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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/02/2025 15:59
La mayor proporción de maíz temprano apalancó en alguna medida la utilización de fertilizantes durante la campaña (Revista Chacra) Las estimaciones de Fertilizar AC indican que el uso de fertilizantes en la Argentina creció un 7% durante el año 2024. La entidad subraya que se consumieron unos 4.9 millones de toneladas en el afán de sostener rendimientos y aportar nutrientes al suelo. La recarga de agua en los perfiles, el aumento de la superficie del trigo y la mayor incidencia del maíz temprano por sobre el maíz tardío fueron los principales factores que explican el incremento indicado. El dato es positivo porque además el aumento del 7 % respecto de la campaña anterior, implica dejar atrás la tendencia hacia la baja que se venía registrando en las últimas dos temporadas, luego de que el año 2021 marcara la máxima aplicación de estos insumos con 5.6 millones de toneladas utilizadas en distintos cultivos, que culminó con la segunda mejor campaña de granos de la historia productiva argentina. Entre todos los factores que determinaron esta mejora, María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de la entidad destaca la recuperación de la humedad en los suelos de la Región Pampeana y la correspondiente recarga de los perfiles, ambos determinantes para el aumento de superficie y dosis en trigo. Se sabe de la respuesta que puede esperarse por parte del cereal cuando recibe nitrógeno, fósforo y azufre en cantidad suficiente. El trigo fue otro actor clave para sostener la demanda de fertilizantes en 2024 (Revista Chacra) El maíz venía por otro carril, después de una campaña previa en que la chicharrita y su socio Spiroplasma se encargaron de depredar los rindes de norte a sur del país, desalentando a muchos productores. La decisión entonces fue volcarse al maíz temprano ante los riesgos que prometía el tardío, si bien después el escenario terminó mucho menos desbalanceado de lo que parecía a priori. Al cabo de la temporada de siembra, aunque hubo una reducción del área implantada con maíz -6.6 millones de hectáreas en 2024 vs 7.9 millones en 2023-, la mayor proporción de siembras tempranas obligó recurrir a un paquete tecnológico más ambicioso, y eso involucra desde luego a la fertilización. Lamentablemente la soja continúa siendo el cultivo que utiliza menos tecnología que la recomendada por los especialistas. Desde luego tiene consecuencias sobre la salud del suelo, pero las urgencias económicas generadas por precios deprimidos para los granos e impuestos abusivos llevan a mantener un temperamento que no es el ideal. El aporte de nutrientes en soja aún deja qué desear. Es la gran asignatura pendiente (Revista Chacra) Respecto de los precios relativos de la tecnología, si bien la relación insumo/producto (kg de grano necesarios para comprar 1 kg de fertilizante) tuvo una mejora respecto de 2023, la misma se dio a lo largo del año por una baja en los impuestos a la importación, por lo que tuvo un impacto relativo. Con vistas a la nueva campaña agrícola 2025/26, los profesionales de la entidad recomiendan profundizar los diagnósticos antes de cada siembra, pero advierten que luego de años donde se ajusta el aporte de fertilizantes al sistema, es esperable encontrar los perfiles poco provistos de nutrientes, por lo es imprescindible ser certeros con el análisis de suelo, las conclusiones que se obtienen de él y las dosis que se deciden a partir de todo esto. ¿Tendencias? Por lo pronto el reporte de IF indica que hacia fines de enero último los precios de la urea registraron su sexta semana consecutiva de aumentos, en línea con las subas observadas en los mercados internacionales, a pesar de la escasa demanda desde principios de año. Durante 2024 las importaciones de urea alcanzaron 1,05 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 36% o 217.000 toneladas extra. Este volumen se acerca a los niveles de 2020, aunque sigue lejos del máximo histórico registrado en 2021, cuando las importaciones totalizaron 1,53 millones de toneladas. Los precios de la urea vienen en alza, en tanto la cotización de los fosfatos se mantiene relativamente estable (Revista Chacra) En cuanto a las importaciones de UAN y TSA, en 2024 se ubicaron en 330.000 toneladas, volumen similar al registrado en 2023, pero significativamente inferior al récord de 2020, que bordeó las 700.000 toneladas. Respecto del fósforo, los precios de MAP y DAP se mantuvieron estables en el periodo analizado. Aunque no se han registrado nuevos negocios, comienzan a surgir consultas orientadas a la fertilización de pasturas, lo que podría indicar un cambio gradual en la demanda. En 2024, las importaciones de MAP y DAP totalizaron 1,06 millones de toneladas, un incremento del 8% o un adicional de 75.000 toneladas. Sin embargo, este volumen es considerablemente inferior a los 1.33 millones de toneladas ingresadas en 2021.
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