24/02/2025 00:57
24/02/2025 00:56
24/02/2025 00:54
24/02/2025 00:54
24/02/2025 00:52
24/02/2025 00:51
24/02/2025 00:51
24/02/2025 00:51
24/02/2025 00:51
24/02/2025 00:51
» Diario Cordoba
Fecha: 23/02/2025 22:45
La ultraderecha alemana gana la oposición con "la mano extendida" / EFE La ultraderecha alemana solo admite una comparación histórica evidente, por identificación o por vecindario. Mirando al pasado inmediato, el resultado electoral sin precedentes de la Alternativa por Alemania (AfD) creada como mofa a una frase de Angela Merkel produce algo muy parecido a un escalofrío. Ronda el veinte por ciento de los votos al Bundestag, es el partido que más crece. La ausencia de sorpresas respecto a los sondeos previos alumbra la mayor de las sorpresas. Y cuando Alice Weidel garantiza que la formación que ha obtenido la segunda plaza «siempre tendrá la mano extendida» a los democristianos relativamente ganadores, hasta Elon Musk comprende en qué dirección se alarga la extremidad en cuestión. La extrema derecha alemana se quedará sola si la CDU/CSU de Friedrich Merz en el vecindario del treinta por ciento tranquilizador cumple con el cordón sanitario, pero los datos espectaculares de la AfD le permiten presumir de haber ganado la oposición. Si el porcentaje en torno al veinte causa asombro, su segunda plaza por encima de los socialdemócratas merece el título de inversión histórica. Claro que basta contemplar una fotografía del letárgico si no letal Olaf Scholz, para plantearse cómo pueden enfrentarse a Trump los líderes europeos que perderían clamorosamente un cara a cara con el presidente estadounidense. Obama obligó a Merkel a quedarse y quemarse una legislatura más para defender a Europa del primer Trump, la desaparición de Scholz con el peor resultado de la historia del SPD es el primer requisito para sobrevivir al emperador. No es descabellado equiparar la fractura de Occidente a una pandemia como la covid. Desde la orilla estadounidense se quiere combatir la crisis con tratamientos radicales como la hidroxicloroquina o la ivermectina, Europa afronta esta disolución política con mascarillas. Las recetas pueden cambiar, pero los vencedores relativos ya no ocultan las preocupaciones compartidas con la AfD. En el último debate preelectoral, el democristiano Merz destacó a la migración como el principal problema de Alemania, seguida por la economía. Bajo esta premisa, si los Verdes pactan con la CDU, frente al veto de los bávaros de la CSU, se alejan de su esencia y acaban beneficiando a los ultras de Weidel. La líder extremista incumple todos los rasgos del retrato robot de una extremista, salvo en el género compartido con Meloni y Le Pen. Las tres tienen opciones de haber gobernado en algún momento de la historia. En caso de que los socialdemócratas acaben prestando su apoyo a una ‘Grosse Koalition’ presidida por la CDU/CSU, la entente puede resultar insuficiente para rebasar el listón de los 316 diputados que establecen la mayoría absoluta, si finalmente acceden al parlamento los liberales y el BSW híbrido de Sahra Wagenknecht, ambos a décimas de entrar en la cámara. La previsible alianza de las fuerzas moderadas alemanas a izquierda y derecha destapará la trampa del PSOE español. Los socialistas exigen al PP que se desligue de Vox, pero sin ofrecerle la compensación de reconocer la primera plaza de los populares en las elecciones. A Pedro Sánchez le ha funcionado hasta ahora. En cuanto a Feijóo, buscó el voto ultraderechista a diferencia de Merz.
Ver noticia original