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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/03/2025 07:03
Novo Nordisk AR25OB00012 - Material meramente informativo y educacional, con el objetivo de crear concientización. No reemplaza la opinión del profesional de la salud, ante cualquier duda consulte a su médico/a La obesidad suele analizarse desde la alimentación y el ejercicio, pero su impacto emocional es igual de determinante. En una conversación con la médica especialista en nutrición, María Virginia Busnelli (MN 110.351), el escritor Hernán Casciari compartió su historia y explicó cómo la mirada de los demás, especialmente la de su padre, moldeó su identidad. “El problema no es el sobrepeso, es el estigma, es la mirada”, afirmó. Su relato refleja cómo la obesidad va más allá de los hábitos y requiere una comprensión más profunda. La infancia y el peso de la mirada ajena Casciari recordó con precisión el momento en que tomó conciencia de su cuerpo. Tenía ocho años cuando escuchó a su papá decir con resignación: “Mirá cómo camina, ves que camina como un gordo”. A partir de entonces, sintió que su peso era un problema. “Las nuevas generaciones traen esperanza”, dijo Casciari sobre el cambio en la forma de entender la obesidad (Candela Teicheira) El vínculo con su padre estuvo marcado por el deporte. Practicó múltiples disciplinas, fue bueno en algunas, pero nunca le importaron demasiado. “Seguramente ayudó a que no tuviera obesidad mórbida, pero el tema pasaba por otro lado. No había otra manera de comunicarme con él. Era, en un punto, involuntariamente extorsivo”, reflexionó. Desde niño intentó plasmar que su valor no estaba en su cuerpo, sino en su inteligencia. “En la escuela necesitaba demostrar que era más que la mirada de mi padre decepcionada por mi cuerpo”, recordó. Así encontró en la escritura una vía para validar su identidad. El estigma y la construcción de la identidad Según Casciari, la forma en la que una persona es mirada en la infancia influye en la percepción propia y en la relación con los demás. Con el tiempo, descubrió que le resultaba difícil entrar en un sitio donde no conocieran su inteligencia o su sentido del humor, porque lo primero que percibían era su cuerpo. “Cuando entro en un lugar y nadie pagó para ver mi cabeza, me están viendo el cuerpo y nada más”, confesó. Hernán Casciari recordó, junto a la doctora María Virginia Busnelli, recordó el momento en que tomó conciencia de su cuerpo en la infancia (Candela Teicheira) “La obesidad suele asociarse exclusivamente a la falta de voluntad, cuando en realidad es una condición de salud con múltiples factores. Para abordarla de manera adecuada, es clave despojarse de prejuicios y entenderla como una enfermedad crónica que requiere un tratamiento interdisciplinario”, explica la doctora Busnelli. El infarto como punto de inflexión A los 45 años, el escritor sufrió un episodio cardíaco que lo obligó a cambiar sus hábitos. Hasta ese momento, nunca había modificado su alimentación ni incorporado el ejercicio con constancia. La urgencia médica lo llevó a dejar el cigarrillo, mejorar su alimentación y reorganizar su rutina. Lo que más le sorprendió fue que estos cambios no le resultaron difíciles. En ese entonces, estaba iniciando una relación amorosa y todo se convirtió en parte de una experiencia compartida. “Cuando empecé a vivir de día, a no fumar más y a comer más sano, inmediatamente empecé a pensar distinto y a sentir de otra manera”, explicó. Este proceso lo llevó a analizar su historia con otra mirada y a comprender que muchas de las ideas con las que había crecido no eran verdades absolutas, sino construcciones impuestas por el entorno. La mirada de los demás influye en la percepción propia y en la construcción de la identidad (Candela Teicheira) Romper con el estigma: una tarea de todos Casciari destacó la importancia de erradicar términos como “gordito”, una palabra que puede usarse con afecto, pero también como un insulto. Explicó que las descalificaciones son más accesibles que nunca en la era digital, donde la invisibilidad del otro facilita la agresión. Frente a esto, propuso un cambio de enfoque: en lugar de centrarse en educar al que agrede, es más efectivo fortalecer a quien recibe el ataque. “Tenemos que hacer fuerza en educar el oído del insultado antes que educar el cerebro del que lo hace”, detalló. Además, el columnista de Perros de la Calle contó que nunca tuvo una relación problemática con la comida, pero sí vivió su cuerpo como una barrera que debía superar a través de su intelecto. En ese sentido, tratar la obesidad no puede reducirse a comer menos y moverse más, ya que hay múltiples factores en juego. Hernán Casciari sufrió un infarto a los 45 años y tuvo que modificar sus hábitos (Candela Teicheira) Un mensaje para quienes educan El cuento Nada que perdonar, en el que Casciari narra su historia, generó un fuerte impacto en padres y madres que se vieron reflejados en sus palabras. Recibe constantemente mensajes de personas que le confiesan que no eran conscientes de cómo la mirada sobre sus hijos podía afectarles. “Uno menos”, piensa cada vez que logra que alguien tome conciencia de esto. Para él, la literatura tiene una capacidad transformadora única. A diferencia de una entrevista o un artículo periodístico, un relato permite que el lector se emocione sin sentir que está recibiendo una lección. En ese momento de conexión es donde realmente ocurre el cambio. Obesidad: una condición de salud que va más allá del peso La historia del escritor refleja lo que muchas personas viven con la obesidad. Más allá del impacto en la salud física, la carga emocional y el estigma social generan daños profundos. Cada vez más profesionales buscan abordar la obesidad de manera integral, entendiendo que modificar hábitos es solo una parte del tratamiento. La clave está en brindar un acompañamiento que contemple el impacto emocional y psicológico. “Las nuevas generaciones traen esperanza”, aseguró Casciari. De hecho, reconoció que su hija mayor fue clave para ayudarlo a ver su historia con otra mirada.
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