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  • La votación del gobierno de Milei en la ONU: ¿volantazos sin rumbo?

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/02/2025 16:32

    El presidente de Argentina, Javier Milei, saluda al público antes de hablar en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) en el Gaylord National Resort & Convention Center, el sábado 22 de febrero de 2025, en Oxon Hill, Maryland. (AP Foto/Jose Luis Magana) En el día de ayer, la delegación argentina en la Asamblea de Naciones Unidas se abstuvo de respaldar una resolución que le exigía a Rusia retirar “de inmediato, por completo y sin condiciones” sus fuerzas militares de Ucrania, y que reiteraba el apoyo a su soberanía, su independencia, su unidad y a su integridad territorial. Esta posición implicó un cambio total de posición respecto del apoyo que el gobierno de Javier Milei ofreció a Volodymir Zelensky en reiteradas oportunidades. La votación terminó con 95 votos a favor, 18 votos negativos y 65 abstenciones, entre ellas la de Argentina, China, Colombia, Brasil, Irán, India, y la de Washington, a tono con el giro del actual gobierno de Trump. En efecto, el triunfo del republicano implicó un viraje en cuanto a la guerra en Ucrania. Joe Biden se había mostrado defensor de la integridad territorial, y su estrategia fue aislar a Rusia. El actual presidente estadounidense, en cambio, llegó a culpar a Ucrania por el inicio de la guerra y a calificar de dictador a Zelensky por no haber realizado las elecciones. Todo esto se produce en medio de un proceso de negociación de paz que se está desarrollando entre Trump y Putin, donde Ucrania y la Unión Europea no han sido invitadas. No son siquiera convidadas de piedra. Esa negociación terminará con una Ucrania devastada, endeudada, y despedazados sus recursos entre el predominio que ejercerá Estados Unidos y las zonas ocupadas por Rusia. Mientras tanto, Bruselas anunció el mismo lunes 24 de febrero de una nueva ronda de sanciones contra Rusia, y el 6 de marzo debatirá ampliar la ayuda militar a Kiev. Otra imagen del presidente Milei en la cumbre de la CPAC (Reuters) ¿Y el gobierno argentino? La abstención en la votación no tiene otra explicación que el seguidismo que Milei y sus funcionarios han decidido ejercer respecto de los Estados Unidos. La Argentina acaba de pegar un golpe de timón en sentido contrario al que el mismo gobierno había llevado adelante desde la asunción. Y todo esto, para demostrar alineamiento con el gobierno de Trump. Parece que ya no es válida la defensa de los valores que tanto enarboló el presidente, con los que amenazó incluso a los funcionarios de la cancillería. Hoy los principios parecen ser otros. Hay que recordar que cuando se inició el conflicto en 2022, la cancillería argentina actuó con prudencia, intentando sostener tres de las grandes tradiciones históricas de nuestro país: la neutralidad, la defensa de la integridad territorial, y el respeto por los derechos humanos. Esto no quiere decir que haya sido un fácil ejercicio, ni que las decisiones hayan estado exentas de discusiones y contradicciones. Pero en esa política llevada adelante por funcionarios de nuestro servicio exterior se traslucía la necesidad de ejercer el difícil equilibrio entre esas tres cuestiones. La Argentina condenó la invasión rusa en nombre de la integridad territorial y se pronunció por la solución del conflicto, así como también estuvo atenta a las denuncias que involucraban los derechos humanos. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky (AP) Con el triunfo de Milei se dieron fuertes vuelcos en la política internacional, prácticamente en todos los ámbitos. Uno de ellos fue el alineamiento con Ucrania. Zelensky asistió a la asunción presidencial, donde fue saludado especialmente. Meses después, Milei decidió participar en la Cumbre por la Paz que convocó el primer mandatario ucraniano el 15 de junio de 2023, siempre afirmando el total apoyo de la Argentina. Allí el presidente argentino fue condecorado por su par con la Orden de la Libertad. Ayer el gobierno argentino dio un nuevo volantazo. Esas maniobras abruptas son siempre costosas en el ámbito internacional. Deben valer realmente la pena para llevarlas adelante. Pueden ser grandes hechos revolucionarios o grandes papelones. Este claramente no es el primero de los casos. Ahora bien, volviendo a algunas de nuestras mejores tradiciones de la política exterior involucradas: en primer lugar, la neutralidad ha sido el ejercicio de mayor firmeza de los países débiles en momentos de grandes conflictos mundiales: expresión de la defensa de la soberanía y de la defensa de los propios intereses. En segundo lugar, la integridad territorial es un concepto muy preciado para nuestro país: es el que nos sigue permitiendo afirmar la soberanía de nuestras Islas Malvinas. En tercer término, el respeto por los derechos humanos se ha convertido en una política emblema para la Argentina en el mundo, gracias a nuestra trayectoria iniciada con el Juicio a las Juntas Militares y consolidada con los Juicios por la Memoria, Verdad y Justicia a partir de 2003. Tres tradiciones que hacen a nuestra identidad y que nuestros funcionarios especializados de la cancillería han defendido en muchas oportunidades, intentando a veces compatibilizar lo incompatible. Más allá de la posición respecto de la guerra, y de las múltiples cuestiones a tener en cuenta para analizar correctamente la situación, hoy el gobierno de Milei da otra demostración de su seguidismo, y fundamentalmente, de no tener ningún respeto, ni por las mejores tradiciones de nuestra política internacional, ni por la importancia de la labor diplomática. La Argentina acaba de contradecir todas las últimas resoluciones. En los últimos días se han caído varios velos. La votación del día de ayer desnuda un gobierno que va a los tumbos, pero no sin rumbo. Es un rumbo que no es propio, es el que delinea Donald Trump. *Investigadora CONICET / Profesora UBA

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