04/03/2025 16:13
04/03/2025 16:12
04/03/2025 16:12
04/03/2025 16:11
04/03/2025 16:11
04/03/2025 16:10
04/03/2025 16:09
04/03/2025 16:09
04/03/2025 16:07
04/03/2025 16:03
» Diario Cordoba
Fecha: 04/03/2025 13:22
Ni las inocentes tazas de té se libran de la plaga de los plásticos. Al calentarlas con agua, las bolsitas de té u otras infusiones también desprenden unas diminutas partículas de este material que pueden llegar a ‘colarse’ por el torrente sanguíneo y derivar en un problema de salud a largo plazo que, sin embargo, aún no ha conseguido determinarse en humanos. El consumo de té en España está muy lejos del que se hace del café, pero no son pocas las tazas que se consumen cada año. Según la Asociación Española de Té e Infusiones, en nuestro país se consume 91 millones de infusiones al año, lo que supone una media de 8,6 tazas por persona. Un estudio del Grupo de Mutagénesis del Departamento de Genética y Microbiología de la Universidad Autónoma de Barcelona ha obtenido y caracterizado con éxito microplásticos y nanoplásticos derivados de varios tipos de bolsitas de té disponibles comercialmente. Todas las bolsitas analizadas tenían residuos plásticos / Agencias “Hemos descubierto que, al infusionar, las bolsitas desprenden nanoplásticos”, revela Ricard Marcos, uno de los autores de este artículo publicado en la revista Chemosphere e investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, que insiste en que esta es una vía de que estos contaminantes invisibles acaben en el organismo. Y esto ocurría en todos las bolsitas estudiadas. “Hemos entrado de lleno en el plasticoceno”, afirman los investigadores “Estudiamos hasta tres tipos distintos de bolsas de té (dos compradas online y otra de supermercado) hechas de distintos materiales -de nylon-6 (NY6), polipropileno (PP) y celulosa, y todas ellas desprendian microplásticos en la misma proporción”, asegura. Millones de micropartículas en cada una Según el investigador, solo hace falta un poco de agua caliente para que estas infusiones desprendan hasta 1.000 millones de pequeñas partículas de plástico. En concreto, las bolsas de polipropileno liberaron 1.200 millones de partículas por mililitro, mientras que las de celulosa y NY6 emitieron 135 millones y 8,18 millones de partículas por mililitro, respectivamente. Ejemplos de microplásticos y nanoplásticos / Nature Este hallazgo, que forma parte de un estudio más extenso, es una reafirmación de que “hemos entrado de lleno en el plasticoceno”, según los investigadores. “Cualquier avance siempre tiene su cara oscura, y esta es la de los plásticos”, indica Marcos, que sentencia que la única manera de combatir el plástico ahora mismo es reducirlo. “Incluso las alternativas como los bioplásticos, tienen sus consecuencias”, revela el investigador. Y es que estos plásticos no derivados del petróleo, se degradan más rápido y se degradan directamente en nanoplásticos. Llegan al núcleo de las células El grupo de investigadores españoles tiñeron y expusieron las partículas de plástico por primera vez a diferentes tipos de células intestinales humanas para evaluar su interacción y su posible internalización celular. Novedosos experimentos de interacción biológica mostraron que las células intestinales productoras de mucosa presentaban la mayor absorción de microplásticos y nanoplásticos, con las partículas llegando incluso a introducirse en el núcleo celular que alberga el material genético. “Los nanoplásticos inducen a las células a estrés oxidativo que genera daños directos en el ADN”, insiste el investigador. Esto supone, por tanto, que los plásticos actúan promoviendo un desarrollo cancerígeno en las células afectadas. Hay alternativas para evitar las bolsitas en las infusiones / Agencias Sin embargo, no se sabe hasta qué punto afecta a humanos. “Hemos detectado un efecto y causa a distintos niveles, pero no tenemos estudios que relacionen la exposición con un efecto claro”, insiste. De hecho, como señala uno de los grandes problemas es que no hay un sistema estandarizado para medir los niveles de plástico en el interior del individuo. “A medida que el uso de plástico en los envases de alimentos continúa aumentando, es vital abordar la contaminación por micro y nanoplásticos para garantizar la seguridad alimentaria y proteger la salud pública”, añaden los investigadores. Ricard Marcos recomienda, en este sentido, cambiar los hábitos de consumo de té. “Hay alternativas, como infusionar las hojas del té directamente y sin necesidad de utilizar bolsitas”, resalta.
Ver noticia original