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» Diario Cordoba
Fecha: 22/02/2025 18:46
17.220 páginas, en caracteres pequeños, 35 volúmenes y más de medio millar de seminarios, conferencias y diálogos colectivos constituyen, en resumen, el balance fáctico y mensurable del I Congreso de Historia de Andalucía. Celebrado en cuatro universidades meridionales durante la segunda semana del mes de diciembre del año muy de gracia de 1976, al unísono mismo de España, todo cambiaba casi de pie con la botadura de la muy abrillantada transición a un régimen de plenas libertades y un consiguiente sistema parlamentario aclimatado en un tiempo verdaderamente récord. Época ciertamente venturosa y feliz como nuestra vieja y entrañable nación viviera en muy escasos periodos. Contra toda clase de reparos, críticas e incluso impugnaciones la Transición entonces felizmente comenzada comparece ante la Historia con un balance tan extenso como fecundo en cualesquiera dimensiones de nuestra siempre difícil convivencia. Con parecidos caracteres se enfrenta igualmente el legado del I Congreso de Historia de Andalucía para el anciano cronista que tuviera el honor de haberlo proyectado y organizado con un muy selecto staff, cuyos eficaces miembros materializaron su idea de forma insuperable. ¿Cómo olvidar en tan formidable tarea el esfuerzo y la generosidad de, entre otros muchos (-nómina sunt odiosa siempre y sobre todo en circunstancias semejantes-), Francisco Martín López, Emilio Cabrera, Mª Paz Leiva, Mª Carmen Martínez, J. F. Rodríguez Neila, Antonio Garrido, etc., etc. Gracias a su entrega incondicional, el Congreso levó anclas con un solemne acto en el teatro Lope de Vega de Sevilla, en el que el maestro de los constitucionalistas españoles y exrector por aquel entonces de la Universidad Autónoma de Madrid, D. Luis Sánchez Agesta, pronunció una deslumbrante conferencia acerca de las características esenciales del liberalismo español. En Málaga, la tercera estación de un congreso con asistencia de estudiosos de toda España desde A Coruña hasta Cádiz, con la intervención muy activa de investigadores como Carlos Martínez Shaw, el gran hispanista Joseph Perez, el afamado contemporaneista Manuel Tuñón de Lara o el muy brillante y pugnaz analista de los orígenes del subdesarrollo andaluz Jordi Nadal y la presencia iluminadora de José Luis Comellas. En la recién instaurada Alma Mater malacitana transcurrieron tal vez algunas de las más densas unas sesiones a las veces convertidas en trincheras culturales frecuentemente esmaltadas por el magisterio de autores como los ante citados. *Catedrático
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