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» El Ciudadano
Fecha: 18/02/2025 03:23
Juan Pablo Sarkissian No hubo sorpresas. Ni para propios, ni para extraños. Si había un clásico que de antemano auguraba un resultado era éste. También es cierto que no siempre es así. Aquello del partido “especial” es relativo, el futbol es bastante más lógico de que se cree suponer. El final, con el resultado puesto, también era previsible. Fastidio, desazón, bronca, violencia y represión; mucha represión. Mariano Soso dijo que no se va, a no ser que lo echen. Un escenario difícil de sostener para Comisión Directiva de Newell’s. Es más, la situación es muy compleja para propia CD. En la madrugada de este domingo y las primeras horas de este lunes circuló con fuerza la decisión del presidente Ignacio «Nacho» Astore de adelantar las elecciones, previstas en diciembre, para junio o julio. El entramado de una convocatoria a elecciones anticipadas, que no es nuevo, tiene sus pasos y eso se estaría discutiendo. Pero también hubo un partido fútbol. Vamos por partes. El ingreso Los hinchas fueron temprano y eso ayudó a ordenar el ingreso al Coloso del Parque. Doble vallado con caballos y otro doble control con efectivos de la fuerza de seguridad. Verificación de entradas y cacheo. Mucho calor y un clima en los hinchas de esperanza: claro, es lo último que se pierde. Pero era un clima enrarecido, como que todas y todos se preparaban para lo peor. El estadio estuvo adornado, en la Diego Maradona, con tres trapos: “Los Leprosos”, “Nunca los Tendrás” (imagen de Diego y Leo Messi) y “Enemigos del Silencio”. Enfrente, sobre la tribuna en construcción de espaldas al Palomar, una camiseta inmensa del “10” y otro trapo: “El más Grande del Interior”. El ingreso de la barra hizo recordar al tristemente célebre Roberto “Pimpi” Caminos por el detalle de innumerable cantidad de paraguas rojinegros, una marca registrada de otra época. Como sea, la salida de Newell’s al campo fue recibida con dos telones “Colosales” en cada cabecera, y pirotecnia de color rojo y negro. Así las cosas, con banderitas prolijamente puestas en las plateas, comenzó el juego. El partido Es difícil contar el desarrollo de un partido de fútbol cuando todas y todos los interesados ya lo vieron. En ese sentido, cada uno tendrá su perspectiva, su mirada, anclada en su subjetivad. Con todo, existen, sólo para el análisis, algunas cuestiones para revisar. En el marco de un partido parejo, Newell’s perdió no sólo en el resultado: perdió en lo táctico y en lo técnico. Lo primero vinculado con la estrategia a desarrollar en el juego y lo segundo emparentado con las capacidades de los futbolistas para jugar. Ninguna novedad. Es lo que se pudo observar en los cinco partidos anteriores. Y en el Clásico no hubo milagro. Una dolorosa continuidad. Ni la posesión de la pelota ni la mayor cantidad de remates al arco hicieron de Newell’s un equipo peligroso para el rival. Del lado canalla, pragmatismo puro; dos llegadas contundentes y dos goles. No se vieron revolcones de Keylor Navas y sí de Jorge Broun. Como sea, no hay excusas. En un partido emotivo e intenso el Canalla lo planteó correctamente y lo jugó mejor. Newell’s, por su parte, mostró todas sus limitaciones. No es sólo un nueve lo que falta al Rojinegro (terminó jugando con tres), lo que falta es juego. Un interrogante: por qué Ever Banega no patea de media distancia más seguido? Una curiosidad: en el entretiempo se terminó el agua y las gaseosas. No había nada para tomar en todo el estadio. Insólito. La salida Tampoco en esta situación hubo sorpresas. La mayoría de los hinchas demoró la salida pero esto no impidió acciones violentas inconducentes ni la “lógica” respuesta de las fuerzas de seguridad. El foco donde se sucedieron los hechos más violentos se sucedieron sobre el Palomar. Un poco porque había un fuerte operativo sobre la Maxi Rodríguez (tribuna que da a espaldas al museo) con los ya nombrados caballos y un par de decenas de motos listas para entrar en acción. Los enfrentamientos abarcaron toda la zona del Palomar y se extendieron por las calles Santiago y Pueyrredón, y hasta Montevideo. Gases, balas de goma y un clima, en todo sentido, irrespirable. Otra curiosidad, también dramática. En medio del Parque, frente del laguito, se escuchó un ruido extraño. No parecía producto de la represión policial. No. Un árbol cayó mientras la hinchada se desconcentraba. Una mujer fue alcanzada por las ramas y quedó tendida en el suelo hasta que llegó la asistencia médica ante la desesperación de la gente que la rodeaba. Una dolorosa metáfora: cuando las cosas no están bien se puede estar peor. El futuro El mundo futbolero es reactivo a los cambios. Allí es mejor cambiar algunas cosas para sostener el statu quo. Tras el fallecimiento de don Julio Grondona parecía que la cosa cambiaría: nada de eso. Con mayor o menor talento la lógica que lleva adelante Claudio Fabián “Chiqui” Tapia es la misma de antaño. Con lo cual el futuro de Newell’s parece más ligado, no sólo a resolver el orden interno, sino a recomponer relaciones con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Es que la presidencia Astore casi nunca estuvo en sintonía con la casa rectora del fútbol argentino. Rosario en general y Newell’s, en este marco, es presa codiciada para los negocios. Siempre teniendo en cuenta que existen negocios legales y de los otros. La posición amigable de Astore sobre Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) chocó con la mirada de la AFA sobre el tema. No es el único problema que afronta Newell’s y Astore, pero ese es un punto de partida clave. Habrá que ver cómo se desenvuelven los distintos actores que componen un rompecabezas muy complejo. En las relaciones de poder siempre juega fuerte el contexto, ninguna novedad. Entonces no es ni inteligente ni instrumentalmente posible negarlo. Y buena parte del contexto, en el fútbol local, es la AFA. La frase popular dice que “el fútbol da revancha”. Puede que tenga algo de cierto, pero hay que trabajar para eso. La peor crisis futbolística e institucional de Newell’s aún no toco fondo y si no se resuelven los conflictos, cuidado, puede empeorar.
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