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  • Milei y la especulación financiera contra el trabajo y la producción nacionales

    » Comercio y Justicia

    Fecha: 24/02/2025 07:25

    Por Luis Esterlizi (*) “Si tanto el Estado como el sector privado comprenden que su meta es la misma -el bienestar de toda la comunidad- la determinación de los límites de la acción no puede ni debe ser conflictiva. Sin embargo, el Estado deberá evitar que estos marcos que encuadran la actividad privada sean excesivamente cambiantes y confusos, pues sumiría al empresariado en la incertidumbre, desalentaría las inversiones y fomentaría la especulación. El capital foráneo ocupará también un lugar dentro del esquema industrial, aquel lugar que el país juzgue conveniente para los propios intereses. Hay que tener siempre presente que aquella nación que pierde el control de su economía, pierde soberanía. Habrá que evitar -entonces- que esa participación extranjera -en forma visible o embozada- llegue al punto de hacernos perder el poder de decidir. Ya he afirmado que la tecnología es uno de los más fuertes factores de dependencia en la actualidad”.(esto es observable -hoy -en la pelea tecnológica entre EEUU y China). “Resulta importante enfatizar que este hecho se agudiza en el caso del sector industrial. Si nuestra industria es ya fuerte, en el modelo argentino la deseamos aún mucho más importante. Necesita entonces una tecnología que cimente su desarrollo, pero esa necesidad no debe instrumentar la acción de un poderoso factor de dependencia”. El Proyecto Nacional –Págs. 110 y 111 -J. D. Perón -El Cid Editor -Agosto 1986 Realidad nacional Está relacionado con los cambios que se produjeron años atrás en el mundo capitalista que parte del capital dedicado a la producción se trasladó -especulativamente- al mundo de las finanzas, utilizando el avance tecnológico para estudiar y proyectar modelos de capitalización financiera, muy utilizado por el narcotráfico y quienes lavan capitales espurios. En Argentina, como un derivado de la crisis ética y moral partitocrática, se inició un proceso de lucha por el poder estatal, para obtener “beneficios personales permanentes” utilizando al Estado subsidiario por especulación electoral. El aumento del costo del Estado ineficiente lo cubren aumentando los impuestos, obligando al mundo del trabajo y la producción a protegerse de dicho desbande impositivo, generando lo que se llamó “la economía en negro”. Este proceso -inevitablemente- con el tiempo y la emisión descontrolada, incidieron en el proceso inflacionario, por la inmoralidad de una clase dirigente mientras el pueblo trataba de escapar de la inflación y los altos impuestos, buscando otra fuente de ingresos extras, amparándose en el dólar que ascendía en su valor, por depreciación de nuestra moneda. En la crisis política, económica y social de 2001/02, millones de personas quedaron desocupadas y en muchos casos se cubrió parte de ella con planes sociales en lugar de generar nuevas fuentes de trabajo, arrastrando a varias generaciones a vivir de los subsidios y del trabajo “en negro”. Es decir, todo comenzó con el descontrol de la economía nacional y la decadencia del sector partidario, que cambió la misión de sus candidatos al dejar de ser los auténticos representantes del pueblo para representar sus intereses personales. De toda esta historia, Milei construye sus consignas de destruir el Estado y “la casta” y terminar con la inflación y el déficit cero por ser los factores causantes de la grave crisis nacional. Hecho que le significó el apoyo de sectores juveniles cansados de un régimen político caduco y de un Estado estrangulador, por lo que fue también acompañado por diversos sectores del empresariado nacional. Milei considera consignas importantes el déficit cero y acabar con la inflación, según su modelo anarcolibertario, aunque estoy convencido de que no son definitorios para acabar con esta crisis ética y moral, política, económica y social, que impide la realización y el bienestar de la sociedad. Con estos dos factores, inflación y déficit cero, -hoy engañosamente dibujados- generó esperanzas en muchos argentinos, sin quedar plenamente confiados en que dichos factores terminen con la crisis integral que padecemos ya que el Gobierno solo instrumentó una economía de números y porcentajes de partidas presupuestarias, buscando destruir el Estado, aun sabiendo que las consecuencias las paga el pueblo, que en gran parte empobreció, aumentó la desocupación, incidió en el cierre de miles de pymes y obligó a la industria nacional a competir -en total desventaja-con la industria foránea. Si el hecho de acabar con la inflación y el déficit estatal los considera el mayor beneficio para una población, la realidad demuestra lo contrario ya que no consiguió ninguna solución para pymes, jubilados, trabajadores, sectores humildes y desocupados. El trabajo productivo es un factor que concede dignidad a quien lo posee y soberanía al país y, si hay inflación pero se tiene trabajo, se debe avizorar que su persistencia destruye con el tiempo la dignidad del trabajo y la producción que poseían. Se bajó la inflación pero la gran disminución del consumo interno a extremos alarmantes empeoró la situación de pobres y desocupados, ya que dicho proceso instala el primer escalón de bajada, que lleva a muchos argentinos a la degradación social, al delito, a la droga y a la marginación. Sin embargo, Milei, obsesionado por el avance arrollador de los capitales financieros sobre los países poseedores de enormes posibilidades para la producción primaria, propuso el RIGI para que dichos capitales -afines a la actividad extractivista- participen en la explotación de nuestros recursos, aun sabiendo que esas inversiones muy poco le dejan a los pueblos y países donde actúa, a no ser el título de grandes exportadores de petróleo, gas natural, litio, uranio, plata, soja, maíz, etcétera. Llevamos más de un año de gobierno libertario sin que el Presidente, su staff ministerial y asesores mencionen algún plan sobre el trabajo y la producción nacional. Por ello es importante saber que la economía es una ciencia y comprobar que lo que hace en tal sentido el Presidente es mentir y engañar a los argentinos. ¿Qué es la economía? Entonces es importante aclarar qué es y qué representa la economía para un país y su pueblo, en contrario al vasallaje de ideologías extremistas que usan a los pueblos desesperados por defender el valor de sus ahorros, incitándolos al juego hoy popularizado de los fondos de inversión, bitcoin o cripto monedas. Hacerse millonario sin trabajar. Pero como “la economía es una ciencia social que estudia cómo las sociedades utilizan sus recursos para producir, distribuir y consumir bienes y servicios,” aclaramos que algunas de sus funciones son: Cómo ayudar a organizar las sociedades para satisfacer sus necesidades. Cómo se producen y distribuyen los bienes y servicios. Cómo se toman las decisiones de compra. Cómo se fijan los precios de bienes y servicios. Cómo se asignan los recursos escasos. Cómo se desarrollan los fenómenos económicos a gran escala. Claramente es una ciencia social y su meta es que la economía cunpla con la misión de instalar una economía dedicada exclusivamente al progreso y la realización de los ciudadanos y de la sociedad en su conjunto, mediante el fortalecimiento de sus actividades laborales, productivas, educativas, etcétera, y en Argentina, promocionadas y defendidas por sus entidades intermedias. La crisis institucional Como clara muestra de lo que acontece en el mundo de las finanzas especulativas, hoy vemos en Argentina una secuela de la crisis ética y moral que en este caso se instaló en la Casa Rosada. No me referiré al hecho en sí, ya que todos los medios, radios, canales de TV y redes sociales han hablado hasta el hartazgo del tema de $Libra, claramente promocionado por el propio Milei. Sin embargo estoy convencido de que parte de “la casta” no aprobó el juicio político a Milei por lo que debemos ser conscientes y advertir que de éste régimen oprobioso nada viene a favor del Pueblo y cualquier cambio trascendente debe realizarlo la comunidad nacional, tomando conciencia de lo que hace o no hace con nuestra soberanía, con nuestra independencia, con nuestro trabajo, con nuestro desarrollo tecnológico, perfil industrial y con nuestra cultura histórica y ancestral etcétera. Milei ha colmado el vaso de la desconfianza popular al manejar el poder público con total desparpajo y falta absoluta de respeto a su propia investidura ya que cuando habla o asume una política pública, hace caso omiso de que representa a Argentina y a los argentinos, magnificando en este caso la decadencia de gran parte de la clase política actual. (*) Ex ministro de Obras Públicas de la Provincia de Córdoba

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