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Parana » AIM Digital
Fecha: 09/05/2025 02:09
A cinco años de la histórica sentencia que ordenó el cierre definitivo del proyecto Pascua Lama, las comunidades indígenas del valle del Huasco vuelven a alzar la voz. Barrick Gold, la gigante minera canadiense, ha regresado al mismo territorio protegido, esta vez con un nuevo proyecto de exploración llamado El Alto, despertando el rechazo frontal de las comunidades diaguitas. La empresa ha comenzado a «solicitar la aprobación del Servicio de Evaluación Ambiental (Servicio de Evaluación Ambiental) para instalar 43 plataformas de perforación» para su nuevo proyecto de exploración «El Alto». La comunidad Diaguita Wicaikocua ha confirmado que se está utilizando maquinaria pesada en las proximidades de los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza. La comunidad indígena Diaguita Patay Co denunció que la compañía ha solicitado al Servicio de Evaluación Ambiental la aprobación para instalar 43 plataformas de perforación en la zona. La Diaguita Wicaikocua, otra organización local, confirmó que ya hay maquinaria pesada operando cerca de los glaciares Toro 1, Toro 2 y Esperanza, pilares fundamentales del ecosistema y de la agricultura del valle. “No se trata de un nuevo proyecto, sino de una estrategia reciclada, encubierta y oportunista, que pretende burlar la sentencia judicial que ordenó el cierre definitivo del proyecto anterior por daño ambiental irreparable”, afirmó Sebastián Cruz, presidente de Diaguita Patay Co. Desde el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), Lucio Cuenca fue categórico: “Lo que estamos viendo aquí es un Pascua Lama 2.0, que ocupa parte de las mismas concesiones mineras que el proyecto original”. Un pasado que no se cierra El 17 de septiembre de 2020, el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta dictó el cierre total de Pascua Lama, multando a Barrick Gold con más de 12 millones de dólares canadienses por graves infracciones ambientales. Aunque la mina nunca llegó a operar comercialmente, las obras de construcción dejaron un impacto irreversible en los glaciares del sector, que son la principal fuente de agua dulce para el valle del Huasco. La resistencia indígena y ambiental lleva más de dos décadas en esta región. Las comunidades sostienen que los daños siguen presentes y acusan a Barrick de no cumplir con un plan real de cierre y restauración ambiental. “Un proyecto que ha sido sancionado y cerrado, que no ha cumplido con el plan de restauración ni con el cierre de las operaciones clausuradas, no se le debe permitir evaluar un nuevo proyecto hoy”, sostuvo Cuenca. Demandas internacionales y presión a inversionistas Las heridas de Pascua Lama no solo son ambientales. El proyecto ha desencadenado demandas colectivas en Estados Unidos y Canadá, donde se acusa a Barrick de haber engañado a inversores sobre el cumplimiento de las normativas ambientales e hídricas. Mientras en Estados Unidos la empresa resolvió el caso en 2016 pagando 140 millones de dólares, los procesos en Quebec y Ontario siguen abiertos. Frente al avance de El Alto, las comunidades han presentado denuncias formales ante la Superintendencia de Medio Ambiente y la Dirección General de Aguas, exigiendo investigación, sanciones y protección efectiva de los glaciares. Sebastián Cruz llamó directamente a los inversionistas: “Pedimos a los inversionistas que tomen responsabilidad ética. Están respaldando una iniciativa que vulnera derechos, afecta territorios ancestrales y se emplaza en una zona protegida por la justicia ambiental chilena”. Desde Canadá, Viviana Herrera, de MiningWatch, advirtió: “El Alto se encuentra en la misma zona y representa los mismos errores y abusos que la fallida mina Pascua Lama. Nos unimos a las comunidades locales para instar a Barrick a que detenga sus actividades y priorice el cierre definitivo”. Una lucha que no se detiene Las comunidades indígenas del valle del Huasco han dejado claro que no permitirán un nuevo ciclo de devastación ambiental en su territorio. En vísperas de la Junta General de Accionistas de Barrick, los ojos de las organizaciones sociales, ambientales e indígenas están puestos sobre la compañía, en un capítulo más de una historia marcada por la resistencia y la defensa del agua y la vida. Fuente: Clarín (Chile)
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