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» Diario Cordoba
Fecha: 15/03/2025 02:35
-Las ignorancias presenta al ser humano desnudo ante su desconocimiento. ¿Hay muchos tipos de ignorancia? -El concepto de ignorancia es un concepto múltiple. Existe una ignorancia que es la que todos sabemos que definió Sócrates, el solo sé que no sé nada. Eso es lo que se llama la ignorancia docta, porque a partir de ella se genera el conocimiento. Es decir, el hombre detecta, constata que no sabe, pero a partir de ahí genera instrumentos para llegar al conocimiento. Pero hay otros tipos de ignorancia. Por ejemplo, existe una ignorancia que podemos llamar metafísica. Los científicos, hoy por hoy, desconocen todavía los límites de la ciencia, no saben si la ciencia llegará a un momento en que no podrá describir determinadas realidades. Existe otra ignorancia que podemos llamar mística. Los místicos creyeron desde la época medieval, pero después lo proyectaron por ejemplo con San Juan de la Cruz que existe un no saber sabiendo, un conocimiento que no es científico pero que es espiritual o que es místico o que es trascendente y existe una ignorancia muy moderna, que se llama el Homo Ignorans, que es una ignorancia deliberada, voluntaria, casi militante de alguien que dice yo no quiero saber, yo prefiero no saber, prefiero instalarme en una zona de confort de un desconocimiento, de una ignorancia. En el libro exploro todas esas formas de ignorancia con el objetivo de construir una apuesta ética. Es decir, si uno cree que el ser humano es ignorante, si uno cree que habrá lugares a los que no podrá acceder mediante la ciencia, podemos caer en un cierto pesimismo o un cierto nihilismo. El libro construye una apuesta por lo contrario, construye una apuesta por la educación, por la cultura y por el humanismo como elementos fundamentales para estar en el mundo. -¿Es necesario combatir la ignorancia militante? -Sí, yo creo que es fundamental. Estamos en un momento en el que hay una crisis del concepto de verdad. No es un momento nuevo en la historia de la humanidad, no olvidemos que si vamos atrás en el tiempo, lo que hablamos de las fake news, existen muy claramente desde Egipto. Por ejemplo, Ramsés II fue un gran constructor de fake news y las utilizó como propaganda política, como propaganda de autorrepresentación. Eso no es nuevo. Lo que probablemente sea nuevo es la cantidad de fake news que se fabrican y la capacidad de expansión que tienen gracias a los medios de comunicación actuales. Por eso, conviene construir una sociedad con capacidad crítica para enfrentarse a ello y la educación es el instrumento básico. A mí me da miedo, eso que se llama la verdad alternativa, es mi mayor miedo, lo que me preocupa más en este momento. Si conseguimos que la sociedad vuelva a educar a sus jóvenes en los valores del humanismo, en los valores del pensamiento, podrán defenderse sin problemas como se ha hecho siempre. -Porque la verdad no es relativa... -La verdad es relativa, pero no totalmente relativa. Es decir, existen límites a las interpretaciones. Hay algunas que pueden ser más o menos compatibles entre sí, porque se observa la realidad desde puntos de vista críticos distintos, pero hay cosas que no son compatibles con la realidad. Por eso, lo que no podemos llegar es a un relativismo absoluto sobre la realidad, que es lo auténticamente peligroso. Javier Velaza, en la Fundación Gala. / Dovile Civilite -¿La ignorancia puede ser bella? -La ignorancia puede ser bellísima y a partir de la ignorancia se pueden construir apuestas estéticas maravillosas. En el libro digo por ejemplo que una de las ignorancias, la ignorancia más alta es el amor, esa es la forma más noble y más digna de ignorancia porque en realidad pese a todo, en el amor intervienen dos elementos que no se conocen, que es el yo y el tú. Son dos elementos que nadie llega a conocer. Nadie llega a conocerse a sí mismo ni llega a conocer al otro. Y por lo tanto, esa ignorancia genera una belleza estética, una belleza sentimental, que me parece interesantísima. Nuestro mundo está construido sobre esas ignorancias moderadamente controladas, como son las relaciones de amor, no hablo estrictamente de amor sentimental, hablo de amor como concepto genérico, amor al ser humano, un concepto que se basa perfectamente en aceptar que no se conoce lo otro. -¿Saber que no se sabe nada la condena del ser humano? -Es nuestra condena y nuestra bendición, hay que saber vivir en esa condición casi genética. Lo digo en algún poema, el resto de las especies no saben que no saben y eso es lo que nos diferencia de ellas. Y nosotros, evidentemente, tenemos que construir un mundo a partir de esos cimientos. -¿El conocimiento nos hace libres? -El conocimiento nos hace libres hasta cierto punto. Yo me he dedicado toda mi vida a la investigación y al conocimiento. Pero el conocimiento entendido en cuanto, digamos, descripción de la realidad, no necesariamente nos hace libres. Que hayamos descifrado el ADN no nos hace más libres o menos libres que haber leído determinada literatura, o que haber podido entender determinada música, o que poder contemplar determinado arte. Desde el racionalismo, desde el positivismo, vivimos en una posiblemente exacerbación del valor del conocimiento en la sociedad. Y es muy importante, pero también es muy importante saber moverse en el no conocimiento, en la ignorancia, para construir esos elementos éticos y a veces de la historia nos ilumina mucho la sociedad más culta que se conoce en la historia de la humanidad es la alemania de los años 30 y no olvidemos lo que eso generó.
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