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» Diario Cordoba
Fecha: 01/03/2025 03:59
Titivillus es el demonio encargado de las erratas. En la época de los copistas era temible: una síbala trocada, una letra que no era o una palabra mal traducida tenían escasa enmienda. Pueden verlo en el monasterio de las Huelgas, correteando con sus libros a la espalda, ya todos los errores recogidos. Cae simpático porque justifica por qué nadie corrige los fallos, y van elucubrando y copiando y diciendo que algo siempre se ha hecho así-ay- en vez de corregir los errores. Así se sale con la suya Titivillus, contando con la pereza y el copiar y la intensa alergia a leer de gente que se dedica a las letras, tan extendida. Titivillus estará reventando en su guarida, contemplando con placer sus infinitos sacos de errores repetidos y conservados con pasión. Si ya era infernal la atribución de citas babeantes a autores serios, y confundir investigar o pensar con refreír, las posibilidades de ser el copista orgulloso de algún disparate generado por IA cotizan saludablemente.Uno tiene que ser original en sus aciertos y tiene que serlo en sus errores. Las dos cosas son creaciones. Si me apuran, creo que la inteligencia natural se nota más en cómo nos equivocamos, y pasa que gustan más nuestros descartes, a veces, que lo que hemos elegido como definitivo. Titivillus suele aparecer pendiente de robar la pluma del que escribe, porque sabe que ahí, papel y pluma y sin copiar, se abren las puertas de la verdad. Quién iba a decirle al pobre goblin que al final se la íbamos a dar en mano alegremente, como si estuviéramos haciéndole un regalo por su primera comunión. *Abogado
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