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» Elterritorio
Fecha: 05/03/2025 15:50
El juez Jiménez, de Misiones, expuso junto a sus pares. Afirmó que resulta insustituible la labor humana al dictar sentencia miércoles 05 de marzo de 2025 | 13:30hs. Se desarrolló en Roma una cumbre sobre inteligencia artificial, de la que fueron parte unos 60 magistrados, investigadores y referentes en la materia llegados de distintas partes del mundo y concentrados en la sala de debates de Casina Pío IV de la Academia de Ciencias y Ciencias Sociales, en los jardines de la Santa Sede. Entre los jueces que participan en Roma de este evento se encuentra el misionero César Jiménez, que preside el Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana (Copaju) de Argentina. “Nos encontramos en un punto de inflexión histórica y ante una verdadera revolución cognitivo-industrial, en palabras del propio Santo Padre, es el paradigma contemporáneo de la evolución tecnológica que transforma nuestras sociedades y nuestros sistemas democráticos a una velocidad sin precedentes”, fueron sus primeras palabras. Jiménez destacó que la inteligencia artificial avanza con la promesa de democratizar el acceso al conocimiento, fortalecer la administración de justicia y hacer más eficiente el trabajo de los magistrados. “Pero quienes trabajamos en el terreno sabemos que este progreso no es inocente. También entraña riesgos: el refuerzo de prejuicios en algoritmos opacos, la automatización de decisiones que afectan vidas humanas y la amenaza de una justicia deshumanizada”. En su intervención, el magistrado misionero se preguntó si la IA puede suplantar la inteligencia humana, reemplazar a un juzgado o un juez: “La respuesta es no. Hay campos en lo que su utilización resulta determinante y otros en los que el pensamiento humano, la espiritualidad, la experiencia, por sólo nombrar algunas de las cualidades inherente a la persona, no pueden ni podrían ser remplazados, atento al eventual compromiso a su dignidad”, reflexionó Jiménez ante sus pares. “En nuestro campo, esto puede traducirse del siguiente modo: resultará de suma utilidad su incorporación en la elaboración de los considerandos de una sentencia, por caso; así será una herramienta suprema a la hora de citar precedentes, pero la tarea de juzgamiento, que se traduce mayoritariamente en la valoración de la prueba, me animo a afirmar, resulta excluyente e inherentemente humana”. Plantea que en el juzgamiento es determinante la sana crítica racional y la íntima convicción. “La sana crítica racional presupone en el juzgador, la más plena libertad de convicción, a cambio de que sus conclusiones resulten fruto racional del análisis de las pruebas”. Intransmisible En su exposición, el juez de Menores y a su vez titular de Copaju de Argentina sostuvo en su extensa exposición que “la experiencia” del magistrado “resulta simplemente intransmisible”. Añade “que a la luz de tales apreciaciones y sobre todo dentro del campo del derecho penal, en el que me especializo, considero que, salvo que decidamos la vuelta a la prueba tarifada, el juzgador humano resulta insustituible”. Por ello insistió en su presentación, a la que tuvo acceso El Territorio: “Nos encontramos en una era donde decisiones que antes dependían exclusivamente del criterio humano ahora son delegadas a algoritmos cuya lógica es muchas veces inaccesible. La pregunta que debemos hacernos es simple: ¿quién tiene el control? Ya conocemos bien el rostro de la desigualdad y la injusticia. Sabemos lo que significa que un sistema judicial funcione para unos pocos mientras la mayoría queda a la intemperie. No podemos permitir que la tecnología se convierta en una nueva herramienta de opresión, amplificando brechas y profundizando el descarte”. Las aplicaciones de la IA El magistrado en su exposición luego analizó las aplicaciones de inteligencia artificial en la Justicia: “Pueden parecer avances positivos, la automatización de decisiones en la administración pública, la digitalización de procesos jurídicos, la implementación de modelos predictivos. Pero debemos preguntarnos: ¿Qué ocurre cuando estos sistemas perpetúan prejuicios históricos? ¿Cómo garantizamos que la tecnología sirva a la justicia y no al revés?”. Al servicio de la humanidad Plantea que ante tal panorama “no podemos ser espectadores pasivos de un proceso que avanza sin control. Es nuestra responsabilidad garantizar que la tecnología se ponga al servicio de la humanidad y no al revés”. Entiende que “ para ello, debemos impulsar una inteligencia artificial basada en principios éticos y en el respeto a los derechos humanos, asegurando que su regulación priorice la dignidad de las personas. También es fundamental que la digitalización no se convierta en una nueva barrera de exclusión, sino en una herramienta que amplíe el acceso a la justicia de manera equitativa. Finalmente, debemos comprometernos con la verdad y la transparencia, evitando que la inteligencia artificial sea utilizada para desinformar, manipular o distorsionar la realidad”. Insistiría que “esta cumbre marque el inicio de un compromiso renovado: una inteligencia artificial al servicio de la Justicia, de la democracia y, sobre todo, de la dignidad de cada ser humano”.
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