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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/03/2025 02:48
Random - Santiago Gómez Cora Santiago Gómez Cora es un ex rugbier argentino y actual entrenador de la Selección masculina argentina de Rugby Sevens. Durante su periodo como jugador, se destacó como zaguero de Los Pumas 7s. Debutó en el año 2000 y participó en los mundiales de Hong Kong 2005 y Dubái 2009. Ostentó el récord histórico de tries en la Serie Mundial de Rugby Sevens con 230 tries, marca que mantuvo hasta mayo de 2016. Tras su retiro, inició la carrera de entrenador al frente del seleccionado de la Unión de Rugby de Buenos Aires (URBA) en la modalidad de Sevens. En 2013, asumió como entrenador principal de la Selección argentina de rugby 7s. Bajo su liderazgo, el equipo alcanzó importantes logros, incluyendo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tras vencer a Gran Bretaña 17-12, y la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2019. Diseñó un proyecto que, en sus inicios, generó resistencia entre algunos dirigentes, lo que le valió más de una discusión. Sin embargo, logró el respaldo de quienes apostaron por su visión y pudo llevar adelante un proceso largo y ambicioso que posicionó al combinado argentino en la cima del circuito mundial. Recientemente, Los Pumas 7s se consagraron campeones en el Seven de Vancouver, celebrado en febrero de 2025, al derrotar en la final a Sudáfrica, una de las potencias mundiales, con un marcador de 19-12. Este triunfo consolidó al equipo en lo más alto de la clasificación. Santiago Gómez Cora: “Lo que quiero hacer de Argentina es una potencia mundial en el Rugby Sevens y marcar una era, no un hito”. (Candela Teicheira) Leo: — ¿Imaginabas a tus 46 años ser reconocido como el coach de los Pumas 7s y que el ciclo sea así de exitoso? Santiago: — No me imaginaba ser entrenador así que de ahí en adelante todo es nuevo (risas). No era una propuesta mía ser entrenador ni tampoco me imaginaba que íbamos a lograr todo esto. Sí me lo propuse, si lo escribí y llegamos a este lugar, pero no creí que tan alto como voló este equipo. Leo: — ¿Por qué pasó esto? Santiago: — Creo que los procesos tienen sus resultados y hay que saber esperarlos, saber tener paciencia. El argentino es muy del aquí y ahora, de las soluciones mágicas, pero un proceso es imposible apurar, es un ciclo y hay un tiempo para cada cosa: para desarrollar un gesto técnico, para desarrollar la cabeza de un jugador, de un equipo y para generar hábitos. De los hábitos hicimos una bandera y es algo que lleva mucho tiempo. En el deporte, en general, preferimos soluciones mágicas, el héroe, el líder salvador que marca un hito y a mí lo del hito no me sirve porque yo lo que quiero hacer de Argentina es una potencia mundial en el rugby sevens y quería marcar una era, no un hito. Haciendo las cosas muy bien durante mucho tiempo, generándonos buenos cimientos, podes llegar a mantenerte competitivo. Yo apuntaba a estar dentro de los cuatro primeros y hace dos temporadas que estamos número uno y eso sí da un poco de vértigo y cuesta creerlo. Leo: — Hay un ranking mundial. Santiago: — Sí, es como el tenis o el golf que vas sumando puntos en los distintos torneos alrededor del mundo. Y tenemos también ese ingrediente, Argentina es uno de los países que está más lejos con respecto a los lugares se juegan todos los torneos y viajamos el triple o cuádruple que otros equipos, con distinto huso horario. El año pasado terminamos primeros, el anterior salimos segundos y el anterior a ese, terceros. Este año vamos primeros en lo que va de esta serie. No apuntamos a ganar y ser primeros sino a ser mejores cada día, a lograr una mejora continua y eso nos lleva a ser competitivos como equipo. Entendemos que cuando estamos cuartos u octavos no somos los peores del mundo ni somos los mejores del mundo cuando somos los primeros. Yo siempre digo lo mismo cuando me dicen: “Somos los mejores”. “No, estamos primeros. No somos los mejores, te puedo asegurar que hay cuatro equipos que son mejores que nosotros”, les respondo (risas). Leo: — Lo que decís se sale del molde, rompe el aquí y ahora y la idea de la sociedad más futbolera que tenemos. ¿Es un esfuerzo salirse de esa estructura para apuntar a los procesos? Santiago: — Totalmente. En el deporte en general es así, pero un seleccionado te lleva a otro lugar y te da esas posibilidades. Obviamente sabemos que necesitamos resultados para seguir alimentando. Yo lo que hice fue cambiar la forma de seleccionar a los jugadores. Empecé a cambiar lo cualitativo a lo cuantitativo, pasé a buscar por métricas. “No somos los peores cuando estamos cuartos, ni los mejores cuando estamos primeros”, advirtió el entrenador en diálogo con Leo Montero. (Candela Teicheira) Leo: — ¿Te manejas mucho con las estadísticas avanzadas? El desglose estadístico de lo que hace un jugador en la cancha. Santiago: — Sí, yo necesito un jugador que tenga ciertas acciones en la cancha. En ese momento que empecé a romper con esa estructura, muchos jugadores me han dicho: “Che. Yo soy mejor que aquel”. Y sí, seguro. Sin duda, pero no necesito al mejor jugador, necesito al jugador más funcional. Por ejemplo, un chico de más de 1.85, que tenga posibilidad de saltar más de 3 metros, que acelere a más de 36 kilómetros por hora y alguien que ponga un pie en 5 metros cuadrados más del 90 por ciento de las veces. Es todo lo que busco. Leo: — Así de puntual. Santiago: — Sí, son números reales. Si tiene alguna de las cualidades, lo convocamos a la academia para terminar de formarlo. Obviamente, era una idea difícil de llevar adelante. Teníamos un grupo que iba 12 del mundo, últimos. No me gusta la palabra motivación porque si tenés que motivar a un jugador elegiste mal, tenés que darle un propósito y empezar a tener buenas acciones, de mejora continua porque decirles: “Le vamos a ganar a los All blacks” y después perdés por 40. No tiene sentido. ¿Cómo les vuelvo a decir: “Vamos a ganarles” y perdemos otra vez? ¿Te tengo que motivar cada vez que salis a la cancha? No, hacelo porque te estoy dando herramientas para lograrlo y porque tenés un propósito atrás de todo esto. Era cuestión de empezar a buscar métricas para convencerlos. “Seguimos perdiendo, pero de diez pelotas ahora tuvimos ocho, antes tuvimos seis” y vas convenciéndolos hasta que se da el resultado. Le ganamos a los mejores del mundo y en cada uno de estos pasos que fuimos cumpliendo, se fue dando todo como lo habíamos planificado. Buscábamos ser potencia y competitivos y terminamos siendo un equipo que en los últimos cuatro años está en lo más alto del podio. Leo: — Se dice que para ser entrenador no solo es necesario saber de técnica, sino también manejar aspectos como los egos, la psicología, los cambios de humor, mantener a los suplentes contentos y lograr que el equipo permanezca unido. ¿Es algo que forma parte de tu personalidad? Santiago: — Sí, 100 por ciento. Yo tuve dos etapas como entrenador: una en la que creía que un buen plan de juego y buenos entrenadores, eran necesarios para tener objetivos, buenos resultados o un podio en los juegos y después me di cuenta que necesitaba de otra cosa. Necesitaba generar un entorno sano donde el jugador se desarrolle. Ahí aparecieron las métricas, no el jugador lindo, vistoso, talentoso, sino jugadores que cumplan con las acciones. Que el jugador sepa cuál es tu objetivo dentro del equipo, su propósito y lo que el equipo espera de él, después si puede agregar otras acciones, buenísimo. Hoy me considero un gran generador de entorno, que le llamo liderazgo coach, donde les doy herramientas porque el líder tiene que estar por detrás no por delante de un equipo. Leo: — ¿Eso lo terminaste aprendiendo en tu segunda vuelta? Santiago: — Sí. Yo creo que las derrotas son enseñanzas. En el momento no lo entendés, le buscas explicación. Habías hecho todo bien y decís: “¿Qué pasó?”. Pero es algo incluso más fuerte que el conocimiento porque hoy el conocimiento está en Internet y perdió valor, está globalizado. Los Pumas 7s celebran su cuarto título consecutivo en Vancouver REUTERS/Jennifer Gauthier Leo: — ¿Perdió valor porque está al alcance de todos? Santiago: — Sí. Yo creo que la aplicación del conocimiento y la llegada al jugador es lo más importante. De las derrotas se gana o se aprende. Suena trillada la frase, pero es real porque ahí analizas. Lo más importante no es el conocimiento o tener un gran plan de juego sino es el convencimiento del jugador. Un jugador convencido es mucho más potente que un jugador con destreza o calidad. Yo por eso hablo de un entorno sano. Lo importante es darle un propósito que muchos lo confunden con motivar y motivar para mí es cortoplacista, es hoy, es el grito, es la arenga... Leo: — Adherís a la frase que para ser un ganador el mejor maestro es la derrota. Santiago: — Sin dudas y es horrible. Por ahí suena lindo, lírico, pero llorás, te retorcés. La clave es cómo interpretas esa derrota y de la victoria te tenés que cuidar de no esconder la mugre bajo la alfombra. Es difícil trabajar ahí porque aparece el ego. Ahí es donde mostrás una imagen de que ganamos igual, la trajimos igual y lo solucionamos. Es más fácil para un entrenador trabajar en la derrota porque están todos permeables, como diciendo: “¿Cómo solucionamos esto?”, pero cuando ganan es muy difícil trabajar y mantenerte en el tiempo. Leo: — Un jugador te puede decir: “Estamos primeros, ganamos y ¿me venís a hablar de que corrija algo?” Santiago: — Por eso hace ocho años arrancamos con acciones de juego, medimos el resultado del partido por las acciones que tuvimos. En la derrota obviamente es mucho más fácil porque te dicen: “¿Qué hay que hacer?”, pero cuando ganamos te hacen hombrito y te dicen: “Ganamos igual”. Esa es la parte difícil del entrenador. Leo: — ¿Cómo sigue tu vida ahora? ¿Hasta dónde te gustaría llegar? Santiago: — Mi vida sigue atrás de Pumas 7s, generando un entorno sano para preparar chicos competitivos y mi idea es ir a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 y a partir de ahí sí ponerle casi seguro un punto final a mi carrera como entrenador después de 15, 16 años. La idea va a ser estar detrás del equipo en otro rol o irme afuera, pero todavía no lo decidí. Lo más probable es quedarme detrás de este equipo que me apasiona.
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