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  • Un multimillonario suelto en la Casa Blanca

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    Fecha: 18/02/2025 22:19

    La incorporación del magnate Elon Musk a la Administración Trump para reducir las estructuras del gobierno federal corre sin precedentes los límites de la antigua influencia del poder económico sobre la política de Estados Unidos, en este caso desde el corazón del complejo tecnológico que reina en lo que va del siglo. Elon Musk (53), hoy el hombre más rico del mundo con un patrimonio de casi 400 mil millones de dólares, fue elegido por el presidente Donald J. Trump para planificar un ajuste de la administración federal de Estados Unidos, a través de un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (en inglés, DOGE). El antiguo sistema político democrático estadounidense, que ya había dado muestras de crisis y fatiga severa, como el asalto al Capitolio de 2021 justamente incitado por Trump, abre ahora las puertas al poder privado para decidir a la luz del día cómo reducir la estructura del Estado y, sobre todo, su capacidad regulatoria. “Los empleados del Estado federal son una rama no elegida del gobierno, e inconstitucional, que tiene más poder que cualquier representante electo. Esto no se corresponde con la voluntad popular. Así que es algo que tenemos que arreglar”, dijo a la prensa Musk, en la propia Oficina Oval, con Trump sentado y asintiendo. Del 12 al 14 de febrero, a una escala y velocidad sin precedentes, Trump ordenó el despido de miles de empleados federales con trabajos que iban desde la prevención de incendios forestales hasta la investigación médica. El dueño de Tesla, SpaceX, Starlink, Neuralink y la red social X (antes Twitter), entre otras compañías, fue designado al frente del DOGE junto con otro empresario, el ex candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy (38). No tendrán capacidad formal de decisión, pero Trump otorga a sus consejos un valor casi definitivo. El gasto federal representa el equivalente a un tercio del PIB estadounidense y Trump se ha propuesto con Musk en reducirlo a un cuarto y, como parte de ese esfuerzo, obtener por ejemplo un ahorro de un billón (trillion) de dólares en lo que consideran despilfarro y corrupción (15% del presupuesto). El equipo de DOGE, incluidos los ingenieros remunerados que reunió, trabaja principalmente en un edificio vidriado de la sede central de la empresa SpaceX de Musk, a pocas calles de la Casa Blanca, bajo un régimen de empleados federales especiales de 130 días laborables al año. Muchos analistas recordaron a propósito dos fuertes advertencias históricas de sendos presidentes, el más inmediato, Dwight Eisenhower (1953-1961), sobre la creciente influencia del “complejo industrial militar” en las decisiones de Washington. Pero también resonaron las palabras de Abraham Lincoln: “Como resultado de la guerra, las corporaciones han sido entronizadas, y seguirá una era de corrupción en las altas esferas, y el poder monetario del país se esforzará por prolongar su reinado trabajando sobre los prejuicios de la gente hasta que toda la riqueza esté agregada en unas pocas manos y la República sea destruida”. “Lo llames como lo llames, Elon Musk se ha apoderado del mecanismo interno del gobierno estadounidense en nombre del presidente Trump”, escribió un editorialista del New York Time, que milita abiertamente contra el gobierno. El encargo Trump aceptó de buena gana el apoyo -y el dinero, unos 277 millones de dólares – de Musk durante la campaña electoral, se mostró después con otros magnates tecnológicos en su asunción ante el Congreso (Jeff Bezos, Mark Zuckerberg, Tim Cook y Sundar Pichai) y acordó su designación al frente del DOGE. Ya designado, el presidente firmó una nueva orden ejecutiva (decreto), de las tantas que llovieron desde que entró en la Casa Blanca por segunda vez, y le dio todavía más autoridad al DOGE de Musk en su objetivo de reducir el tamaño de la fuerza de trabajo federal ordenando a las agencias que congelaran las contrataciones. Estados Unidos tiene unos 2,3 millones de empleados civiles. Las agencias de seguridad representan el grueso, pero cientos de miles de personas trabajan en todo el país en empleos que supervisan la asistencia sanitaria a los veteranos, inspeccionan la agricultura y pagan las facturas del gobierno. Trump ordenó renovar sólo un empleo cada cuatro puestos que queden vacantes. La gente votó por una gran reforma del gobierno federal, y eso es lo que la gente va a tener”, precisó Musk, quien habla a diario con el presidente pero, según matizó, respetando controles: “No es que vamos y hacemos las cosas a nuestro antojo”. Desde enero, el personal del DOGE se repartió en las distintas dependencias federales para detectar supuestos gastos excesivos. En la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con un presupuesto anual de casi 40 mil millones de dólares en ayuda humanitaria global, se congelaron los gastos y sus 10.000 empleados quedaron en riesgo de despido, aunque un juez lo bloqueó transitoriamente. “Es un golpe judicial”, se quejó Musk. Otro blanco de la ofensiva liderada por Musk fue la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB), que garantiza derechos ante bancos, prestamistas e instituciones financieras y que muchos republicanos quieren eliminar hace tiempo. También la agencia de Educación que hacía un seguimiento de alumnos de todo el país y perdió sus 900 millones de dólares de presupuesto. Según Musk, hay más de 100 mil millones de dólares anuales en pagos de derechos a personas sin códigos estatales que lo expliquen. “Cuando pregunté si alguien en el Tesoro tenía una idea aproximada de qué porcentaje de esa cifra era fraude inequívoco y obvio, el consenso en la sala fue aproximadamente la mitad, es decir, ¡50 mil millones de dólares al año o mil millones de dólares a la semana! Esto es una locura y debe abordarse de inmediato”, escribió en X. El DOGE levantó muchas críticas cuando obtuvo el acceso al sistema de pagos del Departamento del Tesoro que envía miles de millones de dólares a estadounidenses y empresas cada año,y por tanto a una enorme cantidad de datos personales. Mientras tanto, Trump y Musk ya están presionando a los trabajadores federales para que renuncien a cambio de incentivos financieros, un “retiro voluntario” que permite a los empleados renunciar y seguir recibiendo su salario hasta el 30 de septiembre (unos 75.000 trabajadores, casi 3%, ya aceptaron). IRS (Internal Revenue Service), la agencia recaudadora de impuestos, prepara también miles de despidos. Para peor, la formación del DOGE se basó en una campaña de reclutamiento de ingenieros jóvenes de software vinculados con Musk o colegas, muchos de ellos con poca o ninguna experiencia en la administración pública que de pronto acceden a datos confidenciales de una docena de organismos gubernamentales. Mientras tanto, según la prensa, otro grupo de multimillonarios ad honorem, ejecutivos tecnológicos y algunos discípulos de Peter Thiel, un poderoso donante republicano, se están preparando para asumir cargos no oficiales en el gobierno de Estados Unidos en nombre de la reducción de costos. El objetivo es que la mayoría de las agencias importantes tengan eventualmente dos representantes de DOGE mientras buscan reducir costos como lo hizo Musk en X, su plataforma de redes sociales. Aunque la estructura del DOGE tiene poca forma y se incrusta en una administración con muchos controles, Musk quiere al menos dos delegados de su departamento en cada agencia federal, unos “comisarios políticos de la reducción de gastos” que se comunican celosamente a través de sistemas encriptados.

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