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» Comercio y Justicia
Fecha: 11/02/2025 11:47
Por Luis Carranza Torres* y Carlos Krauth**, exclusivo para Comercio y Justicia Estuvimos el pasado viernes 7 de febrero en el juramento de las nuevas autoridades de la Justicia de Córdoba ocurrido en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio de Tribunales. Jéssica Valentini asumió como vocal del Tribunal Superior de Justicia; Pablo Bustos Fierro, como defensor General junto a sus adjuntos; y Alejandro Pérez Moreno, como fiscal Adjunto. El acto empezó con cierta demora respecto del horario establecido en la invitación, el comentario más extendido fue sobre el calor que se hizo sentir, aun con las amplias dimensiones del recinto. En paralelo, por fuera del edificio de Tribunales I, de modo bullicioso, pero enteramente pacífico, sobre la calzada norte de la calle caseros y a lo largo de unos cien metros, se desarrollaba una protesta por las falsas denuncias de género. Podían verse por delante de la multitud, una larga pancarta roja que expresaba: “Basta de falsas denuncias por violencia de género, solo por el dicho”. En otra blanca, colgada de los árboles del Paseo Sobremonte se podía leer: “Basta de condenar por el dicho” o atada a las luminarias de la esquina de Caseros y Arturo M. Bas: “La violencia no tiene género”. También se habían colgado otras sobre las vallas dispuestas por la policía en la vereda del palacio de justicia. Pese a su número, pocos medios se ocuparon de ella. ¿Falta de interés en visibilidad una situación creciente? Tal vez por eso en la canción “El diario no hablaba de ti” compuesta hace más de dos décadas, Joaquín Sabina escribió en su letra esos versos que dicen: “Hoy amor, igual que ayer, como siempre (…) El diario no hablaba de ti, ni de mí”. De nuestra parte, no le restamos importancia, atento tratarse de la última manifestación emergente entre nosotros de un fenómeno que va en aumento a nivel nacional: el reclamo por todos los daños que ocasionan a nivel familiar y personal las falsas denuncias en el rubro. El pasado año comentamos en esta columna el movimiento legislativo que tuvo en el Congreso Nacional el tema, anteriormente tabú y hasta prohibido de considerar para muchos. El 20 de noviembre en el Salón Azul, el principal del Senado, se llevó a cabo una “Jornada contra las falsas denuncias”, que guardó relación con el proyecto de ley presentado para agravar las penas en caso que la falsa imputación se registrase en el marco de una causa por delitos de violencia de género, abuso o acoso sexual o violencia contra niños. Quizás el caso de la muerte del pequeño Lucio Dupuy, el niño asesinado por su madre y su pareja tras haber sido, con concurso judicial, apartado del padre con falsas denuncias de ese tipo sea el más emblemático, pero no el único. Nos quedamos con las palabras del periodista Guillermo Pardini, acusado en 2015 por su pareja de violencia de género y sobreseído en 2022, sobre una constante por demás preocupante en estos casos: que a los denunciados “nadie nos escuchó”. Así como que: “Las falsas denuncias matan familias, eliminan a la persona como ciudadano”. Tal como expresamos en la columna “Penalizar a las falsas denuncias de violencia de género” en este mismo medio, el pseudo axioma de “a la víctima se le cree siempre” ha conducido a casos judiciales inauditos en que cualquier probanza que se incorpore en el expediente contraria a los dichos de la denunciante, es sistemáticamente dejada de lado. Tampoco es menor que en tales procesos se suele filtrar información del expediente a la prensa, tanto para el descrédito de los acusados como el autobombo del pretendido “defensor” o “defensora” en contra los hipotéticos violentos. No pocas veces, la importancia o severidad que se da en cuestiones sin mayor fundamentación legal ni fáctico, pasan por una suerte de “campaña” de funcionario actuante en provecho propio. Otro de los ejemplos de esas falsas denuncias y escarnio mediático que se conoció sobre el fin del año pasado, fue el de Gonzalo Montiel, integrante de la selección argentina. Acusado de abuso sexual por una joven, luego de la instrucción de la causa fue el propio fiscal quien pidió su sobreseimiento que aceptó el juez ya que se comprobó que el abuso denunciado “no existió”. Las pericias realizadas durante la investigación dieron a favor del jugador. Luego de conocerse el sobreseimiento, el actual integrante del Sevilla señaló en un comunicado: “Hoy fui sobreseído de una acusación totalmente falsa. Usaron mi nombre para darle notoriedad y hacer pública una causa en la cual no tuve absolutamente nada que ver. Dañaron a mi familia y a mi mujer, quien, estando embarazada, tuvo que lidiar con esta mentira”. Y agregó, en lo que resulta también una constante en estos casos: “Además del daño personal y familiar, esas mentiras perjudicaron mi carrera, ya que tuve siempre propuestas de contratos en clubes, pero me pedían que primero estuviera sobreseído para contratarme”. Por eso, protestas como las ocurridas el pasado viernes, deben llamar a la reflexión: que se investigue siempre, que se resguarde a quien denuncie desde el primer momento, pero también, que se llegue de modo imparcial y conforme a las reglas del debido proceso a la verdad de las cosas. (*) Abogado. Doctor en Ciencias Jurídicas. (**) Abogado. Doctor en Derecho y Ciencias Sociales.
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