20/02/2025 17:41
20/02/2025 17:39
20/02/2025 17:39
20/02/2025 17:38
20/02/2025 17:37
20/02/2025 17:37
20/02/2025 17:37
20/02/2025 17:37
20/02/2025 17:37
20/02/2025 17:37
» Diario Cordoba
Fecha: 18/02/2025 04:40
El vértigo mundial que están provocando las primeras decisiones de Donald Trump como presidente de Estados Unidos también ha cristalizado en la sociedad española. A la guerra comercial que ha puesto en marcha con los aranceles se suma ahora su negociación con Rusia para acabar con la guerra en Ucrania sin contar con la Unión Europea. La preocupación de los españoles parece transversal. Los últimos datos del CIS de este mes de febrero prueban que los votantes de Vox, defensor claro de la nueva Administración estadounidense en España, comparten esa incertidumbre en porcentajes muy altos. Casi el 63% de los electores que recuerdan haber dado su apoyo a Santiago Abascal en las generales de 2023 cree que la presidencia de Trump afectará “de forma negativa” a la economía española. Después de que hace días anunciara aranceles del 25% al acero y al aluminio, el presidente de EEUU anunció “aranceles recíprocos” como respuesta a todo lo que considere una barrera comercial para su país. En el caso de Europa, el IVA también sería algo a lo que responder. Y las declaraciones del vicepresidente J.D Vance en Múnich este fin de semana evidenciaron la total ruptura de la primera potencia del mundo con el proyecto europeo. La Comisión Europea aseguró que “los aranceles injustificados” contra el continente no quedarán sin respuesta. Vox y el resto de sus aliados de Patriots (el grupo europeo que comparten en Bruselas y que se dieron cita hace días en Madrid) consideran a Trump “un compañero de armas” para el momento mundial actual. La cuestión es si esos discursos resistirán a los efectos negativos que conlleven las decisiones del presidente estadounidense en sus respectivos países y si se ven perjudicados los productores nacionales -y los propios ciudadanos- a los que en teoría defienden con capa y espada. Es un dilema que antes o después llegará. También a Abascal, que este jueves estará en Washington para participar una vez más en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), igual que en años anteriores. Fuentes cercanas al líder de Vox aseguran que si Trump toma decisiones “que perjudiquen a España, a sus productores, sus agricultores o la industria, lo dirá con toda claridad”. A pesar del discurso cerrado de apoyo a Estados Unidos, Abascal ha hecho esfuerzos públicos por negar el supuesto vasallaje del que le acusan. En su discurso de cierre en la cumbre de Madrid aseguró que “no serían los perritos falderos” de nadie, “como lo fueron otros de Joe Biden”. Y repitió que ni Vox ni sus aliados buscan “un emperador” al que servir. La paz en Ucrania El otro gran asunto encima de la mesa es el plan para acabar con la guerra en Ucrania, para el que Trump por ahora solo está hablando con Rusia. Una situación sobre la que se ha pronunciado el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, advirtiendo incluso que Europa debe poner en marcha su propio Ejército teniendo en cuenta que EEUU no parece estar dispuesto ya a contribuir a su seguridad. El portavoz nacional de Vox, José Antonio Fúster, negó ayer que en este momento se pueda afirmar que Zelenski "esté quedando al margen" y retó a los periodistas a demostrarlo con una declaración textual de Trump, obviando todo lo sucedido en Múnich el pasado fin de semana, la reunión de urgencia de jefes de Gobierno europeos en París este lunes y la tormenta que ha desatado la Administración estadounidense tras la intervención de su vicepresidente. Y una vez más el discurso de Vox se quedó en un camino intermedio complicado de explicar. Fúster defendió "la iniciativa de Trump", asegurando que es "un buen pacificador y un buen negociante", que es "lo que necesitamos" en este momento. Las conversaciones en este momento solo se han producido con Putin. Al mismo tiempo el portavoz ultra aseguró que Vox defiende "la soberanía nacional" de Ucrania y que "están en contra de lo que ha hecho Putin" en el país europeo. En el CIS de la semana pasada un 63% de los electores de Vox manifestaron estar de acuerdo con la propuesta de Trump para la resolución del conflicto bélico en Ucrania. En la anterior pregunta el centro demoscópico sí refería que esa propuesta "habla de terminar con la guerra y llegar a acuerdos con Rusia y con Ucrania, sin la participación de la Unión Europea y organizaciones gubernamentales". Aún así un 31% de los votantes que dicen haber apostado por Abascal reconocían no respaldar esta iniciativa de Trump. Vox reprocha a Sánchez estar liderando “la respuesta internacional de la izquierda a Trump” en vez de mejorar las relaciones para evitar los daños a España, convencido entonces de que la vía será la que plantea el presidente estadounidense: negociaciones bilaterales sin que la UE sea un interlocutor global válido. “Trump defiende para EEUU lo que Vox a España” A la espera de que se empiece a notar lo que decide la Casa Blanca en Europa, Vox insiste en defender a Trump, insistiendo en el mensaje de que “el gran arancel” que “asfixia” a los ciudadanos a dia de hoy es “el que impone Bruselas” -es decir la UE- a través, por ejemplo, del Pacto Verde que tanta repercusión tiene en el campo español. “Los aranceles que nos preocupan son los de aquí”, aseguró hace unos días el portavoz nacional de Vox citando “al nuevo IBI, el basurazo” (en relación a la tasa de basuras que ya se ha implantado y que es una directriz de la Comisión Europea) o “la desprotección” que sufren los ganaderos “por la competencia desleal de Marruecos”. “¿Los pescadores tienen problemas para faenar por culpa de Trump? ¡Ah, no! Que es por Bruselas”, ironizó el dirigente. Precisamente este lunes Fúster sacó pecho del último artículo de Mario Draghi en el 'Financial Times' que para Vox asume parte de esta tesis. La tesis que maneja Abascal es que Trump, en el fondo, defiende para su país lo que su partido defiende para España: el fin del multilateralismo y fomentar la industria propia, las políticas ganaderas y agrícolas o la autonomía energética basada en el interés nacional. Lo que tantas veces echan en cara desde las filas ultra al Gobierno de España y, sobre todo, a los acuerdos de la UE: “Dejen de luchar por y para otros”. La cuestión es que esos discursos contra el globalismo y centrados en el proteccionismo tendrán que afrontar las embestidas de su principal aliado mundial. “Una Europa que volverá a ser grande” decían Abascal y la francesa Marine Le Pen, “por la suma del poderío” de unas naciones que miran más hacia dentro que hacia fuera.
Ver noticia original