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» Diario Cordoba
Fecha: 13/02/2025 12:10
Durante años se le atribuyó a Voltaire una magnífica cita que, por lo visto, nunca escribió. En ella, el autor explicaría no estar de acuerdo con alguien, pero, sin embargo, estar dispuesto a dar la vida por defender el derecho de esa persona a tener su propia opinión, aunque fuese contraria. En estos días, al ver la tremenda salvajada que se ha hecho con Karla Sofía Gascón al cancelarla por unas opiniones personales, no puedo más que seguir alucinando con la paranoia woke. Ningún planteamiento político ni social que induzca al odio me parece respetable, ni de un lado, ni de otro. Sólo a ella como persona le incumbe lo que decían esos tuits. Por muy lamentables que sean, son sus opiniones personales. Más triste me pareció intentar excusarla con la boca pequeña en los Goya sin que nadie pronunciara (que yo sepa) su nombre. Si no vas a hablar de cine en un evento de cine... habla, al menos, con claridad. Considero que justificar la crueldad de los que están en tu cuerda política y sentenciar a los que están enfrente es una actitud bastante simple que te iguala a lo peor. Pero el tema está, para mí, en porqué se ha entrado en esta vorágine de ir cancelando a artistas, incluso fallecidos, sin contemplar contexto ni nada. No me gustaría estar saliendo o casada con Picasso -obviamente- pero sí me interesa su obra. Tampoco me ha gustado nunca ninguna princesa Disney -para mí la única princesa posible ha sido siempre Leia-, pero eso no justifica revisar las producciones culturales de los años cincuenta o triturar a las personas con una guillotina social. Leo a Neruda, aunque fue un absoluto monstruo con su única hija biológica a la que abandonó con hidrocefalia: Malva Marina. Lo que le hizo, hoy rozaría la cárcel por inhumano. Y así, la lista, puede ser interminable. Las opiniones de esta actriz no deben participar en la valoración de su calidad profesional. No debemos ser verdugos morales con semejantes consecuencias. No vamos a la médica, ni al frutero, ni a la gasolinera juzgando las ideas políticas de las personas que están trabajando y, en función de eso, valoras el servicio que te han hecho. La otra noche estaba leyendo los Diarios amorosos de Anaïs Nin que no pueden ser más movidos en plenos años treinta: unas cinco parejas simultáneas (incluido el erótico Henry Miller), relaciones hasta con su padre... entre otros ritmos amorosos. Pensé que, con todo lo que hemos pasado, posiblemente, esta mujer no podría escribir ahora eso ni en su diario, casi cien años después. Las opiniones políticas a las urnas, el respeto siempre, el diálogo más, y el Óscar para Karla -si se lo merece-. *Artista y profesora de la Universidad de Sevilla Suscríbete para seguir leyendo
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