rioplatense entre Argentina y Uruguay por las Eliminatorias Sudamericanas. Sus caminos se unieron de manera definitiva el 9 de junio de 1999. Ese día, un jovencito que la rompía en la Primera de River Plate saltó al terreno de juego del estadio Soldier Field, en Chicago, a los 83 minutos para reemplazar a Hugo Ibarra en el empate 2-2 frente a México en un amistoso. Fue el primero de sus 53 partidos con la selección argentina, en los cuales marcó ocho goles y disputó dos Mundiales (2002 y 2006). Justamente, la cita de Corea-Japón marcó su bautismo en Copas del Mundo, como así también rompió el sueño albiceleste de manera anticipada con una dolorosa eliminación en fase de grupos. El ciclo del Loco fue sostenido hasta el 5 de septiembre de 2004. Argentina venía de ganar la medalla de oro olímpica y de perder la final de la Copa América contra Brasil en los penales dentro de un torneo en el que no pudo contar con el Payasito por lesión y la victoria 3-1 contra Perú parecía brindar un mayor aire en las Eliminatorias al Mundial de Alemania, pero el DT ya “no tenía fuerzas” ni la “energía” necesaria para el puesto. Razones suficientes para dar un paso al costado y provocar la posterior llegada de José Pekerman. Fueron 32 partidos jugados por Pablo Aimar bajo la tutela de Bielsa. Una distancia de 1820 días del primero al último. Tiempo suficiente para dejar una huella en el volante creativo categoría ‘79, quien ya vestía la camiseta del Valencia de España para ese entonces. En una entrevista con DSports, colocó la sabiduría transmitida por encima de no haber levantado títulos junto a él: “A medida que pasa el tiempo, le voy dando más importancia a los entrenadores. Pueden convencerte de lo que quieren, pero necesitan liderazgo y, sobre todo, humildad. Bielsa me convenció de que ganan equipos con dos, tres y cinco defensores, con tres o diez delanteros. El tema es que el técnico convenza a sus jugadores de que su idea es la que los va a hacer ganar. Y me convenció sobre todo de que lo importante es el proceso, lo que vos te llevás de un entrenador. Mucho más si te llevás un título. No son muchos los que han ganado un título con Bielsa, me ha pasado a mí, y yo voy a decir que el mejor técnico que tuve es Bielsa”. Con esta afirmación, el campeón del mundo Sub 20 en Malasia 1997 lo ubicó por encima incluso de Pekerman, quien alcanzó la gloria en aquella cita juvenil. Ya lo decía César Luis Menotti: “Tu obligación no es ser campeón del mundo, tu obligación es saber cuál es la idea”. Pekerman cumplió con los dos polos, pero los lineamientos expresados por Bielsa fueron la base de un vínculo que trascendió el rol entrenador-jugador a una relación mucho más cercana entre ambos. La presencia de Marcelo Bielsa hizo emocionar a Pablo Aimar en su último partido como jugador profesional Una prueba de esto fue la asistencia del -ahora- entrenador de Uruguay en el último partido de Pablo Aimar como jugador profesional. Fiel a su estilo sencillo, Marcelo Bielsa fue un plateísta más el 23 de enero de 2018 en el Estadio Antonio Candini, un reducto con una capacidad para 12.000 espectadores, para lo que fue la eliminación del local, Estudiantes de Río Cuarto, ante Sportivo Belgrano de San Francisco por la Primera Fase de la Copa Argentina 2018. El resultado fue absorbido por la emoción debido a la despedida del hijo pródigo de la ciudad. El ex hombre del Zaragoza y el Johor de Malasia salió a los cinco minutos de la segunda parte y finalizó su camino en el mismo lugar donde nació. Allí, en Córdoba, mostró su lado más sensible después de que el DT lo ovacionara desde la tribuna: “Me emocionó la presencia de (Marcelo) Bielsa en la cancha. No la esperaba. Los que pasamos por su mano sabemos que llegábamos de una manera como jugadores y salíamos mejores”. Hacía pocos meses, había asumido al mando de la Selección Sub 17 en la Argentina. Tras colgar los botines, le dio continuidad a una faceta que lo mantiene con los pies sobre la tierra. “Para trabajar con chicos, la Selección es el paraíso”, afirmó en una nota para The Coaches Voice. Quiere potenciar a los jóvenes, hasta descubrir si, en verdad, quiere ser el líder de un plantel de Mayores. Y la influencia del Loco está presente en cada paso dado por la mano derecha de Lionel Scaloni. Heredó su espíritu amateur, la sensación de que podrán jugar 11 en la cancha, pero cargan en sus espaldas con la ilusión de familiares, amigos e hinchas. “Cuando hablo del disfrute, hablo mucho de los juveniles. Él habla mucho en sus charlas de eso. Eso te hace salir a la cancha con un subidón maravilloso. Varias veces mencionaba a la persona en el Interior, que su única alegría de la semana iba a ser eso que iba a ver en la televisión y que empezaba dentro de cinco minutos, que era el partido que jugaba la Selección. Uno, en ese momento, que tenés 22 o 23 años, sabés que ese alguien es tu tío, tu abuelo. Esas cosas hacen que uno juegue un partido con la palabra motivación, que encierra muchas cosas”, supo declarar el Payasito. Como si fuera un calco, esa definición lo acompañó hasta su última función dentro de una cancha. “Les voy a decir dos cosas. Esas 9 mil o 10 mil personas que están acá quieren ser uno de ustedes. Yo mismo voy a querer ser uno de ustedes mañana. Los voy a envidiar, y con maldad. Disfrútenlo, y háganme disfrutar a mí”, fueron las palabras elegidas para dar la arenga a sus compañeros antes de ese cruce contra Sportivo Belgrano. La cálida bienvenida de Aimar a Bielsa en La Bombonera A raíz de esto, el colaborador del Gringo Scaloni remarcó la personalidad del ex conductor de Newell’s y Athletic Club de Bilbao para impregnar una enseñanza en sus pupilos: “Bielsa es influyente en los demás, un influencer. No deja indiferente a quienes fueron dirigidos por él y esa es una característica enorme. Tengo una especial admiración por él, pero si tengo que decir algo es eso de la influencia que tiene en todas las personas que lo conocen y que fueron dirigidos por él”. Y como todo influencer, elige a qué público centrarse, y el periodismo no fue una prioridad, más allá de las habituales conferencias de prensa en sus respectivos trabajos. Tan analítico como reacio a las entrevistas individuales, fue en uno de esos tantos intercambios con los medios que le dispensó un tremendo elogio a Pablo Aimar, luego de haberlo dirigido en la Mayor de la Selección y en el Preolímpico Sub 23 de Brasil 2000: “Yo siempre pensé que iba a ser el mejor del mundo. No lo logró, pero desplegó un fútbol extraordinario”. La temporalidad de la frase no fue casual. Ocurrió días antes de visitar con Uruguay la Bombonera para enfrentar a la Argentina en noviembre de 2023. En el campo de juego, la transmisión oficial subrayó el breve diálogo de Bielsa con Lionel Scaloni, pero la charla con Pablo Aimar fue mucho más allá, un intercambio que podría ser de un padre a su hijo, y que selló la amistad entre ambos. “Pablito, amigo mío, te veo triunfar, hermoso. Lo mejor”, le soltó en medio de su caminata al banco de suplentes, lo abrazó y le dijo “me alegro mucho” en dos ocasiones para mantener la llama de su unión futbolística. Esa mismo que germinó hace más de dos décadas y permanece vigente. En esa ocasión, el maestro se llevó el triunfo por 2-0 en La Boca. Ahora, volverá a verse las caras con su aprendiz en veredas opuestas con la ilusión de seguir sus senderos rumbo al Mundial 2026.
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