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» Diario Cordoba
Fecha: 13/02/2025 12:10
Podría haberse llamado Maravillas de Medina Azahara, pues es una ocasión única de contemplar el riquísimo legado del Califato de Córdoba que pervive repartido por el mundo tras el expolio al que fue sometida la ciudad palatina. Pero al final sus organizadores optaron por un lema más luminoso, y la exposición se acabó llamando Madinat al-Zahra: la capital brillante de la España islámica. Bajo este epígrafe se exhibe desde el 30 de octubre al 2 de marzo en Nueva York la importancia del mayor yacimiento arqueológico musulmán de Europa, reconocido como Patrimonio de la Humanidad en 2018. Sobre su contenido y los objetivos, cumplidos con creces, de muestra tan singular en la Gran Manzana se extendió el pasado martes en las Bodegas Campos la persona más indicada para hacerlo, Antonio Vallejo Triano, director del conjunto arqueológico y comisario de la exposición junto al profesor Eduardo Manzano, del CSIC. Ante los numerosos asistentes al acto, inscrito en el ciclo Patrimonio de Córdoba que desarrolla la Fundación con el impulso de Pepe Campos, el conferenciante explicó que todo arranca de un primer contacto que les llegó, en marzo de 2023, del Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo de la Universidad de Nueva York (ISAW según la sigla en inglés), a través de la responsable de su galería de arte, la doctora Roberta Casagrande. Este centro de investigación avanzada, dedicado a analizar las conexiones económicas, religiosas, políticas y culturales entre las antiguas civilizaciones, deseaba enseñar al público norteamericano la entidad histórica alcanzada por un califato –concepto negativo para ellos- en la Europa medieval, así como la complejidad de la sociedad de al-Andalus, multiétnica, multicultural y mucho más desarrollada en todos los aspectos que los reinos de la época. La propuesta, que además de difundir lo nuestro a lo grande por vez primera en EEUU iba a salirnos gratis –el millón de dólares que ha costado lo aportó la mecenas Shelby White-, fue aceptada sin dudarlo por la Junta de Andalucía, entusiasmada con la extraordinaria visibilidad que tendría en el mismísimo Manhattan y las garantías de seguridad que se ofrecían. El resultado es la exhibición de 151 piezas procedentes del propio conjunto, de los museos arqueológicos de Córdoba, Jaén y Jerez y de espacios neoyorquinos como el Metropolitan Museum, la Hispanic Society y otros. Una deslumbrante colección de piezas únicas, sólo comparable a la de El esplendor de los omeyas, que en 2001 fascinó al mundo con un plus añadido: pudo disfrutarse en la propia Medina Azahara, la más rica pieza con que pudiera soñar una exposición de este carácter. A falta de ese privilegio, la de Nueva York, acompañada de un sofisticado programa de actividades socioculturales como sólo sabe hacerlo esa élite intelectual tan parodiada por Woody Allen en sus películas, ha superado todas las expectativas. Una muestra así en un centro académico de prestigio internacional «no sólo se mide en términos cuantitativos de público asistente –sostiene Antonio Vallejo-, sino en el impacto de todo tipo que ha tenido en el presente y para el futuro». El conjunto arqueológico ha asumido el reto de trasladar un volumen de piezas «que ninguna institución museística española, de ningún tipo, había sido capaz de realizar en Norteamérica», afirma su director. Y se han puesto a dialogar las piezas cercanas con otras que por desgracia se nos escaparon por desidias y especulaciones pasadas, ahondando de este modo en el conocimiento de la Córdoba omeya. Eso sí, para completar su efecto, lo ideal sería que traigan la exposición desde Manhattan a la Córdoba del presente, la que ve brotar despacio los esplendores de la vieja ciudad califal. *Periodista
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