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    Fecha: 24/02/2025 07:11

    La semana pasada se produjo un hecho importante en el Congreso Nacional, finalmente se confirmó la suspensión de las PASO. La Renovación demostró una vez más que juega un papel clave en las grandes decisiones de la política nacional. Lejos de la agenda que le importa a la gente, la oposición misionera se cae a pedazos y sigue brindando un triste espectáculo: el escandaloso cisma radical compite con el éxodo del PRO para ver cuál es el hecho más vergonzoso en la previa de las elecciones legislativas 2025. El politólogo irlandés Peter Mair, realizó una radiografía formidable de las democracias actuales en su libro “Gobernando el vacío”. Hoy los partidos políticos tradicionales han perdido legitimidad y se fueron convirtiendo gradualmente en estructuras cerradas donde muchas personas viven de la política y están adosadas a las instituciones. Una mirada panorámica de la política en general nos permite vislumbrar la proliferación de falsos liderazgos que utilizan a los espacios políticos como medios para alcanzar el poder y así satisfacer necesidades personales. En nuestro país, las acciones llevadas a cabo por los dirigentes provenientes de los partidos tradicionales convirtieron a la política en un evento de características tragicómicas. Cuando hablamos de “crisis de representación”, los académicos son coincidentes en que se debe al deterioro del prestigio de los dirigentes, de los partidos políticos y otras instituciones ante el electorado. También sostienen que la “crisis de representación” tiene como elemento distintivo la pérdida de eficacia para formar consensos, seleccionar liderazgos y administrar el poder político. Asociada a ello encontramos la emergencia de líderes personalistas que ignoran la estructura partidaria y concentran el poder de decisión en sus manos. En estos contextos, se presentan fenómenos de desafección, apatía y debilitamiento de los principios de reconocimiento de los electores. Si hoy se decidiera elegir la palabra que más se ajuste a la realidad política argentina, sin lugar a dudas “desafección” sería una de las más votadas. Cuando hablamos de desafección no se trata de un sinónimo de descontento. El descontento no suele afectar la legitimidad democrática y es, sobre todo, coyuntural. La desafección se ha convertido en la palabra justa para expresar una nueva actitud que se concreta en el alejamiento respecto de una clase política que estaba próxima, pero a la cual ya hacía mucho tiempo que se había dejado de apreciar. De allí que la desafección política implica una profunda insatisfacción con los resultados de las instituciones democráticas, independientemente del partido o individuos que las estén operando. La dirigencia de hoy, en su mayoría, está más preocupada por las disputas internas y en conquistar espacios de poder que en solucionar los problemas de los ciudadanos de a pie. Están inmersos en una burbuja en donde tienen la convicción de que la agenda de la clase política es la agenda de la sociedad. Enceguecidos por el poder, día a día toman más distancia de la ciudadanía y acrecientan esa brecha que desemboca indefectiblemente en un divorcio entre la política y la ciudadanía. Es así que comienza a tallar en el inconsciente colectivo el sentimiento de desafección, y eso es grave porque desemboca en una fractura cívica. La construcción de una sociedad que trabaje por el bien común requiere de acuerdos y de proyectos a largo plazo. El diálogo es la herramienta fundamental que nos permite avanzar, poniendo los argumentos por encima de los intereses personales. * * * Despedazados por mil partes La oposición misionera se encuentra enredada en un laberinto producto de las ambiciones desmedidas, la carencia de liderazgos sólidos y la falta de un proyecto serio más allá de una contienda electoral. El rejunte de dirigentes que integran la oposición carecen de vocación de poder, tal es así que en los pequeños espacios que lograron hacer pie demostraron que el calor de poder los marea, los enceguece y deja en evidencia lo que realmente son. Ejemplos hay varios: por caso las denuncias de nepotismo en la UNAU, en donde medios locales revelaron el oscuro mecanismo para la designación de autoridades en dicha casa de estudios. Lo cierto es que, de acuerdo a las distintas fuentes periodísticas, usaron la estructura de la Universidad para llenar de familiares y militantes radicales. Aquí estamos citando un sólo caso, hay una lista extensa de otros tantos. Con este panorama, no nos extraña que la oposición misionera tenga el presente que tiene. “Nos empieza a dar un poquito de vergüenza pertenecer al radicalismo”, afirmó el concejal posadeño Pablo Velázquez, que terminó conformando en 2024 un bloque unipersonal llamado “Acción” en el Concejo Deliberante capitalino. Esta situación y otras tantas, muestran el desdibujado panorama de lo que queda del radicalismo misionero, que enfrenta una profunda crisis interna en donde los elementos salientes son las renuncias y las disputas entre dirigentes. Otro dirigente radical muy crítico del partido centenario fue Osvaldo Navarro, quien en declaraciones radiales desmintió haber firmado una nota junto a otros dirigentes radicales expresando su alineamiento con La Libertad Avanza. “Yo no firmé esa nota. Yo conocía el documento, pero creí que iba a ser para consumo interno, no que se iba a hacer público”, manifestó al considerar que lo ocurrido refleja la falta de respeto hacia los miembros del partido y los acuerdos internos. Navarro manifestó una postura que adquiere gran relevancia en medio del clima de profunda crisis interna que vive la UCR misionera. El dirigente radical expresó que apuesta por el diálogo con otras fuerzas políticas misioneras para encontrar un camino de desarrollo. “Tenemos que hablar con todas las fuerzas políticas, y si no tenemos un proyecto claro, no podemos esperar que la gente se quede esperando”, reconoció con sinceridad. La alianza sellada con Macri años atrás tenía un claro objetivo: lograr cargos nacionales y buscar el efecto arrastre de los votos del por entonces Presidente para tratar de ganar una elección en Misiones. Tras el fracaso de 2023 con Juntos por el Cambio, la historia se repite. La especulación política indiscriminada los lleva a intentar, nuevamente, a tratar de colgarse de un dirigente nacional que les permita subir en la consideración del electorado misionero, del que se alejaron hace ya muchos años, por priorizar justamente los intereses de una casta política que busca seguir colgada de un cargo a como dé lugar. Por su parte, el PRO se encuentra inmerso en la misma situación con el agravante de que quedó reducido a un partido vecinal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin dirigencia local ni representatividad. Un verdadero sello de goma. En Misiones, el rejuntado de dirigentes de la oposición demuestra a las claras la carencia de un proyecto político propio y de un modelo de provincia serio y viable. Así las cosas, queda claro que no les da para otra cosa que no sea criticar al que gestiona y colgarse de los dirigentes nacionales para tratar de manotear algún cargo o buscar sacar alguna ventaja. Con la credibilidad por el piso, dan un triste espectáculo en donde las peleas por cargos y por ambiciones personales están a la orden del día, dejando de lados las necesidades de la gente. Clave en las decisiones importantes La reciente votación en Senadores que confirmó la suspensión de las PASO, dejó en claro nuevamente que la Renovación cumple con papel de gran relevancia en lo concerniente a las decisiones de la política nacional, apoyando todas aquellas iniciativas que generan beneficios reales a los argentinos y a los misioneros. Tras un intenso debate, finalmente el misionerismo aportó los votos fundamentales para lograr la suspensión de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, una herramienta que trasladaba a la ciudadanía la carga de resolver cuestiones internas que los partidos, sobre todo los tradicionales, no podían resolver por la falta de consenso y las ambiciones desmedidas de los dirigentes que los integran. De esta forma, la Renovación le dio otra mano al presidente Milei en su objetivo de normalizar la economía y reducir todos aquellos gastos innecesarios para el Estado. Para el Frente Renovador, se trata de una decisión coherente, teniendo en cuenta que en Misiones nunca hubo PASO para cargos provinciales y el propio partido del gobierno no realiza internas para no trasladar a la gente la carga de tener que decidir cuestiones que son propias de los partidos políticos. A la gente hay que darle soluciones, hacerle la vida más fácil, en lugar de hacerle votar tres o cuatro veces al año para definir un mismo cargo. Los antecedentes demuestran que la provincia siempre tuvo conductas responsables y democráticas tendientes a garantizar la gobernabilidad de los presidentes, sin importar el color político, nunca puso palos en la rueda. Esa coherencia política de la que hace gala el misionerismo es la que le faltó a la oposición que siempre usó las PASO como mecanismo para dirimir sus interminables problemas internos producto de las pujas desmedidas por espacios de poder y la falta de consensos trasladando a más de un millón trescientos mil misioneros la carga de tener de definir cuestiones internas propias de los partidos políticos y que no le interesan a la gente. Lo cierto es que, con el voto de los senadores de la Renovación, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, la Cámara Alta aprobó el pasado jueves la suspensión de las PASO previstas para agosto de este año. La propuesta, impulsada por el Gobierno Nacional, obtuvo 43 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones. En este sentido, Rojas Decut expresó: “votaremos por la suspensión de las PASO. Son un gasto innecesario para el Estado.” Y agregó: “el Estado no puede financiar los problemas internos de las candidaturas de los partidos políticos”. De esta forma, la coherencia, con la voluntad popular, es el principal fundamento de la decisión tomada por los representantes misioneros de la Renovación. Siguiendo con esta línea, tanto el gobernador Passalacqua, como los legisladores renovadores locales, destacaron la importancia de alinear las acciones políticas con lo que el pueblo misionero expresó a través de las urnas. Por Nicolás Marchiori

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