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  • Paz para Ucrania: ¿y sin Europa?

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/02/2025 08:41

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su humólogo de Ucrania, Volodimir Zelensky, se reúnen en la Torre Trump en Nueva York (REUTERS/Shannon Stapleton) Así como Zelenski no es un dictador, no hay duda de que la guerra se inició con la invasión rusa. Sin embargo, se pudo haber evitado. De partida, con los protocolos de Minsk, que no fueron cumplidos por las partes, como también la mediación intentada por Turquía el 2022 pudo haberla detenido cuando todavía era posible. EEUU y el Reino Unido le aconsejaron a Ucrania que no aceptara esas propuestas y que recibiría todo el apoyo necesario para la guerra; antes, ambos lograron que la nueva república se desprendiera del armamento atómico que les dejó la desaparición de la ex URSS en 1991, que, de haberse conservado, según muchos ucranianos la invasión no hubiese tenido lugar. Sin embargo, con 100.000 tropas rusas en la frontera, en febrero del 2022, solo un país pudo haberla impedido o impuesto la paz, pero la administración Biden careció de disuasión, y quizás de fuerza y/o voluntad. Pocos meses después de la invasión, escribí en Infobae (“¿Y Ucrania?”) acerca de la posibilidad que “fuera simplemente olvidada” a favor de negociar con Rusia, “escenario posible y su grado de probabilidad va a depender de los ganadores y perdedores en el conflicto que estamos presenciando…Lo importante y moralmente exigible es que no sea olvidada”. Sin embargo, hoy el contexto es distinto, en el sentido que ahora la principal motivación del presidente de EEUU es su legado, su lugar en la historia, donde para entender lo que está pasando delante de nuestros ojos, si algo define a este gobierno, es que en su regreso a la Casa Blanca intenta modificar el tipo de Estado regulador que surgió con Franklin Delano Roosevelt como respuesta a la gran crisis de 1929, y en lo internacional, la voluntad para modificar el mundo que en lo político y en lo económico surgió después de la Segunda Guerra Mundial, tanto la política de alianzas como la estructura de reglas económicas, y en su reemplazo EEUU postula ahora el MAGA, Make America Great Again y el America First ( EEUU Primero) como estrategia para confrontar a China, quien la está desafiando a todo nivel por el cetro de la gran superpotencia del siglo XXI, lo que también explica la voluntad de liberar las energías del capitalismo estadounidense para competir mejor con un rival que en lo económico es muy fuerte, y por lo tanto, un desafío distinto a lo que representó la URSS en su oportunidad. Sin embargo, trasladado a lo que está ocurriendo con Ucrania y con Europa, todo indica por la respuesta y los enfrentamientos verbales con ambos, que más que un proceso de paz lo que podríamos estar observando es solo la imposición de un Cese del Fuego, en un contexto donde lo que mejor avanza es el restablecimiento de relaciones con Rusia, después del intento de cancelación a la que Putin fue sometido a causa de la invasión. Al respecto, la duda es si será el equivalente a la detente de la Guerra Fría, a los acuerdos posteriores a Cuba 1962, o solo el regreso a las relaciones que existían antes de la invasión. Cuan productivo será el resultado, no solo va a depender del cese del fuego, ya que creo que también hay que considerar algo que según Putin estaría pendiente desde el fin de la URSS, habiéndole escuchado algo semejante a Gorbachov en una visita que hizo a Chile, que el colapso fue tan rápido en 1991, que 15 naciones, viejas y nuevas, nacieron, pero no hubo tratado de límites fronterizos que reemplazara al imperio, por lo que también existen otros conflictos sin solución, siendo el problema adicional que Putin siempre ha querido que se negocie con Rusia como única sucesora, es decir, con él, quien desea hacerlo con EEUU, y con nadie más. EEUU inició los primeros contactos con Rusia para buscar una solución a la guerra en Ucrania (AP Foto/Evan Vucci) No hay que olvidar que lo que desapareció fue un imperio, y que hay una gran continuidad en política exterior desde los zares a Putin, siendo la URSS la forma que adquirió territorialmente el imperio bajo el comunismo. Y si la historia sirve de comparación, el caso de América Latina y España ofrece lecciones, ya que en el siglo XIX hubo muchas guerras por los límites fronterizos que dejó el imperio español, como también el siglo XX nos ofrece ejemplos en el Medio Oriente, donde hay guerras actuales que tienen su origen en la desaparición del imperio otomano después de la Primera Guerra Mundial. Por ahora, la luna de miel entre el presidente Zelenski y Washington parece haber terminado. Para rescatar algo, habría que bajar los decibeles de los insultos mutuos y reducir las expectativas, como también pareciera que, de no haber una mejoría, EEUU va a buscar imponer la renuncia del líder ucraniano, dada la dependencia todavía existente. Al respecto, no olvidemos que no sería una novedad, dada la forma en que, durante la guerra de Gaza, junto al apoyo dado, con Joe Biden hubo periodos donde se hizo lo posible para deslegitimar a Netanyahu como interlocutor, y, por lo tanto, su renuncia. Además, de lo que ocurrió en Vietnam y Afganistán con esos gobiernos, pareciera que ahora el objetivo podría ser presionar por la salida de Zelenski, no solo porque su mandato terminó el año pasado, donde hubo una discusión abierta con una doble lectura, ya que sus partidarios argumentaban lo que dice la constitución y las dificultades de organizar una elección en medio de una guerra, mientras que su oposición usaba el ejemplo de Putin que las hizo, aunque por cierto, no se podían calificar de ejemplo democrático, y que Zelenski podría perder si su rival fuera Valerii Zaluzhnyi, ex comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. El golpe de gracia podría llegar cuando Elon Musk revise el gasto del Pentágono, donde podrían aparecer malas noticias sobre el uso de dineros estadounidenses, partiendo por los miles de millones de dólares que Zelenski ha asegurado que simplemente no llegaron, ni en armas ni en apoyo directo. Por su parte, Europa parece estar viviendo algo que recuerda a Fidel Castro en la crisis de los misiles de 1962, es decir, quedar afuera de lo que tuvo lugar en su propia geografía, en el caso cubano, la instalación de misiles dirigidos a EEUU con carga atómica, y en el caso europeo, la invasión de Ucrania. Al terminar su primera reunión con el canciller ruso Serguei Lavrov, en Arabia Saudita Marco Rubio dijo que “la Unión Europea tendrá que estar en la mesa de negociación en algún momento”, en lo que pareció ser una división del trabajo, ya que como secretario de Estado Rubio encabezaría reuniones formales y el enviado especial para Ucrania cumpliría otras funciones, por lo que el General Keith Kellog visitó al día siguiente a Zelenski y al salir, declaró que Ucrania “firmaría pronto” un acuerdo para explotar minerales a cambio de la deuda millonaria, y si EEUU logra acceder a las tierras raras que le interesan, ese podría ser para Ucrania un seguro que Rusia no va a volver a invadir, quizás mejor que ser parte de Europa. Al respecto, Europa no ha necesitado dar ese paso, ya que a diferencia de EEUU, el pago de parte de su ayuda está protegido por documentos que permiten, en algunos casos, hasta el cobro con intereses. El hecho que Europa haya sido relegada con facilidad, muestra algo que no es grato, que, por un tiempo muy largo, ha invertido demasiado poco en su defensa, aumentado por el brexit británico, por lo que lo que ahora ocurre es una indicación de su irrelevancia actual para efectos geopolíticos y de su secundaria importancia en términos militares, visibilizados por esta guerra. Además, tal como lo dijo Trump en su campaña, él quiere un cese del fuego rápido, para lo cual está dispuesto incluso a sancionar a Rusia para conseguirlo, agregando hace poco que no va a firmar sin el visto bueno de Ucrania, aunque esto se dijo antes del intercambio de insultos. A Europa la perjudica varias cosas. En primer lugar, un proceso de toma de decisiones que puede demorar mucho, ya que deben ponerse de acuerdo 28 países, muchos de ellos con grandes diferencias entre sí. Así, Macron reunió a los países más cercanos para recibir ese respaldo antes de un viaje a Washington, donde será acompañado por el premier británico Keir Starmer, cuya “relación especial” con EEUU aparece hoy fracturada. Sin embargo, que todos se pongan de acuerdo va a ser difícil, y el anuncio del presidente francés que pronto reunirá a todos los miembros de la Unión Europea va a ser seguramente una invitación a la parálisis o al fracaso, ya que, de partida, la Hungría de Viktor Orbán calificó la reunión de Paris como un encuentro de “lideres frustrados, proguerra” y contrarios a Trump. Marco Rubio se reunió con Serguei Lavrov en Arabia Saudita (REUTERS/Evelyn Hockstein) En segundo lugar, no se aprecia un verdadero liderazgo europeo, ya que Francia y Alemania, para estos efectos están en crisis, dada la debilidad política de Macron y de Olaf Schholz. Y, en tercer lugar, en estos tres años, de la Unión Europea no surgió ninguna propuesta de paz, por lo que EEUU privilegia que finalice lo que Trump ha llamado una “carnicería”. ¿Qué podría hacer Europa? Una sola cosa, mantener viva la guerra, exactamente lo que no va a hacer. Por lo tanto, es probable que agachen la cabeza, sumado a cambios políticos en Alemania y Francia que parecen inevitables, además que otros procesos eleccionarios han producido y seguirán haciéndolo, cambios que van en la dirección de conversar más que de confrontar a la Rusia de Putin. Al respecto, la pregunta es más bien ¿qué país europeo está dispuesto a ir a la guerra? Hablamos de combatir, por lo que más allá de la retórica, se identifica a Polonia, cuya fuerza militar ha crecido mucho, al nivel de Ucrania, y los pequeños países bálticos que, como legado de la segunda guerra mundial, tienen a Rusia en Kaliningrado, enclave anexado en 1945, que antes fuera la Königsberg prusiana, no estando claro cuales otros se añadirían. En el caso de Francia, las declaraciones de Macron no son tomadas en serio, y al parecer son un guiño al pasado gaullista de la política exterior. Así, alguna vez dijo que estaba dispuesto a enviar tropas a Ucrania en los mismos días que a pesar de haberlos amenazado, ni siquiera enfrentó al Grupo Wagner ruso (ahora parte del Estado después de la muerte de su fundador Yevgeny Progozhin), para poder permanecer en aquellas excolonias africanas que le proporcionaban el uranio para la electricidad de Paris y otras grandes ciudades. Hace poco, efectivos ofrecidos para Ucrania, resultaron ser en segunda consulta, tropas para mantener la paz en caso de acordarse un cese del fuego, no quedando claro si serían funciones militares o solo policiales, como se ha hecho. Por ejemplo, en Kosovo por parte de otros europeos, descartándose que alguien quiera fuerzas de la ONU, como en El Líbano. Por su parte, el Reino Unido, tal como lo dijo un destacado general en retiro, por la entrega de armamentos desde los arsenales regulares, ni siquiera debiera participar en un posible cese del fuego, utilizando como ejemplo el caso de Malvinas, donde de quererlo, el actual gobierno no podría enviar una fuerza de tarea como lo hiciera Margaret Thatcher en 1982. La posición desmedrada de Europa revelada por la guerra, confirma que el problema hoy es presionar lo suficiente a los rusos, quienes tienen ventaja en el terreno militar, en una guerra que en tres años se inició con el fracaso de un triunfo rápido de Moscú, con avances y retrocesos posteriores de ambos, y donde el desempeño militar de Ucrania ha superado expectativas, siendo a veces hasta heroico, hoy, sin embargo, a la defensiva, y donde esencialmente en esta etapa somos testigos de una guerra de desgaste, donde Ucrania está sometida a un bombardeo constante para el cual no tiene adecuada defensa, y donde recibió mucho armamento para pelear la guerra, pero no para vencer. El tema es que a Rusia no le interesa solo el territorio, sino también que la OTAN no llegue a sus fronteras, deseando que Ucrania no se sume a Finlandia, que se incorporó recién el 4 de abril de 2023. Eso será parte de la negociación, y si el gobierno anterior de Trump sirve de guía, para el cese del fuego puede ser rápida, pero MAGA mediante, para la etapa posterior debiera ser una negociación, tan o más difícil que las que tuvieron lugar con la URSS en la Guerra Fría. Incluso, Ucrania tiene un as en su manga, ya que el éxito de su incursión en el Kursk ruso hace sentido para una futura negociación. Al respecto, contrariamente a lo que se cree (y a lo que yo pensaba hasta que debí revisar los hechos para un seminario académico), en su gobierno anterior, por lo de America First no se cedió en nada que fuera importante para Rusia. La idea que existió un trato especial quedó instalada en la elección de 2016, donde la campaña de Hillary Clinton inventó lo de la “trama rusa”, es decir, que Trump sería una especie de “activo” y que Putin habría manipulado en su favor esa elección, para lo cual no hay evidencia alguna. Hoy, está claro que Trump ha hablado bien de Putin como lo ha hecho de Xi Jinping, respetándolos, pero ello no se ha traducido en nada en las relaciones de país a país, de Estado a Estado, toda vez que en el gobierno anterior de Trump comienza el viraje actual de EEUU que concibe a China como su único rival en este siglo XXI, y en el caso de Rusia, a diferencia de las relaciones personales y a lo que informaron medios internacionales, ello no se trasladó a las relaciones políticas o económicas. Así, en lo financiero o comercial, nada importante cambió a favor de Rusia entre 2016 a 2020, como tampoco en lo político, donde algunos ejemplos pueden ser útiles, ya que no hubo ningún progreso mayor en lo que a tratados de armamento se refiere, como también, ahora sabemos que en los años de Trump, EEUU y la OTAN colaboraron para que el ejército ucraniano se modernizara, e iniciara el tránsito desde la doctrina soviética a la occidental, tanto en alistamiento como en el uso de armamentos. Un segundo hecho es que, en esos mismos años no solo como gobierno, sino también por Trump personalmente, el acuerdo en gas y petróleo entre la Alemania de Angela Merkel y Rusia fue criticado, incluyendo la construcción del gaseoducto Nord Stream (el número 2 fue volado en el curso de la guerra, sin saberse oficialmente por quien), vetos que solo fueron levantados por Biden. Por ahora, en lo que ha trascendido de las conversaciones entre Rusia y EEUU, es Moscú quien gana, ya que es el único responsable de la guerra, y su invasión no fue muy distinta a lo que Sadam Husein hiciera en 1991 contra Kuwait argumentando también la historia, diciendo que había sido la provincia 27 de Irak. Sin embargo, es justo agregar que la violación de derecho internacional es el tema más que la democracia como también ha sido presentado el conflicto en la prensa internacional, toda vez que al momento del ingreso de las tropas, Rusia y Ucrania no eran muy distintas en lo que a democracia y corrupción se refiere, figurando ambos países en malos lugares en ambos indicadores. Macron busca liderar la unidad de Europa para mantener el respaldo a Ucrania contra la invasión rusa (REUTERS/Valentyn Ogirenko) Por lo tanto, ¿qué puede ganar EEUU? Lo que podría ganar, es que la negociación definitiva sea el equivalente a repetir al revés lo que ocurrió del 21 al 28 de febrero de 1972, en la semana que cambió la historia, cuando la dupla Nixon-Kissinger visitara a Mao en Beijing y le ofreciera abrirse al mundo, por el temor que el caos dejado por la revolución cultural pusiera a China bajo el control de Moscú. Hoy, EEUU desearía que no continuara o al menos se redujera esta alianza que favorece a China y donde Rusia es el socio menor, y aunque todavía falta bastante para que China alcance a EEUU, lo único seguro es que la distancia se reduce año a año, todos los años. Mi impresión es que por mucho que se tengan respeto mutuo, Trump y Putin, al igual que entre 2016 y 2020 van a ser firmes negociadores, que pondrán los intereses de sus respectivos países por sobre otras consideraciones, por lo que el fin de los combates se verá complicado si se agregan otros temas, y útil va a ser el ejemplo de Corea en 1953, por lo que será en su propio provecho que ambos se limiten al cese de fuego. Hoy, el empantanamiento no permite la derrota total del otro, por lo que los beneficios de un acuerdo son mayores que el costo, aunque existan avances en el terreno bélico. Por cierto, siempre que ningún acuerdo implique una mutilación grave de Ucrania, por lo que más que paz definitiva debe pensarse solo en un cese del fuego, y donde Ucrania jamás debiera tener una perdida territorial que supere a lo que se habló por iniciativa de Turquía el 2022. Lo que puede simplificar o complicar la negociación son las características, tanto de Trump como de Putin, ya que ambos se sienten providenciales para sus países, además que no es fácil escribir sobre ellos, debido a que muchos tienen ideas preconcebidas, lo que dificulta entenderlos más que juzgarlos. Y como conclusión, considerando la trayectoria de Rubio, de existir segunda etapa, esta debiera incluir el interés de Washington para que Rusia deje de apoyar en la forma que lo ha hecho a las dictaduras de Cuba y Venezuela, ya que ayudaría a la transición a la democracia de ambos, y ahora, no hay nada estratégico para Rusia en este lado del mundo, salvo molestar a EEUU. Máster y PhD en Ciencia Politica, Licenciado en Derecho, Abogado, Excandidato presidencial (Chile, 2013)

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